viernes, 5 de febrero de 2021

ANA MARÍA MATUTE, MIRANDA ES UN PEINE

I

Después de que regresó de hacer el posgrado de Pediatría en Uruguay, el doctor se instaló en Ocumare del Tuy con su esposa y sus tres hijos. Un pueblo de calor sofocante pero necesitado, como decía, de un médico que se ocupara de los niños 

El vínculo del doctor con el estado Miranda era de toda la vida, pues allí se estableció con su madre cuando era muy pequeño, en la capital. Y cuando su esposa se cansó del calor sofocante de Ocumare, le compró una casa en el frío pueblito de Los Teques. 

Así que ese amor y esa dedicación al pueblo mirandino fue creciendo y ya instalado su consultorio al lado de la casa, recibía pacientes de muchos otros pueblos del estado. 

En Miranda también consiguió el doctor su solaz, pues todos los fines de semana iban a Barlovento, como él lo llamaba. Se lanzaba al mar, nadaba, compraba lebranche y regresaba al frío de Los Teques. 

II

Cuando estudiaba bachillerato por alguna razón se celebró el nacimiento de Francisco de Miranda por todo lo alto. Por meses los alumnos de diferentes colegios y liceos practicamos una especie de desfile militar que estaba previsto pasaría por delante del pódium en donde estaría el presidente de la república y todos sus ministros. 

Incluso, nos entregaron botas militares e hicimos formación y todo. Lo cierto es que recorrimos marchando las principales avenidas de Los Teques. No crean que fue muy largo el recorrido, porque era y sigue siendo un pueblo pequeño. 

En ese momento no entendía la dimensión de Francisco de Miranda, pero ya que estoy en estas, debo confesar que siempre lo he preferido sobre la figura de Simón Bolívar. Y lo digo con conocimiento de causa porque pertenecí a eso que llamaban la Sociedad Bolivariana de mi colegio. Sí, siempre fui nerd. 

III 

Ya establecida suficientemente mi conexión con el estado Miranda, debo decir que presencié como periodista la creación de los municipios Baruta, Chacao y El Hatillo. El pionero fue Sucre, con sus extensas barriadas. 

He conocido a varios de los gobernadores mirandinos y he recorrido el estado por aire, por tierra y por mar. He llegado hasta las entrañas de Birongo y he presenciado el baile de los Diablos de Yare y la celebración de San Pedro en Guarenas. Mi hija nació en el municipio Chacao y ha patinado en la plaza de El Hatillo. 

El estado Miranda es diverso y así es su gente, como toda Venezuela. Pero ahora es un peine. Hace semanas se lanzó el rumor de que van a incluir al Distrito Capital los cuatro municipios mirandinos, y los políticos opositores se volvieron locos. Comenzaron con esta excusa una campaña cuyo punto culminante seguramente serán las “elecciones” regionales. Nos dirán una vez más que no podemos “perder los espacios”. 

Algunos ya están visitando pueblos y caseríos para alertar a la gente que lo que quieren es dividir el estado y dejarlo sin la mayor parte de los ingresos que generan estos municipios capitalinos. Además de que contados como parte de la capital, aportarían una inmensa cantidad de votos. Y no dejan de tener razón. 

Yo lo único que digo es que dejen de pisar ese peine. La prueba está en que ni siquiera el gobernador actual está de acuerdo con semejante desmembramiento, y es un líder rojito. No se pongan a comer cuentos con la excusa de que lo que quieren es un puestico de alcalde o de concejal. La oposición debería entender de una vez por todas que la culebra se mata por la cabeza, no desenterrando los huevitos que va dejando por todos los estados. 

Alguno me dirá que es muy temprano estar alertando esto, pero como comencé la semana pasada, insistiré en que la oposición debe dejar de desviarse del camino y última meta. Sacar a los rojitos, no recuperar parcelitas de poder, que si bien puede ser una vía para conseguirlo, es demasiado lenta y los venezolanos ya no aguantamos más. 

Ana María Matute
amatute@el-nacional.com
@anammatute
@ElNacionalWeb
Venezuela

No hay comentarios:

Publicar un comentario