MISERIA, ILEGALIDAD, CORRUPCIÓN
Hay tres estadísticas mundiales que colocan a Venezuela en lugares
vergonzosos. Un país que estaba llamado a ser potencia mundial, desde
suramérica junto con Brasil, por los recursos petroleros, hídricos y hasta
naturales que posee, es objeto de lástima, de preguntas de respuestas
incomprensibles y hasta de temor para relacionarse con nosotros. Estos pseudo
gobernantes, ya sea intencional o negligentemente, han llevado a la nación a
ser una de las más alejadas de eso que llaman bienestar y prosperidad
espiritual y material, y han convertido a sus habitantes en desdichados, con
pocas esperanzas de revertir semejante calamidad.
Por tercer año consecutivo, y para el 2016, Venezuela lidera el Misery
Index, el Índice de Miseria de la clasificación de los países con las situaciones
económicas más difíciles del orbe, con 573.4 puntos. Elaborado cada año por el
Profesor Steve Hanke de la Universidad Johns Hopkins de Estados Unidos y
publicado por el Instituto Cato, el índice surge de la suma de tres variables
como son la tasa de inflación, la tasa de desempleo y la tasa de interés, menos
el cambio porcentual en el PIB per cápita. El índice muestra que los fracasos
del socialista y corrupto estado petrolero fueron bien documentados el año
pasado, incluyendo cuando el país registró el episodio oficial número 57 de hiperinflación en el mundo. Y según
proyecciones del FMI, la inflación en el 2017 llegará al 1660%. En el extremo
opuesto de la tabla se encuentra Japón, con 0.4 puntos.
El segundo ranking del cual no deberíamos estar nada orgullosos es el de
ser el país con el peor sistema judicial de todo el mundo. El Rule of Law Index, un informe
internacional que mide la calidad del sistema judicial en cientos de países y
jurisdicciones, pondera diversos aspectos como la existencia de límites
efectivos al poder del gobierno ejecutivo, el grado de corrupción que existe en
las instituciones (vuelve a aparecer esta variable), la transparencia en las
administraciones públicas y la seguridad y la eficiencia de los tribunales.
Venezuela ocupa actualmente el último puesto de todo el índice global.
Dinamarca, Noruega y Finlandia encabezan los mejores sistemas judiciales. Esto
confirma que en Venezuela no hay imperio de la ley, que no existe Estado de
Derecho, que el órgano judicial del Poder Público, llamado a proteger y
garantizar la efectiva aplicación del ordenamiento jurídico, es el primero que
lo transgrede y que, contrario a la exigencia constitucional, el Estado
venezolano no puede ofrecer una justicia imparcial, idónea, transparente, autónoma,
independiente, responsable y expedita.
El tercer estudio de medida internacional recién publicado por la ONG
Transparencia Internacional, revela que Venezuela se encuentra entre los diez
países más corruptos del mundo, con un Índice de Percepción de la Corrupción de
17 puntos, acompañando en esta deshonrosa medición a países como Somalia, el
más corrupto, Sudán del Sur, Corea del Norte, Siria, Libia, Yemen, Sudán,
Afganistán, Guinea-Bisáu e Irak. Dinamarca y Nueva Zelanda son los más
transparentes, con 90 puntos sobre 100. Claro, es que también eso de que existe
un Poder Moral o Ciudadano encargado, según la Constitución, de prevenir,
investigar y sancionar los hechos que atenten contra la ética pública, la moral
administrativa y el patrimonio de la nación, no aplica para los
narcotraficantes, corruptos y delincuentes que desde las altas esferas
gubernamentales y de la Fuerza Armada Nacional han desangrado los ingentes
ingresos de la renta petrolera, trasladándolos a sus patrimonios personales en
bancos, inmuebles y negocios muy oscuros en el extranjero.
Somos los más miserables, los más injustos y los más corruptos del
mundo. ¿Qué más deberemos ser para reaccionar ante esta barbarie?
Isaac Villamizar
isaacvil@yahoo.com
@isaacabogado
Tachira - Venezuela
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