SIN APOYO POPULAR
Con motivo de la celebración gubernamental del 4 de febrero, la cual
efectúa el Gobierno todos los años desde hace 18 años, en recordatorio y
celebración del golpe de Estado dado por Hugo Chávez y un grupo de militares
del llamado Movimiento Bolivariano Revolucionario 200 (MBR-200), ocurrido en
1992 contra el gobierno constitucional de Carlos Andrés Pérez, he escuchado y
leído la calificación de “rebelión cívico militar” para lo que fue un golpe de
Estado sin participación de civiles, más allá de algunos loquitos que se
quedaron esperando les entregaran unas armas que nunca llegaron. El actual
régimen lo llama de esta manera, por esa costumbre aprendida de los cubanos,
quienes deben haberlo aprendido a lo mejor de los soviéticos, de cambiarle el
nombre a las situaciones políticas y sociales, para ajustar de esa forma su
significado a los intereses de la claque dominante.
Pero no sólo el Gobierno llama así al fracaso militar ocurrido entonces,
también lo señalan de esta manera gente enfrentada al gobierno de Maduro, pero
que comparte con éste su origen golpista, participativo o solidario. Una
posición distinta, objetiva y valiente, sobre el golpe y su participación, fue
la efectuada en su cuenta Twitter por el teniente coronel Jesús Urdaneta Hernández,
fundador del MBR-200 y líder de los alzados del 4 de febrero. Este militar, hoy
productor agropecuario, dijo: “fue un error y una deshonra haber formado parte
del 4F. Jamás imaginé que sería la plataforma para la infamia”; “Qué celebran
este 4F? Hambre, muerte, desidia, desolación, pobreza, indolencia, corrupción?
4F tragedia nacional, tragedia de mi vida”; “Participé el 4F con una esperanza
de cambio positivo para el país. Hoy quienes lo celebran representan el engaño
y la traición”.
No hubo ninguna rebelión cívico militar. El pueblo asistió como
espectador de los hechos, algunos alegres, otros en rechazo y la mayoría sin
saber exactamente lo que pasaba y su significado. Tampoco salió a las calles a
respaldar al gobierno de Carlos Andrés Pérez, como quisieron hacer ver los
gobernantes de entonces, también manipuladores como los de ahora, aunque éstos
han demostrado serlo en grado máximo. El grupo insurgente era totalmente
desconocido y no se sabían sus motivaciones ni propuestas. El pueblo estuvo ausente,
como lo señalé en artículo en Últimas Noticias del 11-2-1992 (p 56); decir lo
contrario es una vil manipulación que en nada se acerca a la realidad de lo
sucedido. Es una racionalización de sus actores o de quienes hoy son sus
herederos, para tratar de pasar a la historia como héroes o para justificarse
consigo mismos.
Por otra parte, el mantenimiento en el poder del Gobierno no se debe al
apoyo popular, perdido totalmente como lo muestran: el rechazo del 85% en las
encuestas, sus movilizaciones escuálidas y el terror a hacer elecciones. Se
sostiene sólo por el apoyo militar, que permite la represión en las calles por
la GNB, la PNB, el SEBIN y los colectivos armados, y la prisión de sus
opositores, dado el control total de jueces, tribunales y del Poder Moral.
Luis Fuenmayor Toro
lft3003@gmail.com
@LFuenmayorToro
Caracas-Venezuela
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