2.- Varios asuntos deben ser tenidos como telón
de fondo de esta situación: el primero, consiste en advertir que los que siguen
son sobrevivientes de varios tsunamis que no tienen garantías de cesar y que
han dependido de las necesidades, posiciones y fortalezas relativas del
régimen; desde aquellos días del sobrado Chávez, parado en la plaza Bolívar de
Caracas chillando: “¡exprópiese!”, hasta los tiempos del más menguado Maduro
que admite que el sol salga por el este; es decir, que admite la dolarización
salvaje porque no puede impedirla. En ese marco se ha dado la sobrevivencia de
algunos después de una intensa y sostenida mortalidad empresarial.
3.- El segundo aspecto que debe ser tenido en
cuenta es que el fundamento de la actividad empresarial es, aunque algunos
empresarios no lo crean, la libertad. Es mucho más que hacer plata y es una
actividad de creación humana que reporta beneficios públicos y privados, que
significa contribuir a la creación y al desarrollo de la polis, que usa la
libertad desde una perspectiva ética, que procura nuevos productos y servicios
en el marco de la ley y que gana decoro, aprecio colectivo, al crear empleo y
respetar a sus trabajadores. En Venezuela, para ganar plata y nada más hay que
estar conectado a la tubería de los recursos públicos; para hacer empresa hay
que estar conectado a ideas, proyectos, esfuerzos privados y voluntad de
riesgo. Todo esto último requiere libertad.
4.- Finalmente, hay que entender que el régimen
de Maduro hace estas aproximaciones con el empresariado no por necesidades
económicas y financieras, que las tiene, sino por necesidades políticas. Los
próceres rojos están en plan de ganar tiempo, por esta razón han impulsado una
nueva ofensiva de diálogo con sus aliados nacionales e internacionales,
destinados a neutralizar enemigos y ganar adeptos. No hay algo que siquiera
pueda ser pensado como recuperación, reconstrucción, reestructuración, sino que
el intento es fortificar la ciudadela que se controla. Ante la asfixia
progresiva buscan oxígeno; pero para ellos, no para la sociedad. Y esta es una
diferencia esencial.
5.- La cuestión central de una tiranía no es
que no se haga plata. En todas se hace; aún en las más ruinosas socialistas.
Ocurre de este modo porque no solo la Nomenclatura tiene su burbuja de
bienestar, sino porque para tenerla debe crear correajes nacionales e
internacionales que garanticen un mínimo funcionamiento de la economía para que
esa burbuja pueda existir; en ese proceso se crean otras burbujas de bienestar
que permean hacia amigos, socios y también a empresas que aunque no formen
parte del tinglado tiránico son básicas para producir bienes que no se pueden
importar (por su naturaleza o por la carencia de divisas), para sostener las
cadenas de distribución y algún nivel de empleo. Una economía contraída es
suficiente para mantener el régimen siempre que tenga un mínimo de capacidad de
funcionamiento: algo de gasolina, algo de divisas, algo de producción, y plata
en circulación.
6.- Por cierto, hay quienes piensan que la
ruina petrolera acabó con la Venezuela rentista y consagran responsos y
epitafios a su centenaria y extinta vida. Huele que estos son los deseos que no
empreñan. La pregunta que conviene hacerse es si la exigua producción petrolera
actual –alrededor de 15% de lo que fue alguna vez– no es suficiente para que la
mafia gobernante y sus asociados más cercanos sigan con la fiesta del rentismo.
Cuando se habla de la muerte del rentismo hoy, en realidad se habla de la
muerte del país; no de la sustitución de un modelo de producción por otro sino
la progresiva decadencia del existente, cada vez más concentrado en sus
beneficios en los grupos de poder, dada la contracción de la torta del reparto.
7.- El plan económico del régimen es un plan
político para ambientar el diálogo hacia las elecciones de gobernadores. Se
trata de la microgerencia de la actividad económica y financiera: aflojar aquí,
apretar allá, permitir esto, relajar aquello, con la idea de un imposible
modelo chino para lo cual no habrá inversiones importantes, salvo aquellas
respaldadas por gobiernos con los cuales el régimen quiera mantener amistad o
quiera lograr su condescendencia; en este aspecto no faltarán los gestos
esperanzados –tal vez inútiles– al gobierno de Biden.
8.- Un factor de la cada vez más alborotada
economía salvaje, con su dolarización salvaje, será la privatización salvaje
que emergerá –de avanzar en esta línea– con la tiránica Ley Antibloqueo que
hace del secreto una norma, para reflotar y no para sustituir el naufragio
rentista. En este ambiente, acordarse con el régimen será entregarle todavía
más la gerencia de las empresas y los dueños serán cada vez más administradores
delegados.
9.- No hay nada de lo dicho que los empresarios
no sepan: unos lo padecen y otros lo disfrutan. La cuestión está en decidir
hasta dónde están dispuestos a llegar. No están obligados a asumir el papel de
los políticos; pero lo que jamás podrán eludir es el requerimiento ético del
empresariado responsable cuyo fundamento es la libertad.
10.- La pregunta siempre, al comienzo o al
final, será, ¿qué haces por la libertad de tu país?
carlos.blanco@comcast.net
@carlosblancog
Venezuela
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