viernes, 5 de febrero de 2021

JOSÉ ÁNGEL BORREGO, EL PAÍS NECESITA LÍDERES

Verdad absoluta. En un conglomerado destacan personas con ideas para solucionar asuntos comunes. Cada individuo observa, escucha planteamientos, decide sobre su ejecutoria y una vez visto el resultado, positivo claro, ofrece un voto de confianza, mudo o expresivo al embrión de líder que se estimula para nuevas acometidas. Se va forjando el adalid que alguna vez tendrá respuestas para grandes problemas; primero del municipio, luego del estado y al final del país. Un proceso que pocas veces elude el tinglado y permite que la gente juzgue por currículos más que por caras bonitas. Eso acontece en todo el globo y antes ocurrió en Venezuela. 

Ahora, como decíamos ayer, no hay líderes. Tan solo Nicolás Maduro y pecaríamos de mezquinos desconociendo su liderazgo intramuros. El hombre, percibido de reducido kilataje más por propios que por adversos, se irguió a ojos vista, aun entre tanta dificultad; y antes que languidecer se ha robustecido, no por dotes exultantes, sino por competidores inexistentes o pigmeos. Y no solo en la oposición. Tal vez esta asimetría sea mayor dentro del oficialismo, porque lo que no logró Chávez (un solo partido de gobierno) lo ha gestado Maduro quedando apenas un PCV debilitado y en UCI. 

Pese al amalgamiento a la brava, en ese coto rojo no destaca un solo dirigente con característica de líder porque cuando Maduro percibe “algo extraño” guillotina cuellos. Los más recientes degollados fueron El Aissami y Diosdado en ese mismo orden. Jura un colega palaciego que silenciar a El Aissami fue sugerencia de Diosdado. 

En la oposición qué te cuento..! Aquél aciago 5 de enero del 2016 cuando Ramos Allup ofreció la cabeza de Maduro selló su tumba. Luego Borges, cual Esaú bíblico, aceptó gustoso departir ententes opíparas con Jorge Rodríguez en Dominicana y Barbados negociando lentejas que no eran suyas. Todo, sépase, planificado desde Miraflores por consultores de Maduro. 

Lo anterior en lo político, pero tampoco existen líderes empresariales, ni sindicales, ni gremiales, ni estudiantiles, ni sociales ni de ningún sector respetable. Escapa lo episcopal aunque ahora prudente y poco urticarioso. Mientras tanto, Maduro se refocila. 

Llegamos hoy con apenas vestigios de aquella Venezuela de liderazgo descollante “auto-suicidado” por minusvalías e inhibiciones propias. Pero un país necesita líderes y es oportuno el momento para que se postule gente idónea. No necesariamente aspirantes presidenciales. Requerimos emprendedores con ideas interesantes; gerentes que revivan a PDVSA, influencers que descolapsen el marasmo empresarial, profesionales que encumbren luchas productivas, muchachos que vibren con la universidad. Hacen mucha falta. 

José Angel Borrego 
periodistaborrego@gmail.com 
@periodistaborr1 
Venezuela

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