jueves, 16 de junio de 2022

JOISE MORILLO: PROVERBIOS Y PROSPERIDAD VS. GESTIÓN MADURO. DESDE VENEZUELA.USA

1.- ¡También ayuda quien no estorba!

En el crecimiento del individuo humano –física, psicológica (mental) y espiritualmente– y con este las naciones, desde su nacimiento, que es la verdadera libertad aun cuando hay autores espirituales entre ellos J.J. Rousseau que afirman que solo dura 5 minutos, pues luego, circunstancias externas mediatizan su disfrute; intervienen dos condicionales que al manejarse de una u otra forma resultan teleológicos. Son, prosperidad o fracaso.

2.- ¡El fin justifica los medios!

Tiene aplicación en política, negocios o en cuestiones donde el objetivo final es importante, cualquier medio para lograrlo es válido sin considerar ética o moral. La escribió como crítica Napoleón Bonaparte como pie de página en el epílogo de El príncipe (1532), de Maquiavelo. De aquí viene el nombre del pensamiento social, político, ético y filosófico del Maquiavelismo, el movimiento social que sigue los principios de Nicolás Maquiavelo. También, dicen algunos autores, es originaria de una frase del teólogo alemán Hermmann Busenbaum, quien la escribe en su obra “Medulla theologiae moralis (…) Cum finis est licitus, etiam media sunt licita”, que significa: “Cuando el fin es lícito, también lo son los medios”. 

Cito: “En las acciones de los hombres, y particularmente de los príncipes, donde no hay apelación posible, se atiende a los resultados. Trate, pues, un príncipe de vencer y conservar el Estado, que los medios siempre serán honorables y loados por todos; porque el vulgo se deja engañar por las apariencias y por el éxito; y en el mundo sólo hay vulgo, ya que las minorías no cuentan sino cuando las mayorías no tienen donde apoyarse.” (Maquiavelo N., 1532, El príncipe).

Aldous Huxley, afirma con excelente sentido de justicia que, los fines no pueden justificar los medios, porque el medio usado determina la naturaleza del fin que se alcanza. Sin embargo, tal proverbio adjudicado –sin exactitud- a Nicolas Maquiavelo contempla una voluntad drástica donde la actitud de quien quiere lograr un fin no analiza el perjuicio que puede ocasionar a otros en contra de su prosperidad, de modo que, socialmente quien se ufana de un proceder violento y/o agresivo (con maldad) solapada o descaradamente para lograr objetivos a su favor es un Sociópata.

Por supuesto, tales acepciones son del rango del sofisma, pues, a ciencia cierta se sabe que los Gobernantes totalitaristas crean leyes para justificar y/o darles sesgo legal a sus arbitrariedades, desaciertos gubernamentales, malversaciones y corrupciones. De modo que un país dominado por tal clase de gobernantes verá su prosperidad, tanto social como económica, sometida al deseo de los mismos, los cuales la más de las veces se procuran sus propios bienestares y el de los aliados que les apoyan antes que a las mayorías, antes que, al pueblo, antes que al vulgo según Maquiavelo.

¿Qué es prosperidad?

Etimología: del latín prosperidad. Sus componentes léxicos son: el prefijo pro- (a la vista, a favor, delante), sperare (esperar), más el sufijo -dad (cualidad).

Según la RAE: Buena suerte o éxito en lo que se emprende, sucede u ocurre.

La prosperidad es la consecuencia favorable de aquello que se emprende, pero en una instancia significativamente mejor a lo que se podría haber esperado (en forma abundante), de modo que múltiples factores convergen a que todo funcione del mejor modo posible.

En Economía y Sociología, la prosperidad es la situación de bienestar social y económico que presenta un sector identificado como población y/o país nacional.

Pongamos por caso a Venezuela, pero antes analizando y asociando el primer proverbio citemos a Lao Tse (S. V aC., en el "Tao te ching") quien en política afirma que el buen gobernante es aquel que tiene conocimiento de que nadie es imprescindible para siempre y al que el pueblo reconoce como bueno por la prosperidad que produce sus acciones, y que quien sus conciudadanos se sienten orgullosos por haberlo puesto al cargo de la presidencia y no a otro; por lo cual exclaman a éste lo pusimos nosotros ahí.

3.- ¡El mejor gobierno es el que proporciona mayor grado de felicidad a su pueblo!

Simón Bolívar, de sesgo platónico decía, cito: “El sistema de gobierno más perfecto, es aquel que produce mayor suma de felicidad posible, mayor suma de seguridad social y mayor suma de estabilidad política (…) La continuación de la autoridad en un mismo individuo frecuentemente ha sido el término de los gobiernos democráticos. Las repetidas elecciones son esenciales en los sistemas populares, porque nada es tan peligroso como dejar permanecer largo tiempo en un mismo ciudadano el poder. El pueblo se acostumbra a obedecerlo, y él se acostumbra mandarlo; de donde se origina la usurpación y la tiranía” (Bolívar S., 1982, Congreso de Angostura 1819, en Escritos fundamentales, pág. 124-113 respectivamente, Edi.: Monte Ávila, Venezuela).

Estas palabras, de evidente filosofía política y, considerando el concepto de la misma; constituyen una idea elemental del espíritu bolivariano, no tanto de un buen estadista sino de quien lleva en su sentimiento un deseo filantrópico en función de hacer valer y respetar la confianza que pone el soberano (pueblo) en la personalidad del individuo que sabe que no es indispensable sino en la medida de cumplir su responsabilidad en un tiempo estipulado por la constitución que ha sido diseñada por magistrados y aprobada por la votación del pueblo.

Bolívar con respecto a las elecciones consentía que toda decisión debía ser el resultado de un consenso heterogéneo derivado de las constituciones, el concurso heterogéneo era necesario y no enfocado a un partido único y localizado, con ello queda tácito que nadie es indispensable para siempre como tutor de un país, pues las épocas tanto en el ideario civilizado como en la conducta de los pueblos cambian. O sea, También ayuda quien no estorba. 

En tal sentido, la pregunta es ¿Cómo puede pretender seguir en la presidencia de Venezuela, Nicolas Maduro si con sus directrices foráneas ha llevado a un país próspero antes del 1999, a la miseria política, económica y social? ¿Cómo puede llamarse bolivariano un individuo, si la impronta política que tiene desde otrora ha sido todo lo contrario a lo que aspiraba, pretendía y soñaba para su pueblo nuestro insigne libertador?

El gobierno actual de Venezuela no está ayudando al 80% de su pueblo a ser feliz. Incluso gran parte de ese 80% está padeciendo hambre y mengua por enfermedad. Un 16% de su pueblo huyendo del hambre y la miseria más la persecución política y haciendo caso las palabras de Bolívar: “Huy del país donde el gobierno permanezca en la mano de un individuo por mucho tiempo, es un país de esclavos” (Bolivia 1825) –cantidad alarmante–, han migrado produciendo una diáspora que nunca la había vivido Venezuela. Entonces, según el primer proverbio; sino ayuda no estorbe, abdique renuncie a reelegirse en elecciones futuras y cumpla con el concepto bolivariano del tercer proverbio. Lo que sí ha hecho con morbosidad y sadismo es haber sometido con violencia y terror a su pueblo, al escarnio mundial y a la miseria o sea ha cumplido a cabalidad con el proverbio antiético e inmoral número dos (2), actitud propia del profesional trepador de oficio descalificado y criticado con desprecio por Mario Bunge en Ética y ciencia. La gestión de Maduro para Venezuela en vez de ser próspera ha sido un fracaso.

Joise MORILLO
@kao_joi_lin
Venezuela-USA

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