Lo dicho en el artículo anterior, estas fechas son hoy
en Venezuela un trajinar de lágrimas, somos un país desarraigado, al que le
quitaron costumbres, tradiciones y desmembraron familias, amén de las tragedias
diarias que todos conocemos. El 2018 se marcha como el peor año de nuestra
historia, pero ¡Animo! Todo cambiará a partir del 2019.
Estas líneas no tratan de rebuscar un aliento
falseado, ni repetir promesas aéreas que intentan manipular las esperanzas de
un pueblo sacrificado a niveles inhumanos ¡No! estás líneas están basadas en
hechos, en ciencia, en la real realidad. A nuestra nación le deparan todos los
buenos augurios en el año que comenzará el próximo martes primero de enero ¿Por
qué? Le explicamos los motivos:
En primer lugar, las protestas de calle no son la
única forma de protestas, de demandar, de efectuar acciones contra un régimen
apátrida como el castrismo venezolano, la irreverencia electoral del pueblo
demostrada este año y en el anterior denota un contundente rechazo al gobierno
(y sus instituciones secuestradas) que retumbó en todos los rincones del
planeta, tanto que cuadros y personajes icónicos del chavismo continúan
abandonado un proyecto retencionista del poder vía necesidades creadas,
violencia y bajo la más absoluta petróleodependencia que jamás se haya
conocido. El chavismo es tan rechazado dentro como fuera del país.
En segundo lugar, al régimen se le acabaron los
financiamientos legales, ante la incertidumbre creada de cara al 10 de enero ni
China se presta para procesar nuevos créditos, sus demás socios solo quieren
pagos en divisas, que no poseen por haber consumado la premeditada destrucción
del aparato productivo, o petróleo, el que tampoco posee tras haber destruido
la otrora tercera petrolera del mundo. Sí bien es cierto, el país cuenta con
riquezas infinitas a las que echa mano el gobierno como si fueran sus
patrimonios familiares, toda negociación post 10 de enero se sumerge en un mar
de riesgos con más consecuencias negativas que favorables, este tipo de
financiamiento es extremadamente débil e insuficiente.
En tercer lugar, luego de la investidura ante la ANC,
Maduro y todo su gobierno perderá la protección/inmunidad que revierte a los
gobiernos constitucionales, legítimamente electos y proclamados, serán objeto
de derecho como cualquier ciudadano común lo cual es sumamente importante, pues
penden sobre ellos infinidad de presuntos delitos que van desde corrupción
globalizada, crímenes de lesa humanidad, entre otros no menos graves.
En cuarto lugar, el chavismo no es solo un problema
para los venezolanos, es un problema para la región, la diáspora venezolana
afecta las economías de los países del continente, diáspora que la región está
dispuesta a contribuir decididamente para que cese, para que cese el país debe
reencaminarse por el camino constitucional y democrático.
En quinto lugar, la unión se está fraguando, no solo
entre las organizaciones partidistas, sino entre todos los sectores del país,
entre los venezolanos que a duras penas comprendieron que el trabajo y el
esfuerzo propio es el camino al bienestar, no exiguos bonos ni insultantes
cajas de comida, dicho sea de paso, partidizadas. Hoy por hoy, al chavismo lo
repudian más quienes infantilmente creyeron en él que quienes siempre le han
criticado sesudamente.
Sumemos la importancia geopolítica de Venezuela en el
contexto sudamericano, la cada vez más aprisa debacle de todo lo público y
privado, las deudas internacionales que el gobierno no puede honrar, las
sanciones de las que ha sido objeto por quebrantar todo espectro legal y
democrático, demás flagelos rojos rojitos cuyas consecuencias no se hacen
esperar. Cuando este 31 llegue la media noche desee con toda firmeza un ¡Feliz
año nuevo! Por que lo será.
Leandro Rodríguez Linárez
leandrotango@gmail.com
@leandrotango
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