Son 29
años transcurridos desde aquel 4 de
febrero de 1992, Chávez y su gente se alzaron contra la Constitución para
derrocar al gobierno democrático e incluso dirigieron sus armas sobre la
Casona, en La Carlota. Y allí salió una primera dama con cojones democráticos...
Un magnicidio frustrado con más de 300 muertos entre civiles y militares. Esa
historia, la hemos echado varias veces, en esta, casi treintena de años. Lo que
si observo, es que los alzados mejoran cada año su forma de ver el
acontecimiento. Ya se parece a la gesta de la batalla de Carabobo. Ustedes
saben, que el vencedor cuenta la cosa; la escribe, la canta, la deforma y hasta
los cobardes que se mearon los pantalones en esos actos, terminan como héroes y
haciendo cosas increíbles que jamás hicieron. No me extrañaría, que un alzado
terminaría contando una historia donde él solito hubiera cambiado los
resultados, por un pelito más de heroísmo rojo. Al que le pique, que se rasque.
II
¿Qué
pasó con la revolución? Eso será analizado en el término de la distancia, pero
no precisamente por sus aduladores. No tendría valor alguno. Han pasado 22 años
continuos sentados en Miraflores, o en algún bunker, escondidos, por temor a un atentado descubierto por la
inteligencia cubana. Pero, han estado con el poder en la mano. Han perdido
apoyo popular, han tenido resistencia a su manía de querer meternos a juro,
cucharadas de comunismo mal estudiado.
Han sido corroídos por una gigantesca corrupción. Y quizás, una de las
cosas más grave, han destruido la
industria petrolera, que de ser una de las cinco empresas más importantes, en
su rublo; la han puesto a nivel de indigencia. Y con ella, a todo un país. Han
fracasado. Y siguen con el poder, gracias a una oposición desarticulada,
errática. Pero, su tiempo, ya pasó.
Perdieron
la oportunidad de lograr importantes avances, con la bonanza petrolera. Solo
financiaron los viajes de Chávez por el mundo, en su frenética creencia que
llevaba la espada de Bolívar por el mundo y persiguiendo afanosamente, un
puesto como líder mundial y propiciador de revoluciones, en el tercer mundo.
¿De qué pueden vanagloriarse? ¿Cuáles han sido sus logros? Ellos tienen la
palabra. Hay que preguntarle a la rata peluda de Rafael Ramírez, un choro
inteligente; tipos como Herman El
Troudy, otro ladrón de siete suelas, que robó en las narices de Chávez con su
cara de pendejo, bien administrada; y a todos esos babosos que han estado y
siguen en Miraflores con sus cuentas repletas de dólares. Hoy, pienso que
Chávez murió, hizo lo que le dio la gana. Y dejó a su familia millonaria, en un
país destrozado, aniquilado, paupérrimo.
III
Se
mantienen en el poder con 4 millones de votos, que asistieron a soportar su
Asamblea y ante una ausente oposición, que cantaba con pajaritos preñados, con
pajaritos en el aire, revoloteando alegremente. Sin embargo, mantener la AN con
249 diputados falsos, que no deberían estar allí y con un pueblo que no
respalda esa Asamblea realmente, es un asunto que tiene sus consecuencias. No
reflejan la realidad. En la calle, todo hiede a desgaste. ¿Quién quiere
revolución? Ustedes saben, que la juventud ha cruzado fronteras; que la gente
no está comiendo bien aquí. No digo, que come perra-harina, porque ese alimento
es muy caro. Pero si digo que no come las proteínas necesarias. Entonces, el
nivel de vida de los venezolanos está por debajo al de aquel venezolano de
1989, 1992, 1998. Cuando consiguieron los elementos, que soportaron su
alzamiento. Es decir, estamos peor, en revolución.
Cualquiera
podría imaginarse fácilmente, un gobierno que quiere mantenerse 500 años-como
dicen-, pero secándose, envejeciendo con su caparazón y haciéndose añicos con
el transcurrir del tiempo. Eso es la revolución. Un triste espectáculo, digno
de ser retratado por Steven Spilberg, para que haga una película de cómo se cae
una revolución sola.
Los
revolucionarios, están pegando gritos en la AN, en cualquier parte, pero su
fracaso se lee claramente en el mal estado de los servicios; en la ausencia de
empleos dignos, en empresas famélicas como perro moribundo, en un estado
general de deterioro, que parece un cáncer demoledor. Hoy me atrevo a decir,
que la revolución se tiró tres pedos, falta que expire. Los gritos de Maduro en
Miraflores, frente a una cámara de TV., no despiertan a la gente del 23 de
Enero; no van a parar su caída inexorable, y tampoco podrán justificar su
incapacidad en el bloqueo, por siempre. No.
-¿Qué
opinas de la revolución ,poeta?-me pregunta un vecino en la esquina de
Guanábano, mientras me tomo un cafecito-. Le miro a los ojos y le digo como le
respondería un militar en desgracia: ¡Es una mierda!
luisalfredorapozo@gmail.com
@luisrapozo
Venezuela
No hay comentarios:
Publicar un comentario