La Universidad de
Pekín dio a conocer una investigación en la que pone de relieve las más
dramáticas desigualdades en el ingreso familiar que tienen lugar en un país en
donde ha imperado el comunismo como tesis de manejo del Estado y ha sido
gobernado por políticos que aseguran estar empeñados hacer crecer la economía
en la medida en que son resueltas las carencias de sus estratos sociales bajos.
La tarea de hacer de China una sociedad más justa resulta ser una cuesta tan
empinada como el Everest.
Resaltemos, solo como
abreboca, que 1% de los hogares detentan un tercio de la riqueza del país y que
una cuarta parte de los hogares del gigante asiático concentran apenas 1% de
esa riqueza.
Para los conocedores
de los índices de medición de la desigualdad, ello equivale a constatar que el
Coeficiente de GINI se ubica en 0,49 ,
muy por encima de los que el Banco Mundial considera una situación de extrema
severidad. Estados Unidos exhibe 0,41 y Alemania 0,3. Este índice es calculado en base al consumo
declarado por los hogares de los diferentes estratos sociales. Los países con evidentes desigualdades como
Brasil logran sobrepasar ligeramente a China al ubicarse en 0,53. Solo para
usarlo a título de comparación, Bolivia se ubica en 0,48 al igual que Ecuador y
la Republica Dominicana.
Si el rumbo chino no
es corregido alcanzará en breve a los países más pobres de África o de América
Latina. Es útil, para ello, saber que en
los últimos 35 años, décadas en las que los gobiernos del Imperio del Medio se
han empeñado en corregir las distorsiones de su acelerada expansión y de
aprovechar los beneficios en favor de los excluidos, el índice de desigualdad
se ha catapultado de 0,3 a finales de los 80 hasta casi 0,5 a estas fechas.
Algunos centros de estudios aseguran que la situación es más grave aún. Las
mediciones de la Universidad de Finanzas y Economía de Chengdu le dan al
Coeficiente de Gini de China 0,61 para 2010 tomando como base 15.000 hogares en
25 provincias.
La realidad es que
China, el líder mundial de crecimiento económico, lo que está resultando ser es
una inmensamente grande fábrica de pobres… y de ricos, al mismo tiempo. En
octubre pasado, el peor mes del descalabro económico chino, el número de sus
mil millonarios – 596- sobrepasó el de Estados Unidos- 537-. En el mismo
instante, 252 millones de seres vivían con menos de 2 dólares al día,
equivalente a 5 veces la población de Colombia.
Tres elementos se
juntan para que las mediciones sean engañosas y es que la declaración de
ingresos en China es turbia en todos los segmentos. Además, en los segmentos
altos este hecho se ve notoriamente agravado por la corrupción y los negociados
ilícitos. Si a ello se une que los principales agentes de las distorsiones se
encuentran cercanos al gobierno, la transparencia vital para combatir los males
sociales es poco menos que inexistente.
A fin de cuentas, no
puede decirse que las elites se estén enriqueciendo en detrimento de los pobres
porque millones entre ellos han sido extraídos de su puesto debajo de la línea
de la pobreza. Un analista comentaba recientemente que el asunto es muy simple
y tiene que ver con la forma en que la economía se comporta cuando esta crece
desbocadamente: “mientras los pobres se están convirtiendo en más ricos, los
ricos se hacen más ricos a una velocidad mayor” .
Beatriz De Majo
bdemajo@gmail.com
@beatrizdemajo
Miranda - Venezuela
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