Los expertos describen al zorro como la bestia más
embustera y astuta que existe, por lo que se le asocia con la maldad. Otros
dicen que el raposo y muchos políticos se dan la mano y caminan juntos. Sin
duda, la alimaña ha llenado la prensa en el mundo entero y el hombre sigue
decepcionado por sus mentiras. En un tono más cómico, la imagen del animalito
serviría también para parodiar a los lobos, alacranes, perros y todo aquel que
actúe en contra de las leyes. En definitiva, la imagen del zorro se reutiliza
en numerosas ocasiones a lo largo de los siglos en cuentos o fábulas. Incluso
en la actualidad se siguen sufriendo las fechorías de este astuto animal en el
campo, en la ciudad y más específicamente en los centros de poder.
El filósofo Isaiah Berlin, conocido fundamentalmente a
raíz de su distinción entre la libertad positiva y la negativa, en su ensayo,
El erizo y el zorro, dividió el mundo en dos grupos, basándose en un proverbio
griego antiguo, que enfrentaba a estos dos grandes, enemigos cara a cara. La
fábula cuenta que los zorros siguen muchos objetivos al mismo tiempo, ven el
mundo en toda su complejidad, están siempre difusos, moviéndose en diferentes
planos, y sin integrar sus ideas en una visión unificada. Los erizos, por el
contrario, simplifican la complejidad del mundo en una sola idea que unifica y
guía todo lo demás. Reducen los retos y los dilemas en ideas simples, y
desechan todo aquello que no tiene que ver con estas ideas.
En la fábula se aprecia que, cuando el zorro intenta
hincarle el diente al erizo, este se enrolla en una espiral de espinas
puntiagudas que apuntan en todas direcciones. El zorro, que se pincha la
primera vez intentando morder al erizo, se repliega al bosque humillado. Pero
como se cree muy listo, planea otro ataque contra su enemigo. No se da cuenta
que siempre tendrá la batalla perdida. Día tras día se repite esta batalla, y
aunque pueda parecer que el zorro es muy superior, el erizo siempre gana porque
tiene claro lo que es, cuál es su punto fuerte, y que es lo que sabe hacer
bien. Creo que la oposición venezolana tiene mucho que aprender del erizo.
Según Isaiah Berlin, su teoría puede servir para
diferenciar a dos clases de pensadores, de artistas, de seres humanos en
general: los erizos serían aquellos que poseen una visión central,
sistematizada, de la vida, un principio ordenador en
función del cual tienen sentido y se ensamblan los
acontecimientos históricos y los menudos sucesos individuales, la persona y la
sociedad; los zorros podrían ser los que tienen una visión dispersa y múltiple
de la realidad y de los hombres, que no integran lo que existe en una
explicación y orden coherente, pues perciben el mundo como una compleja
diversidad. Parece que, ni unos ni otros, existen en estado puro, y todos
tenemos nuestra parte de zorro y otra de erizo, entonces, se trata de sacarle
mejor partido a cada una de ellas.
La superioridad del erizo frente al zorro, que ya
estaba en la fábula de Esopo, se ha mantenido vigente hasta la actualidad,
especialmente en la cultura estadounidense, donde el zorro tiende a verse como
una personalidad dispersa y caótica. El gurú de los negocios James C. Collins,
en su libro Good to Great, dice que para triunfar hay que tener mentalidad de
erizo, teniendo como único objetivo el éxito. Hoy se sostiene que existen
erizos brillantes y zorros que también lo son.
Por su elemento dispersivo, yo me veo reflejado más en
el grupo de los zorros ¿En cuál de los dos bandos se ubicaría usted?
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