domingo, 21 de marzo de 2021

LUIS FUENMAYOR TORO, EL ACUERDO MADURO-GUAIDÓ

Varias conclusiones se pueden extraer del acuerdo logrado recientemente entre el gobierno de Maduro y el “gobierno” de Guaidó. Y utilizo el término gobierno para definir a quienes mantienen el control de una parte de las decisiones de poder que corresponden al Estado venezolano. No estoy hablando de legalidad, ni de constitucionalidad, ni de legitimidad. Estoy refiriéndome a un hecho objetivo, que sólo pueden negar los fanáticos empeñados en que sus deseos, afectos y desafectos, son los que determinan la realidad y no al contrario, como realmente ocurre.
 
Maduro controla el territorio venezolano o por lo menos formalmente lo hace. En forma similar, controla las decisiones económicas, judiciales, legales, sociales y políticas al interior del país. Tiene por lo tanto una parte del “poder” que corresponde al Estado. Guaidó, por su parte, controla, o por lo menos formalmente lo hace, las relaciones internacionales con los países más importantes y numerosos del mundo occidental y los recursos financieros venezolanos represados en el exterior. Tiene, sin lugar a dudas, parte del “poder” que corresponde al Estado.
 
Quienes luego de largas conversaciones y discusiones llegaron al acuerdo, para usar una parte ínfima del dinero venezolano represado en la banca internacional en el pago de las vacunas del sistema “COVAX” de la OMS, se reconocieron como adversarios con poder. Ambos querían que se utilizaran las vacunas del sistema antes mencionado, pero Maduro no podía disponer de esos recursos, pues no es reconocido por quienes manejan a su antojo las finanzas mundiales. Guaidó no podía instrumentar el proceso de vacunación, pues carece totalmente de control al respecto. Negociaron, ambos ganaron y ganó el pueblo.
 
Puede no gustarles a muchos esta conclusión, pero es evidente que así fue. Ningún gobierno, el de Maduro menos, conversa y llega a acuerdos con quien no tiene nada que darle. Y Guaidó tenía la posibilidad de darlo. Ninguna oposición negocia con un gobierno que no está dispuesto a otorgar algo a cambio y Maduro estuvo dispuesto a dar su autorización, lo cual de hecho significó un punto a favor de Guaidó, al poder presentar a los venezolanos su primer logro luego de más de dos años de actuaciones erráticas.
 
Una segunda gran conclusión que se extrae de lo ocurrido es que las negociaciones y los acuerdos entre adversarios extremos son perfectamente posibles y necesarias. Se acabó, por una parte, ese cuento de que con dictadura no se negocia, que negociar es venderse y traicionar, que quienes negocian son unos alacranes, que se le está dando oxígeno a la tiranía asesina y estupideces por el estilo. Se acabó también el cuento contrario, que sólo exige prisión para los traidores a la patria, que habla de socialismo o muerte, más de muerte quizás; que califica de fascista a todos los que se le oponen e imbecilidades propias de fanáticos. El diálogo y la negociación son entonces perfectamente posibles.
 
No me voy a sumar al coro alborozado que felicita a los protagonistas de la tragedia que vive Venezuela, pues ésta continúa. Simplemente manifestaré mi acuerdo con lo actuado, pues ha triunfado por primera vez en mucho tiempo la sensatez y de la misma se beneficiarán, por lo menos eso espero, quienes viven en Venezuela en condiciones de pobreza, incertidumbre, desesperanza y tristeza, que nunca imaginé podríamos vivir. Se prendió un fósforo en la obscuridad del túnel.

Luis Fuenmayor Toro
lft3003@gmail.com
@LFuenmayorToro
Venezuela

1 comentario: