La tragedia de
Venezuela es aterradora y de angustia extrema, tenemos problemas de toda
índole: endeudamiento, inflación de 638% acumulada, una atrofia del aparato
productivo “ya no producimos ni 15% de lo que consumimos” que hasta hace una
década producía el 80% de lo que consumíamos en alimentos y un 70% en otros
rublos como calzado ropa, lencería y textiles. Había buenos parques
industriales y un número aceptable de agroindustrias que estaban exportando y
empleaban a miles de compatriotas ¿hasta cuándo aguantamos? Si bien es cierto
que la “Polar” era (y es) una especia de grupo bandera (generaba muchos
empleos, inversiones e ingresos al fisco) y pudimos con parte de los dólares robados
y fugados construir cinco empresas Polar ¿Por qué no lo hicimos? Habían otras
industrias en el mismo ramo que competían sanamente y se desarrollaban,
generando riqueza, trabajo, divisas y valor agregado para el país. La sociedad
(pueblo e instituciones) habían logrado de hecho un pacto social equilibrado
que posibilitaba negociación colectiva, gremialismo, alterabilidad democrática,
pluralismo, opinión libre, separación de poderes, descentralización y una
carrera administrativa ( que serbia de freno primario a la corrupción y un
sistema meritocrático aceptable); todo esto era perfectible y factible de
mejoras con hombres y mujeres que asumieran más apegos a valores y principios
comprometidos con la moral cristiana y la ética humanista.
¿Qué nos paso? De la
noche a la mañana nos pusimos a inventar: se exacerbaron los intereses de
grupos, los militares perdieron el rumbo institucional y apoliticismo, los
partidos políticos abandonaron la formación de sus cuadros y se dedicaron a
propiciar el clientelismo, el consumismo, la sumisión mediocre de fichas y las
corruptelas, surgieron los barraganatos, nacieron los doce apóstoles y los
robolucionarios, y las instituciones fundamentales se desviaron de sus
finalidades esenciales. La confusión es evidente en todos los sentidos y muy
especialmente en lo ideológico y doctrinario: gente que tenia apego por
conceptos, teorías, tesis y modelos de gobiernos, sucumbieron o anteponen a los
interese ideológicos una codiciosa corrupción que elimina los intereses nacionales,
lo cual es una traición a la patria ¿Por qué? La patria es de todos y en ella,
están en igualdad de condiciones, garantías derechos, responsabilidades y
oportunidades todos los ciudadanos; por lo tanto el gobernante (presidente,
dictador o emperador) que le impone a sectores o conglomerados de conciudadanos
intereses ideológicos específicos por encima de la constitución y los derechos
civiles y políticos que esta consagra, es traicionar los principios y valores
que la sustenta, y eso en “cualquier idioma o lugar” es traición a la patria.
Para vencer esta
desgracia y el mal gobierno que nos arremete, somete y aniquila poco a poco, se
requiere hacer renacer la esperanza sin repetir la formula de 1.958 “El Pacto
de Punto Fijo o bipartidismo” y para que el PACTO DE PUNTOFIJO II (PSUV/MUD),
el cual ya tiene una evidente conchupancia y se acaba de evidenciar con una
votación unánime para designar “sin elección democrática popular” a unos
diputados “rediputadísimos” que tienen doble cambur y se igualan a los ministros
con doble cambur, sueldo, “asistentes de burocracia” y prebendas en viajes y
saraos internacionales ¿es esto correcto en un estado quebrado y con un pueblo
pasando hambre?
Este puntofijismo II
ya da señales muy preocupantes, por lo visto será mucho circo y poco pan. Ante
las cámaras en La Asamblea Nacional son unos actorazos y en reuniones
“¿diálogos de pocos vivos?” hacer pactos ocultos, que terminaran por raspar la
olla de dólares y bolívares “sin respaldo”, habrá aprobación de presupuestos
(más dinero) adicionales para los dos ligaditos (Gobernaciones, Alcaldías y
Ministerios) de la simulación y conchupancia MUD/PSUV. Mientras tanto a los empresarios y
trabajadores se les engaña y reprime con mesitas, actos en cadena nacional y
una que otra prebenda para un dirigente genuflexo y sinvergüenza.
Lo que aspira el
ciudadano empobrecido, angustiado y sin esperanza es un acuerdo nacional de
país con la presencia y el compromiso de todos los actores sociales para un
proyecto de país basado en fundamentos lógicos, que hagan compatible todos los
intereses nacionales para que nos saquen de la pobreza y la perversión de
estado que tenemos.
Necesitamos un
acuerdo de gobernabilidad que permita durante 20 años alternarse el poder (la
presidencia y AN) y gobernar con todos los partidos políticos y factores
sociales; lo inmediato es formular un plan de gobierno que se comprometa con
erradicar la pobreza en base a una industrialización del país y hacer de la
gerencia pública una profesión bien pagada, con carrera en base a meritos
(estudios, dedicación, competencia y antigüedad) y sanciones severas a la
corrupción.
Juan de Dios Rivas
Velásquez
rvjuandedios@gmail.com
inpresjubiladosypensionados@gmail.com
@rvjuandedios
Solidaridad
Independiente
Caracas -
Venezuela
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