FARO Y PÚLPITO
«Con dignidad murió. Su sombra cruza». Parece mentira, pero es una
triste verdad. El Diario Católico, una de las tantas obras extraordinarias que
Tomás Antonio Sanmiguel sembró en este lindero de la patria, dejó de existir.
Los amos del poder lo asesinaron
«Con dignidad murió. Su sombra cruza». Con este verso a modo de
epitafio, finaliza su poema El Olvido, el Premio Nobel de Literatura Vicente
Aleixandre. Con este poema, Aleixandre buriló allí una dicción tensa y ceñida,
porque frente a la muerte las palabras hay que ceñirlas y apretarlas.
Con la profunda sabiduría de nuestros campesinos de la montaña, el catorce de mayo de Mil Novecientos
Veinticuatro, hace casi un siglo, Tomás Antonio Sanmiguel un profeta sencillo decidió arar este terreno
tachirense para rociar una diminuta semilla que con el fertilizante de la
constancia y regada con amor en medio de grandes dificultades se convirtió en
un árbol generoso que ha servido de
púlpito para predicar la buena noticia y para difundir el clamor de los
oprimidos, un clamor que grita con la voz de Dios. En este siglo de existencia
el Diario Católico ha sido poderoso faro para iluminar los oscuros caminos de
esta tierra.
Faro y púlpito fue el Diario Católico creado por Tomás Antonio
Sanmiguel, ese profeta visionario, ese labrador que desafió las alboradas, que
fue esparciendo semillas de esperanza, que las regó con sangre y con llanto
para que con el correr de los años se convirtiera en árbol fecundo para regalar
abundantes frutos.
Hoy el Diario Católico fue asesinado. En esta hora, los discípulos del
resucitado tenemos que irrumpir con fuerza incontenible para que la verdad se
proyecte barriendo los escombros de mentira de los palabreros vacíos que sólo
buscan medrar en pro de sus mezquinos intereses.
Así como ayer, los amos del poder
asesinaron al hijo del carpintero de Nazareth por el único delito proclamar la buena noticia a favor de los
desposeídos, hoy el homicidio es contra el Diario Católico por ser vocero del
mismo mensaje. Son los eternos asesinatos que practican «Las fuerzas del
orden». Poco me agrada el verbo crucificar porque esa forma de ejecución,
ampliamente utilizada en la Roma Antigua, se ha dulcificado y ha perdido
fuerza. Son los asesinatos que los poderosos practican con apariencias de legalidad.
«Con dignidad murió. Su sombra cruza».
Los amos del poder fueron cerrando progresivamente las puertas y
ventanas, impidiendo recuperar el oxigeno puro que respiró en otras estaciones
cuando en este suelo compartíamos múltiples visiones en una sociedad multicolor
y plural. Cuánta falta nos va a hacer el Diario Católico, esa «Voz que clama en
el Desierto» para decirlo con palabras del profeta Isaías.
Tal como en su tiempo Juan Bautista, optó por el camino profético y se fue al desierto para anunciar y denunciar,
así mismo Tomás Antonio Sanmiguel nos invitó a los cristianos a predicar desde
este púlpito en estos deshabitados arenales.
Hoy a casi un siglo de ser sal y ser luz, la obra del profeta Tomás
Antonio Sanmiguel, ha sido acallada. Las élites del poder decidieron
monopolizar la información y cerrar las ventanas a la libre exposición de la
crítica, para amoldar a la sociedad a sus dogmáticas creencias.
A Tomás Antonio Sanmiguel podemos decirle: ¡Descansa poeta... Tu obra no
muere, tus versos no emigran al país del olvido, ni tu voz se adormece cansada
de llevarnos al país de los sueños!.
¡Ya vendrá la pascua de liberación y tu obra resucitará. El mensaje de
esperanza vive latente en cada labio que ha escuchado la voz del hijo del
carpintero a quien los amos del poder quisieron silenciar asesinándolo en el
Gólgota, pero el inocente rompió las cadenas del sepulcro, se levantó y
peregrina con nosotros desde los caminos de Emaús. Siempre nos acompaña,
siempre está a nuestro lado y los versos
que nos dejó como heredad a los excluidos, renacen cada día en este pueblo que
se empina como sus montañas!.
Felipe Guerrero
felipeguerrero11@gmail.com
@felipeguerrero11
Tachira - Venezuela
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