El presidente llegó
al borde de la desesperación. Se declaró
en rebeldía contra las decisiones de la Asamblea Nacional, que es como decir
contra la voluntad de la gran mayoría de venezolanos que votaron por el
cambio. ¿A dónde quiere llegar? La
respuesta se simplifica recordando el origen golpista de muchos de los
protagonistas de su gobierno. Su actitud
es propia del dictador; actúa como si
tuviera la fuerza suficiente para restarle el poder que la Constitución le
otorga al resto de los organismos
legales del país. ¿Busca algo? Se sabrá en el propio momento, pero su
conducta y el silencio que
extrañamente guardan los cómplices de estos desvaríos se inclinan más
hacia la sumisión que a dar muestras de defender al país.
Esto llegó hasta donde se desplomó todo
entendimiento; el gobierno conspira contra el sistema democrático y las fuerzas
de la unidad luchan por el rescate de la dignidad institucional de Venezuela, se mantienen firmes en su defensa. Algo hay que hacer, pero lo que sea, debe ser
ya. En algún momento defendimos la tesis
de la transición creyendo en la posibilidad del diálogo. Para algunos, la designación de Aristóbulo
por su experiencia política pareciera ser una estrategia de cara a bajar la
temperatura, pero con los días
transcurridos y sin resultados
convincentes, olfateamos que el interés real no era otro que sacar al muñequito
de torta.
Con insistencia se
habla de "transición" y otras salidas que acorten su estadía en la
presidencia; nuestra apreciación la
manifestamos haciendo uso del refrán popular:
"paso agachao"; ni un
día más con Maduro. No hay tiempo para nada, este señor se lanzó
por la calle del medio hacía una dictadura, teniendo de aliados a una buena
parte de los que exhiben su pecho forrado de estrellas y a los que
Ramos Allup ha denominado "el pelotón de fusilamiento". El rechazará toda ley que se apruebe en la
Asamblea Nacional. Tomamos como ejemplo: pretender desconocer la decisión del
Parlamento sobre el decreto de emergencia económica y la ley de titularidad de
tierras en favor del beneficiado.
Algo buscan y no es precisamente la paz del país. La inflación, la devaluación, el control de
precios, y la aguda escasez, le hacen temblar las piernas a cualquier
presidente; pero este es terco, aferrado a su incompetencia marcó su propio destino: cambio de gobierno
ya.
Luis Garrido
luirgarr@hotmail.com
@luirgarr
Carabobo -
Venezuela
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