EL NÚCLEO UNIFICADOR
Te motiva escribirme mi artículo “Necesitamos a Moisés”, donde expresaba
la necesidad que existe en Venezuela, de encontrar un nuevo unificador que nos
conduzca hacia la tierra prometida y comprendo tu motivación. Vivimos en la
angustia de ver el país paralizado, sin que se produzcan las reacciones
necesarias para salir de esto; al contrario, vemos como muchos de los
dirigentes de oposición actúan, como si en Venezuela estuviéramos en
democracia, dándole prioridad a sus aspiraciones personales o la de sus
partidos políticos.
Desesperante situación cuando analizamos la situación catastrófica en
que se encuentra la economía nacional, cuando constatamos las cifras de
asesinatos impunes, las denuncias sobre los millonarios montos mal habidos por
los simpatizantes del régimen o por la corrupción de los militares traficantes de
droga, gasolina o alimentos.
Pareciera que muy poca gente se interesara por los niños que están
muriendo de desnutrición o a causa de las escasas normas de higiene en las
maternidades, ni por los estudiantes masacrados y los presos políticos
despojados de todos sus derechos.
La situación es tan dura, que sentimos en nuestra piel el dolor de cada
venezolano que sufre… por eso entiendo tu ira.
Sin embargo, disiento de la forma como reaccionas ante un texto que
habla sobre el hecho de que la voz de la Iglesia venezolana se hace sentir y de
la posibilidad que de la mano de sus representantes pueda surgir lo que alguien
llamó “el núcleo unificador”, tu reaccionas atacando a la ONU, AD, Copei y su
“casta política”, a Capriles y a la Mud. Criticas también al Padre Ugalde, al
Papa o la iglesia, de forma desproporcionada, en la medida que cuando hablas de
la necesidad de tomar la radical decisión de liberar al país, de esta cuerda de
ladrones, no nombras al Psuve, al régimen, los militares, el TSJ, la Fiscalía o
al CNE.
Que critiques fuertemente puede ser válido, sobre todo en una
conversación privada, llegaría aceptar hasta los epítetos y considerarlos como
una forma personal de expresarse, pero tengo el deber de advertirte que
equivocarse de enemigo puede ser un grave error.
Cuando escribo me preocupa es estar en sintonía con la realidad de
Venezuela, probablemente inquieto ante la posibilidad de que la distancia, me
impida estar en conexión con las verdaderas necesidades de mis compatriotas.
Escribo también para denunciar al régimen, para hacer aportes, para
reconocer a quien lo merece, para ayudar a la reflexión y siempre guardo la
esperanza de que sirva también para convencer algún indeciso.
Escribir agota, consume, implica dedicación constancia y tiempo, sin embargo,
el principal objetivo es ser leído, que mis artículos produzcan reacciones, es
lo mejor que puede pasar… siento que he puesto el dedo en la llaga.
Normalmente procuro no reaccionar de manera personal a los comentarios,
en realidad lo que quería decir… ya lo escribí, lo que le pido a le gente es
que lo lea de nuevo.
No dejo de sorprenderme ante la naturaleza de las reacciones, el hecho
de haber citado palabras de un dirigente, no basta para descalificar el
contenido o la intención de un artículo. Una de las personas que ya me escribió
por el mismo escrito, me hizo tres observaciones, en la primera tomó una parte
de mi texto de 36 palabras, en su primera aclaratoria utilizó 5.611 palabras,
para rebatir mis postulados.
Allí reside también el secreto de la escritura, expresar lo esencial,
porque estas limitado en el número de palabras y en la cantidad de ideas que
aspiras vehicular, si pretendes llegar al lector.
Para mí es primordial pensar que Venezuela, no es una masa dividida
entre adecos, copeyanos, justicieros, masitas, chavistas y cuanto partido pueda
existir por un lado y del otro los venezolanos puros y justos. Para mí somos un
conjunto de seres humanos que hemos creído en unos u otros, en un momento
histórico preciso, siendo nosotros mismos los ciudadanos, quienes los hemos
elegidos en diferentes épocas, de forma acertada o equivocada.
Por creer en el ser humano escribo, porque creo en la libertad de
pensamiento, porque todos tienen derecho a corregirse y por su posibilidad
innata de crecimiento. Creo en que existen los matices y no todo es negro o
blanco. Ser cristiano es también perdonar, no para cometer los mismos errores,
la situación no lo permite… pero pretendo no perder el tiempo desviándome del
verdadero objetivo.
Tampoco quiero vivir lleno de rencor, pues no quiero perderme yo, en la
intensidad de la lucha. Sé que también puedo equivocarme, no considero estar
por encima de nadie, pero tampoco me sitúo por debajo.
En el camino he visto lo que también has visto, la traición, los
negocios, la corrupción… la basura existe, sin embargo, no quiero ser como
ellos. Tengo la reputación de ser un electrón libre, me siento bien así… no he
traicionado mis principios, no manipulo a nadie, no me he vendido, no soy
titiritero, ni malintencionado, simplemente he actuado conforme a mi
conciencia.
No quiero confundirme de enemigo, no puedo vivir en guerra contra todo
el que no piense como yo, mi único enemigo de verdad es el autócrata, Maduro
con su combo, esos que quieren establecer definitivamente una dictadura, los
que no me dejarán ser libre. Los otros tienen el derecho de participar en el
juego democrático, en definitiva, será el pueblo el que juzgue y veremos, si
con lo vivido, Venezuela aprendió la lección.
Hay que creer de verdad en la libertad, no creo en imponer ideas, las
difundo esperando hagan su camino, es mi manera de contribuir
Que manifiestes tu descontento con la oposición me parece razonable y
justificado, se han cometido errores y somos muchos los que nos sentimos igual
que tú. Pero mi tiempo es el de salvar espacios, instituciones y mecanismos,
que me permitan luchar contra el que me esta cercenando el derecho a existir.
Nuestra diferencia se basa en que mientras planteas como exigencia la
“defenestración de toda la casta política, como condición sine qua non, para
poder reconstruir un país sin ladrones y vividores”. Yo evito hacerle el juego
al CNE, quien intenta eliminar los partidos políticos y dejarnos sin el
instrumento necesario para participar en la acción política por la libertad.
Consciente, que tu critica puede tener basamentos reales, no descarto un
segundo tiempo de lucha, una vez recuperado los espacios democráticos. No habrá
páginas que escribir, si antes no acabamos el horror que vivimos, si no
enfrentamos con la fuerza suficiente la dictadura, la traición a la Patria de
Maduro y sus Generales, la corrupción de Cilia o Diodado, el peligro terrorista
de Tarek, la inmoralidad de Tibisay y de los jueces del TSJ.
Si no encontramos el camino de la reconciliación, para acabar el
egoísmo, el odio, la corrupción, el hambre, el crimen y la miseria.
Nelson Castellano-Hernandez
nelsoncastellano@hotmail.com
@VFutura
Venezuela-Futura,
Francia
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