sábado, 25 de marzo de 2017

ENRIQUE GUILLERMO AVOGADRO - CON PANTALONES LARGOS

LIBERAR A LOS SOLDADOS DE LA PATRIA

“El peor enemigo de un gobierno corrupto es un pueblo culto”

El sábado 1° de abril, a las 18:00 horas, ha sido convocada la ciudadanía para expresar, en todas las plazas del país, su innegociable decisión de vivir en democracia. Se pide que los asistentes no lleven banderas partidarias, para demostrar que no se trata de dar apoyo a fuerza política alguna, sino de rechazar todos los movimientos destituyentes –el llamado “club del helicóptero”- que hoy pretenden expulsar al circunstancial ocupante de la Casa de Gobierno para regresar al país que sueñan seguir depredando impunemente. 

Las usinas kirchneristas llevan semanas enviando por las redes sociales mensajes contradictorios para impedir esta marcha, y muchos tilingos la criticaron por haber sido fijada para un sábado, cuando muchos salen de la ciudad; por eso digo que, si usted no está dispuesto a entregar una tarde, o unas horas, para defender pacíficamente nuestro sistema de vida, no merece disfrutarlo. Piense sólo que le está dejando el monopolio del espacio público a quienes quieren terminar con él y, si logran su propósito, usted será responsable; aquí no hay opciones, seremos Argentina libre o Venezuela esclavizada, saqueada, hambreada. 

En estos días, de la mano de Baradel y otros impresentables como él, el kirchnerismo puso finalmente en claro cuáles son sus prioridades: por la vía subversiva tratar de evitar el futuro carcelario que ya respira en la nuca de su jefa espiritual, y mantener en la pobreza a su triste clientela, formada por quienes son obligados a seguir en la ignorancia por la desastrosa educación pública que se les imparte. 

Los gobiernos provinciales, con sus ofertas de “cláusulas gatillo” en caso de incremento de la inflación y de premios por “presentismo”, dejó a los gremios docentes sin argumentos válidos, y la insistencia en la necesidad de una paritaria nacional, cuando la Nación no tiene una sola escuela ni un maestro a su cargo, desnudó la verdadera sinrazón política de las huelgas salvajes, que prometen continuar. Por su parte, María Eugenia Vidal se ha mantenido firme frente a la extorsión, justificando las encuestas que la señalan como la figura política mejor valorada del país. 

Después de la divulgación de la última estadística de la pésima situación en que se encuentra el aprendizaje de los chicos en la Argentina, creo que sobran las pruebas de lo dicho, reafirmado por la resistencia a la evaluación de los propios docentes, que siguen enseñando con formas y contenidos del siglo XIX cuando el mundo entero ya ha entrado en una nueva revolución tecnológica que, como fue la industrial en su momento, está cambiando el futuro de la humanidad. 

En la marcha que concretaron el martes, también quedó en claro cómo se aumenta artificialmente el número de manifestantes, cuando un video “viralizado” mostró que se repartían guardapolvos blancos a reconocidos piqueteros para disfrazarlos de genuinos maestros; también fueron difundidas muchas denuncias que hablan del sistema para reclutar a gente muy humilde, mediante el pago de una suma fija mensual para retribuir la presencia habitual en los cortes de calles y avenidas; el dinero que financia todo ese disparate es el mismo que entrega el Estado a las organizaciones y municipios, sin controlar cómo lo utilizan. 

Ante al desmadre cotidiano que impide a los porteños concurrir a trabajar y regresar después de hacerlo, por la permanente ocupación del espacio común que protagonizan quienes obedecen las directivas que llegan desde el Calafate, finalmente el Gobierno se puso los pantalones largos. Después de haber cedido mucho frente a la agresividad de quienes pretenden derribarlo, Macri modificó el tono en la apertura de sesiones ordinarias del Congreso. Ese cambio fue reafirmado esta semana por Marcos Peña en su presentación habitual sobre la marcha del país. 

El Jefe de Gabinete no trepidó en responder con justificada furia cuando Axel Kiciloff, responsable de los mayores desastres ordenados por Cristina contra la economía del país, dijo que el Gobierno navegaba sin instrumentos; ponderó la metáfora y lo acusó de haberlos destruido, como fue el caso del INDEC; acto seguido, y con la misma vehemencia, exigió a los ex-funcionarios y legisladores K que se hicieran cargo, de una buena vez, de las nefastas consecuencias que dejaron sus más de doce años en el poder. 

Cambiemos, de ese modo, ha comenzado a reconciliarse con su base electoral, que lleva meses reclamando que abandone esa postura tan zen que lo hizo olvidar un consejo del propio peronismo (“a nosotros hay que cobrarnos al contado y pagarnos en cuotas”) y ceder a las permanentes presiones de quienes usan nuestro dinero para sus acciones destituyentes. Hizo bien, ya que la tolerancia hacia los abusos que todos los días se realizan sobre la libertad para circular no le aportaba en ningún caso la adhesión de los responsables, mientras desilusionaba precisamente a quienes lo votaron pretendiendo un cambio profundo en las costumbres y hábitos sociales. 

Vale recordar una reflexión de Fernando Henrique Cardoso, ex Presidente de Brasil: "Leyendo los diarios y revistas, mirando la televisión, conversando en los bares y paradas de colectivos, en las antesalas de ministerios, en los corredores del Congreso y aún del gobierno, se espera, se ruega a veces, por un acto, un gesto heroico, en fin, cualquier cosa que solucione en seguida las aflicciones del pueblo, o los intereses de algún grupo. Estos últimos tal vez puedan ser atendidos en un momento. Los intereses de todo un pueblo, no. Dependen de la acción continuada que cambie prácticas, mentalidades, estructuras".

Es cierto que la economía deja mucho que desear todavía, en especial para los más humildes, pero sólo podrá mejorar cuando lleguen las indispensables inversiones de propios y ajenos y el país comience nuevamente a crecer. Y esto sólo se verá cuando podamos ofrecer al mundo un lugar en el que la Justicia desempeña su rol con independencia, con seriedad y con rapidez; cuando exhibamos un territorio con paz social, con respeto por la ley, la palabra y los contratos, y con reglas claras y precisas que no son modificadas abruptamente. Todo, además, sumado a una sociedad educada y culta, como la que tuvimos cuando Sarmiento logró terminar, en pocas décadas, con el analfabetismo; esa enfermedad social que, como inexplicables suicidas, hemos permitido que nos ataque nuevamente, de la mano de las políticas populistas y clientelistas de los últimos setenta años.

Ayer, las ex-entidades de derechos humanos (Bonafini reconoció que las Madres son una organización política), la izquierda trotskista y todos los kirchneristas celebraron el 24 de marzo en con una nueva “misa” de memoria tuerta, negándose a aceptar la verdad histórica. En este tema también sería altamente positivo que el Gobierno cambiara; una forma de hacerlo, sin necesidad de alterar su discurso políticamente correcto, sería convocar a un plebiscito, como lo hizo Uruguay, para que la sociedad toda sea quien decida, democráticamente, si quiere recuperar la concordia y terminar con la inicua persecución a los ancianos soldados que rescataron a la Patria de las fauces del marxismo cubano y hoy siguen muriendo en las mazmorras de toda la Argentina.

Enrique Guillermo Avogadro
ega1avogadro@gmail.com
@egavogadro
Argentina 

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