Europa era un reducto de miseria, chozas, suciedad,
hacinamiento y piojos, tejidos toscos para vestir, alimentos rústicos y
desabridos, nobles en castillos malolientes. ¿Por qué allí y no en otra parte
nació esa planta terca y raquítica de la libertad? Para el economicismo, es
producto del mercado entre Italia y Asia a partir del siglo XIII y Marco Polo.
La ruta de la seda deslumbró a los europeos con un mundo de refinamientos,
telas exquisitas, joyas, teñidos de colores vibrantes, perfumes, bebidas, lujos
inimaginables y especias mágicas. Y la riqueza de esa primera etapa del
“capitalismo” financió los pensadores y las maravillosas creaciones artísticas
de los renacimientos.
Pero como contrasta Alfred Weber, pese a la
magnificencia, en ningún imperio, lengua, o cultura asiáticos existe sombra de
libertad y sus regímenes semejan al de Chi Chi Wang quien aterrorizaba sus
opositores, los “reinos combatientes”, enterrando vivos masas de niños. Talaba,
incendiaba y pintaba de premonitorio rojo montañas que “no dejaban pasar” a sus
huestes. Así aplastó pueblo por pueblo y creó el imperio chino. Una posterior
emperatriz, imponía cunnillingus para acreditar a los diplomáticos. Por el
contrario, en occidente las semillas de la libertad y la democracia estaban
plantadas en la cultura cristiana porque “bienaventurados los que tienen hambre
y sed… porque ellos serán saciados”.
En oriente solo hubo atroces despotismos y religiones
intimistas que huían a los abismos del yo porque el mundo real era
insoportable. En Europa nace un cisma histórico por el poder político entre la
Iglesia y los monarcas, que a su vez peleaban entre sí. Esta perrera vertical y
horizontal del poder, impidió teocracias totalitarias estilo asiático. La
Iglesia estuvo siempre asediada por herejía y debates teológicos que remata
Lutero en el siglo XVI al reclamar libertad de conciencia y secularización del
poder. Tres siglos antes, en Florencia 1265 había nacido Dante Alighieri, de
los hombres decisivos de todas las épocas. Il popolo hablaba en unos quince
dialectos y los poderosos en latín.
Dante decidió escribir la Comedia en uno de aquellos
“para que lo pudieran leer las putxs” y la magnitud de la obra hizo del toscano
la lengua italiana. Su impacto en la cultura es tal que la imagen del infierno
en la cultura es la que él describe. En mayo se conmemoraron 700 años de su
muerte exilado, pobre y solitario en Ravena. Su vida y su muerte están marcadas
por un amor imposible y de extraña persistencia, Beatrice Portinari, de la que
se prenda cuando ambos tenían 9 años, en 1274 (ella murió a los 22 en 1287). No
parece “patriarcalismo” que mil años después de la caída de Roma, el ser humano
renace con un libro consagrado a una mujer. Sus últimos pensamientos se los
dedicó porque en la tercera parte de la Comedia, “El Paraíso”, concluida en
1321, año también de la muerte del poeta, es ella quien lo conduce por el Reino
de Dios.
Poeta, novelista, ensayista y perseguido político,
durante su vida. Italia no pudo ser una nación sino un pandemonium de
ciudades-estado en guerra. Florencia, estaba sacudida por el conflicto entre
los dos grandes poderes geopolíticos, el Papado contra el Sacro Imperio Romano
Germánico. El partido güelfo aspiraba asociar la ciudad al Papa y los Estados
pontificios, y los gibelinos simpatizaban con el Emperador. Dante era güelfo,
pero quería mantener Florencia independiente de los grandes poderes
geopolíticos, federar las ciudades toscanas, luego las italianas y separar la
iglesia del Estado. El plan le adelanta 200 años a su paisano Maquiavelo y 500
al Risorgimento, la unidad italiana.
Con otros moderados creó la fracción de los güelfos
blancos para tejer negociaciones y consenso, soluciones políticas a la
violencia, contra los negros y la injerencia extranjera, pues temían la caída
de la república, como ocurrió. Prior (alcalde) de la ciudad, contra la
inestabilidad tuvo que sancionar a algunos blancos y negros. Varios papas
fueron sus enemigos por su crítica a la injerencia en la ciudad. El Consejo
luego controlado por los gibelinos, exilió a Dante por corrupción, pedofilia
(una malvada lectura de La vita nuova basada en Beatrice), colaboracionista, y
lo condenó a la hoguera si regresaba. La Comedia, luego llamada por Petrarca
“Divina”, es uno de los más grandes libros existentes y también análisis y
balance de los errores de los políticos, a los que destina los nueve círculos
del infierno.
Tiene el coraje de reivindicar a Paolo y Franchesca,
dos jóvenes amantes sorprendidos en medio de la pasión y asesinados por el
marido, mientras coloca a varios Papas en el infierno Y estigmatiza a los que
perdieron la república, por sucumbir al odio, la miopía y la incapacidad para
pensar en el futuro. Dice Dante que en el séptimo círculo: “Vi llegar personas
que lloraban en silencio y caminaban… con paso lento… cada uno de ellos
retorcido desde la barbilla, con el rostro… hacia atrás, por haber perdido la
capacidad de ver hacia adelante… tan torcidos… que las lágrimas les corrían
entre las nalgas”.
Carlos Raul Hernández
carlosraulhernandez@gmail.com
@ElUniversal
Venezuela
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