Así como en el caso de un cáncer de los más
mortales el proceso de cura es complejo, prolongado en el tiempo y doloroso, el
pésimo desempeño de una economía que incluya déficit fiscal, inflación,
escasez, estancamiento económico, desempleo, sobrevaloración monetaria, tal
como ha venido registrando la economía venezolana, exige la aplicación de un
programa de recuperación inevitablemente complejo, prolongado en el tiempo y
doloroso.
Este programa tiene que ser ejecutado correctamente
por los agentes privados y públicos de la economía, y mientras mayor ha sido el
tiempo de desenvolvimiento económico negativo, más exigente y sacrificado tiene
que ser el programa.
En el caso venezolano, se requiere un programa que
comprenda medidas de política económica con efectos de corto y median plazo,
que generen un clima de confianza y seguridad para la inversión nacional y
extranjera, particularmente en materia de propiedad-y libre iniciativa, pero
asegurando la actuación debida del estado para dolerse y ocuparse con prioridad
del bienestar de los pobres, no con sentido meramente asistencial, y en general
para evitar que algunos actores se beneficien indebidamente a costa del
perjuicio a otros.
Esto es lo que se acostumbra significar con la
expresión tanto mercado como sea posible y tanto estado como sea necesario. La
economía venezolana tiene que reunir
cuatro equilibrios, a saber:
1)El de la oferta con la demanda para no causar
inflación.
2)El del gasto y el ingreso públicos para no
alterar el equilibrio anterior. Venezuela tiene que corregir el déficit fiscal,
lo cual exige reducir gastos y aumentar ingresos. Lo primero demanda eliminar
los gastos que no son esenciales, tales como los relacionados con la
corrupción, el armamento militar, las iniciativas gubernamentales no
justificadas, como la producción y comercialización de bienes; el dispendio de
la alta burocracia, y otros. Sin embargo, se tienen que respetar y mantener
erogaciones necesarias, tales como las siguientes;
a) las relacionadas con salud, educación y
pensiones y compensaciones sociales, especialmente para los pobres;
b) infraestructura requerida por los servicios
básicos a la población y para impulsar la economía;
c) el pago de la deuda. Se tiene que reconocer que
estas obligaciones dificultan la requerida reducción de gastos, lo que exige
aumentar los ingresos necesarios para evitar el déficit inflacionario que se
tiene que corregir. En esta dirección, se tiene que aumentar el precio de la
gasolina, algo necesario independientemente de que exista o no déficit fiscal;
eliminar los “acuerdos comerciales políticos” que han reducido los ingresos
provenientes de la exportación de petróleo, separar al gobierno de tantas
venturas de tipo empresarial que acometió injustificadamente y con total
ineficiencia, eliminando de esa forma muchas erogaciones que han restado
recursos aplicables a fines esenciales. Sin embargo, es evidente que Venezuela
no puede aumentar a corto plazo los ingresos necesarios para cubrir sus gastos
esenciales, lo cual indica también la necesidad de contar con financiamiento,
el cual debe ser en gran medida de origen internacional, sin que se pueda
rechazar alguna fuente por razones
equivocadamente ideológicas.
3)El de la oferta y demanda de divisas para
posibilitar el vital intercambio internacional. En esta dirección se indica la
impostergable necesidad de devaluar “gradualmente” el bolívar, lo cual estimula
un aumento de exportaciones que eleva la existencia de reservas internacionales
y el ingreso nacional, algo imprescindible para alcanzar la estabilización
macroeconómica.
Se agrega también que esto constituye una
contribución a la cobertura de los gastos. Por otro lado, es imperioso hacer la
mejor utilización posible de los ingresos derivados de la devaluación,
canalizarlos prioritariamente al beneficio de los pobres, al igual que los
provenientes de la venta de gasolina, dado el impacto negativo más duro que
estas dos medidas tiene sobre estos sectores vulnerables de la población. Tiene
que tenerse muy claro que la devaluación es imprescindible a los fines de
armonizar nuestros costos internos con los niveles internacionales, de
recuperar y preservar el poder de compra real de la moneda nacional.
El proceso de devaluación exige inevitablemente
recurrir al financiamiento internacional que le posibilite al Banco Central de
Venezuela disponer de reservas internacionales para poder intervenir en el
proceso de vender y comprar divisas. El proceso de devaluación tiene que
atender también el servicio de la deuda externa por cuanto implica la salida de
divisas.
Obviamente, si estas no están disponibles, se debe
recurrir al financiamiento externo, conjuntamente con las posibilidades que se
abren con negociaciones de refinanciamiento de esa deuda externa. Estos
requerimientos derivados del proceso de devaluación y del servicio de la deuda
pública, conjuntamente con las exigencias provenientes de los gastos esenciales
que se tienen que cubrir, determinan lo ya señalado con relación al financiamiento internacional que
se necesita para posibilitar el programa de recuperación a corto y mediano
plazo.
En estas condiciones, la devaluación puede
protagonizar, conjuntamente con lo ya señalado en materia de innovación
tecnológica y productividad, nuestra competitividad internacional, la cual luce
factible en los sectores petróleo y derivados, turismo, la industria
recuperable y desarrollable en Guayana, agropecuario, pesquero.
4)El de oferta y demanda de capital para armonizar
los movimientos interno y externo del capital, y posibilitar el indispensable
equilibrio simultáneo de los mercados de bienes y dinero.
Es necesario administrar la tasa de interés para
estimular la inversión y los flujos internacionales de capital, algo que puede
incidir en alguna medida sobre la Balanza de Pagos. En el ámbito monetario, el
BCV a través de sus operaciones de mercado abierto, descuento y encaje, y
administrando el multiplicador del dinero, debe influir significativamente
sobre la forma como la población mantiene su dinero, en efectivo, o en diversos
tipos de depósitos, o sea sobre el
dinero en circulación, y de esta manera incidir sobre la relación entre la
oferta monetaria y la base monetaria, y en definitiva sobre la inflación.
Es obligatorio restablecer la autonomía del BCV
para que cumpla su misión esencial de posibilitar la estabilidad monetaria y
combatir la inflación, e impedir el financiamiento ilegal, ilegítimo e
injustificado del gasto gubernamental. Por otro lado, en atención al pésimo
desenvolvimiento registrado por la inversión y a la necesidad vital de generar
crecimiento económico, es necesario atraer inversión extranjera, bien sea en
forma directa, o en asociaciones, teniéndose muy claro el requerimiento de
niveles de innovación tecnológica y productividad que posibiliten la
competitividad internacional de la producción nacional. Dentro del ámbito de la
inversión, se tienen que regularizar y corregir todas las equivocaciones
cometidas en materia de expropiaciones, confiscaciones y demás formas indebidas
de intervención estatal contra la empresa y la iniciativa privada. Se debe
señalar que la promoción de inversiones se acomete principalmente con fines de
crecimiento y no para generar ingresos, estos se generarán y contribuirán a
combatir el déficit fiscal. En materia
de promoción de inversiones, se considera que en situaciones de decrecimiento y
pésimo desenvolvimiento económico, ella no es respaldada por al aumento de
impuestos.
Finalmente, se tiene que reconocer que si bien
estas medidas son requeridas para restablecer la estabilización macroeconómica,
ésta esta se dificulta porque funciona con retardo y con incertidumbre dado que
depende de las expectativas privadas.
Douglas Jatem Villa
djatem@gmail.com
@djatemv
Falcon - Venezuela
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