I
Ese
segundo día de sesiones, los nuevos diputados se estrenaban, allí estaban
algunos diputados que venían de la constituyente y que no tenían experiencia oratoria, ya que nunca habían tomado la
palabra para decir algo; nunca habían hilado un pensamiento y expresarlo en una
Constituyente que solo hablaban de cuatro a cinco diputados. Era como para
mandarlos a las escuelita de formación de diputados. También estaban los
diputados nuevos de la oposición, que parecían potros antes del rodeo; antes de
saltar a la cancha, a lucirse con su bravura. Allí estaban también, un grupo de diputados bravucones, mal formados
civilmente y que son blancos útiles para armar cayapas, ser galería de los que
quieren implantar un interés, son focas de circo que nunca faltan en cualquier
jolgorio. ¿Cómo puede haber dialogo, en un encuentro tan complicado de
entusiasmos y controlados no por la libertad de pensar, sino “por lo que yo
quiero que se decida”?
Definitivamente,
en la nueva Asamblea Nacional, hay poquísimos diputados con calidad oratoria,
que sepan exponer un tema; una denuncia con brillante manejo de la palabra y
por el contrario, sobran diputados de rabal, que fácilmente pueden llegar a
mentarle la madre a cualquiera, enseñarle el dedo medio de la mano como lo ha
hecho la primera vicepresidenta en ese escenario, en otras oportunidades, que
llaman “La fosforito”. Darle la oportunidad a la fosforito a que dirija una plenaria, es
apostar a que imponga su ley de odio y eche al suelo, cualquier logro de
dialogo posible.
II
En
ese escenario tan lindo, se encuentran los 20 diputados de oposición, que han
recibido la palabra de Jorge Rodríguez, de conducir el dialogo, el respeto, la
participación inteligente para buscarle soluciones a los distintos problemas
que tiene el país como ante un barco que se hunde.
Entrar
al hemiciclo con esa jauría de rojos, es una cosa desagradable. Nada más ese inicio, requiere de una fortaleza
enorme para encontrarse con una mayoría aplastante de diputados con mal
aspecto, trato y comunicación. Recuerdo claramente la asamblea pasada del año
2005. La cosa era similar. Teníamos una representación baja de diputados:
varios rostros de oposición vienen a mi mente como la diputada Medina del
movimiento ecológico, a diputados de Carabobo, y otros que tuvieron cinco años
de censura, maltrato, acoso, hostigamiento, burlas permanentes, etc. Al frente
estaba la singular Cilia Flores con su actitud déspota de cortarle el micrófono
a un diputado y gritarle que se callara. Una cosa vergonzosa, que no se desea
en ningún parlamento del mundo.
III
El
primer día de instalación del parlamento, los diputados andaban como en
graduación de la escuela primaria. Auto-fotos para todos lados, que recogían el
momento histórico, con diputados enfluxados y zapatos nuevos; Con diputadas
recién salidas de peluquería, con sus tintes renovados, que resaltaban sus
vestimentas coloridas como en una fiesta de quince años en El Yagual.
IV
No
pasó mucho tiempo. En el segundo encuentro del parlamento, el diputado Luis
Romero de Avanzada Progresista, pidió la palabra para abogar por los presos
políticos. Como si fuera un sapo de charco, el Presidente de la Asamblea le
bloqueó el camino y le pidió suspender su intervención, aduciendo que estaba en
fuera de orden. Nos hizo recordar los mejores tiempos de la presidencia de
Cilia Flores, que vulgarmente, mandaba a callar a los diputados y hasta le
apagaba los micrófonos. Fue inevitable caer en un negativismo anunciado. Por
una simple exposición callaron al diputado. Cuando vengan las discusiones de
asuntos más coyunturales, no dudo que veremos aplastamientos inmisericordes y
evidentemente, harán valer su superioridad numérica, que no se merecen y que no
representan la realidad del país.
Luis Alfredo Rapozo
luisalfredorapozo@gmail.com
@luisrapozo
Venezuela
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