Observamos el zigzagueo del ecosistema criminal intentando mutar con la aquiescencia de la “opolaboración”, no faltaba más, a ciertas formas convencionales de actuación que mantienen en el fondo su sesgo criminal. Se trata de una mera fachada barnizada con ligeros toques de simulación de democracia, como resultan la devolución del Sambil y la mentada reinstitucionalización de la justicia.
Por Dios, como se puede calificar de rendija abierta para mejorar la administración de justicia la reducción del número de magistrados del espurio TSJ, cuando continua siendo el instrumento criminal de dominación para someter a la sociedad civil. El pote de humo lanzado por la usurpación busca ralentizar los procesos que están corriendo en la Corte Penal Internacional. Estamos persuadidos de que esa instancia judicial no se comerá el cuento y pronto se abrirán las audiencias para hacer justicia a las víctimas y reparar los daños.
Tenemos menos democracia y más presos políticos. Jamás comulgaremos con las supuestas concesiones del mal. El régimen forajido destruyó la noción de la ley y el ejercicio de derechos y libertades.
Devuelven el Sambil por la gracia del tirano, pero se agarraron el país y el poder para siempre. Se mantienen irrespetando los derechos de propiedad. Se robaron Agroisleña y la sede de El Nacional. No vemos en esa apertura falsa la disposición de desmontar las leyes llenas de toda clase de arbitrariedades. Seguirá privando el criterio “de lo que me da la gana”, la usurpación existe porque no acata la Constitución, la voluntad de la soberanía popular y el principio fundamental de la alternabilidad del poder. Jamás un tirano se acogerá a un cuerpo de normas y menos a su cumplimiento. Su actitud es la de encubrir la realidad detrás de falsas apariencias como el de la instalación del capitalismo autoritario. Eso intenta hacer con la devolución del Sambil que antes destruyeron.
Ha reafirmado la relación totalitaria, el vínculo de dominación. El capitalismo totalitario encierra una realidad distópica: miseria de muchos y opulencia de unos pocos.
Una porción de venezolanos considera menos oneroso intentar atravesar el tapón del Darién que mantenerse sometido por la usurpación. El sentido político de ese gesto lleno de coraje por los riesgos que se asumen al tratar de cruzarlo, muestra claramente el deseo de encontrar algo distinto, un más allá que ofrece la esperanza de contar con un futuro. El que se alejó de la política a cambio de una burbuja económica, no tardará de ser presa de manipulación y de los mecanismos de opresión.
En medio de la oscuridad mantenemos incólumes los arrestos de ánimo para buscar siempre la libertad y la justicia mediante la lucha de todos los días. Así cualquier día nos sorprenderá implantando la democracia como sistema político y de vida en sociedad.
¡No más prisioneros políticos, torturados, asesinados ni exiliados!
Julio César Arreaza
juliocareaza@gmail.com
@JulioCArreaza
Venezuela
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