domingo, 23 de enero de 2022

ROMÁN IBARRA: TROPEZAR DE NUEVO

Los errores cometidos deberían enseñarnos a no repetirlos, especialmente si tenemos alternativas más expeditas para salir del hoyo en el que hemos caído por voluntad propia, o por ignorancia.

Chávez y sus acólitos no surgieron de la nada; son expresión de una sociedad en la que se cometieron muchos errores por prepotencia; desdén; olvido; incumplimiento, y corrupción de buena parte de su dirigencia. Tampoco quiere decir que el método con el cual accedieron a la política, haya sido el mejor.

No, el golpe del 4F fue un acto bárbaro, y criminal. Utilizar las armas que la República les confió, es un acto de traición a la patria, que ha debido ser detectado previamente por la inteligencia militar, y política, y si no, luego de acontecido, castigado ejemplarmente por las instituciones del estado de derecho.

Pero no, el crimen fue aceptado, y justificado por factores de peso social, y político, que dieron al traste con la democracia civil que mucho costó construir. Caldera; los Notables; medios de comunicación; algunos dirigentes de los principales partidos prestados a la traición; sectores de las FFAA; la ultraizquierda, entre otros, hicieron que se les recibiera como héroes.

Apenas dos años de cárcel cinco estrellas, más la traición del sobreseimiento sirvieron para encumbrar en la jefatura del Estado a un gobierno autoritario con intenciones de perpetuidad.

Una vez en el poder, Chávez el ¨redentor de los pobres¨ procedió a acabar con todo y hacerse un traje a la medida con nueva Constitución; engañosa para los intereses de la mayoría, pero muy buena para el ejercicio de un poder sin contrapesos, gracias a un sector de la oposición, que ha preferido llamar a la abstención de manera sistemática, perpetuando en el poder a los destructores del país.

En su Constitución, Chávez introdujo el Referéndum Revocatorio como un caramelo (de cianuro), para que no hubiera oposición a la extensión del período presidencial de 5, a 6 años, y la reelección presidencial inmediata, que luego fraudulentamente, se convirtió en eterna. Sin embargo, en más de 20 años ese mecanismo supuestamente democrático, no tiene una ley especial.

La astucia de Chávez lo aceptó para maniatarlo en 2004, y nos derrotó. Luego en 2016, utilizando jueces incompetentes, impidieron su convocatoria, y ahora en 2022 el CNE lo acepta rápidamente, pero dispara certero al corazón otorgando un solo día para la recolección del 20% de las firmas, agarrando desprevenidos a sus proponentes.

El ventajismo autoritario se manifiesta otra vez, y también la ingenuidad de sus proponentes, quienes no olvidan, ni aprenden del pasado. Muy distinto hubiera sido si en vez de la abstención inútil con la que han perpetuado a Chávez y a Maduro, nos hubiéramos fajado a ganar Alcaldías; Gobernaciones; AN, y habernos puesto de acuerdo para seleccionar un candidato unitario para competir por la presidencia en 2018. Regalaron todo a Maduro, y ahora quieren hacer el RR a sabiendas de que es cuesta arriba.

Hay que olvidarse de eso, y dedicarnos a construir una alternativa real y poderosa para competir en las presidenciales de 2024 que está a la vuelta de la esquina. Un propósito de enmienda es necesario, y urgente.

Renunciar al odio; la venganza, y dedicarnos a construir unidad, con propósito electoral, y programa que nos permita la reconstrucción del país, y la eliminación de taras constitucionales que impiden salidas democráticas. Eliminar para siempre la reelección presidencial; la Constituyente, y el revocatorio, para dar paso a la segunda vuelta presidencial y ganar en gobernabilidad; volver a la representación proporcional de las minorías, y recuperar el congreso bicameral, entre otras importantes reformas para avanzar.

Ello solo es posible mediante acuerdos políticos, pero no tenemos suficiente representación parlamentaria por culpa de la abstención. No más piedras en el camino!

Roman Ibarra
romanibarra@gmail.com
@romanibarra
Venezuela

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