Es evidente que en Venezuela existen dos extremos que con sus conductas han generado contradicciones nada edificantes y poco productivas.
En un extremo está el madurismo como expresión de una oligarquía depredadora eficiente para el enriquecimiento de sus integrantes y absolutamente ineficiente para la resolución de los problemas que aquejan a sus connacionales. Su finalidad fundamental es mantenerse en poder a costa de los que sea y para ello desarrollan todo tipo de tácticas apoyadas internacionalmente por quienes comparten las mismas finalidades. Se hacen llamar socialistas. Cuantitativamente son acompañados por poquísimos ciudadanos que los identifican como una comparsa de la cual se pueden recoger migajas.
En el otro extremo se agrupa una mal llamada “oposición” variopinta, afiliada a la denominada Internacional Socialista, que muchas veces le hace el juego a la menciona oligarquía madurista y que pretende, sin conseguirlo, representar a la maltratada sociedad venezolana que sufre de todos los males habidos y por haber cuya máxima expresión está en una inmensa diáspora que alcanza a los seis millones de venezolanos regados por el mundo la mayoría de ellos sufriendo de una xenofobia por desplazar de los espacios a los ciudadanos nacionales de los países destino. Esta oposición en su lucha de quítate tu para ponerme yo, ha fracasado en todos los intentos de desplazar al madurismo a pesar de tener un inmenso apoyo internacional.
Dadas ambas realidades, absolutamente inocultables, se hace necesario la búsqueda de una opción que se diferencia de las mencionadas a los fines de procurar un mejor destino para la ciudadanía que busca estadios de bienestar en libertad.
Ya los griegos, padres de nuestra cultura, hablaban de la Aurea mediocritas, del dorado término medio, defendido en un principio por los pitagóricos y luego desarrollado por casi todas las subsiguientes escuelas filosóficas, como un elemento alejado de los extremos tal como el mito de Icaro al cual se le exigió no volar tan alto cerca del sol ni tan bajo cerca del mar para lograr el éxito de volar. Platón y Aristóteles en la ponderación del Término Medio. Aparece también cuando el poeta Horacio le da entidad literaria. Confucio en su doctrina de la medianía lo afirma, Buda nos habla del camino medio y el judío Maimónides también. Es decir que el camino por la calle del medio está justificado doctrinariamente.
En la contemporaneidad política venezolana solo nos salvara lograr ese término medio alejándonos, tanto como podamos, de las practicas de un gobierno ineficiente y de una “oposición” fracasada
Carlos Padilla
carpa1301@gmail.com
@carpa1301
Venezuela
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