Además
del desgaste propio de la polarización, al interior de cada polo se están
produciendo conflictos y contradicciones; están ocurriendo fisuras, fracturas,
disputas, tanto por causas internas como
por factores externos. Desde esas
grietas surgen voces que, más allá de mezquinos intereses político-partidistas,
comienzan a reconocer al “otro” y enfatizan en la imperante necesidad de
dialogar y negociar, como única salida para el país.
Desde
las entrañas de la sociedad emerge y se fortalece una tendencia hacia un
proceso de despolarización y de
reencuentro en un espacio democrático de reconstrucción de la convivencia y del
país. La reconciliación y la paz irrumpen como necesidades
fundamentales. Lentamente están
siendo derrotados las y los “odiadores de oficio”, promotores del conflicto y
de la destrucción del otro, en tanto enemigo a desaparecer. Una suerte de
renacionalización de nuestros problemas nos une en la condena al juego
geopolítico que nos empuja a renunciar al bien más preciado, nuestra independencia. La condena al juego
geopolítico nos empuja a defender el bien más preciado, nuestra independencia. Espontánea, lentamente
y con autonomía política, se impone un alto al fuego y la suspensión de
hostilidades. No se trata de vencer o claudicar, se trata de negociar en
calidad de iguales, respetando el legítimo derecho de existir y coexistir. En ese sentido, celebramos el encuentro
abierto de Fedecámaras con la Comisión de Diálogo encabezada por Jorge
Rodríguez.
Para
cerrar, citaremos un fragmento del poema
de Octavio Paz titulado “Piedra de Sol”, que alude a la
imperante necesidad del “siempre somos nosotros”.
Soy otro cuando soy, los actos míos,
no soy, no hay yo, siempre somos nosotros…”
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Venezuela
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