I
Después
de que regresó de hacer el posgrado de Pediatría en Uruguay, el doctor se
instaló en Ocumare del Tuy con su esposa y sus tres hijos. Un pueblo de calor
sofocante pero necesitado, como decía, de un médico que se ocupara de los
niños
El
vínculo del doctor con el estado Miranda era de toda la vida, pues allí se
estableció con su madre cuando era muy pequeño, en la capital. Y cuando su
esposa se cansó del calor sofocante de Ocumare, le compró una casa en el frío
pueblito de Los Teques.
Así
que ese amor y esa dedicación al pueblo mirandino fue creciendo y ya instalado
su consultorio al lado de la casa, recibía pacientes de muchos otros pueblos
del estado.
En
Miranda también consiguió el doctor su solaz, pues todos los fines de semana
iban a Barlovento, como él lo llamaba. Se lanzaba al mar, nadaba, compraba
lebranche y regresaba al frío de Los Teques.
II
Cuando
estudiaba bachillerato por alguna razón se celebró el nacimiento de Francisco
de Miranda por todo lo alto. Por meses los alumnos de diferentes colegios y
liceos practicamos una especie de desfile militar que estaba previsto pasaría
por delante del pódium en donde estaría el presidente de la república y todos
sus ministros.
Incluso,
nos entregaron botas militares e hicimos formación y todo. Lo cierto es que
recorrimos marchando las principales avenidas de Los Teques. No crean que fue
muy largo el recorrido, porque era y sigue siendo un pueblo pequeño.
En ese
momento no entendía la dimensión de Francisco de Miranda, pero ya que estoy en
estas, debo confesar que siempre lo he preferido sobre la figura de Simón
Bolívar. Y lo digo con conocimiento de causa porque pertenecí a eso que
llamaban la Sociedad Bolivariana de mi colegio. Sí, siempre fui nerd.
III
Ya
establecida suficientemente mi conexión con el estado Miranda, debo decir que
presencié como periodista la creación de los municipios Baruta, Chacao y El
Hatillo. El pionero fue Sucre, con sus extensas barriadas.
He
conocido a varios de los gobernadores mirandinos y he recorrido el estado por
aire, por tierra y por mar. He llegado hasta las entrañas de Birongo y he
presenciado el baile de los Diablos de Yare y la celebración de San Pedro en
Guarenas. Mi hija nació en el municipio Chacao y ha patinado en la plaza de El
Hatillo.
El
estado Miranda es diverso y así es su gente, como toda Venezuela. Pero ahora es
un peine. Hace semanas se lanzó el rumor de que van a incluir al Distrito
Capital los cuatro municipios mirandinos, y los políticos opositores se
volvieron locos. Comenzaron con esta excusa una campaña cuyo punto culminante
seguramente serán las “elecciones” regionales. Nos dirán una vez más que no
podemos “perder los espacios”.
Algunos
ya están visitando pueblos y caseríos para alertar a la gente que lo que
quieren es dividir el estado y dejarlo sin la mayor parte de los ingresos que
generan estos municipios capitalinos. Además de que contados como parte de la
capital, aportarían una inmensa cantidad de votos. Y no dejan de tener razón.
Yo lo
único que digo es que dejen de pisar ese peine. La prueba está en que ni
siquiera el gobernador actual está de acuerdo con semejante desmembramiento, y
es un líder rojito. No se pongan a comer cuentos con la excusa de que lo que
quieren es un puestico de alcalde o de concejal. La oposición debería entender
de una vez por todas que la culebra se mata por la cabeza, no desenterrando los
huevitos que va dejando por todos los estados.
Alguno
me dirá que es muy temprano estar alertando esto, pero como comencé la semana
pasada, insistiré en que la oposición debe dejar de desviarse del camino y
última meta. Sacar a los rojitos, no recuperar parcelitas de poder, que si bien
puede ser una vía para conseguirlo, es demasiado lenta y los venezolanos ya no
aguantamos más.
amatute@el-nacional.com
@anammatute
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Venezuela
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