Venezuela
tiene y debe encontrar una salida urgente a la crisis que hoy la azota.
Fracasado el socialismo del siglo XXI, debe abrirse un nuevo camino para que
tengamos un país que retome la libertad y la prosperidad. La clave para ello es
el cambio político y una orientación clara en materia económica y financiera.
El presidente interino Juan Guaidó ha señalado con nitidez que se trata de
cesar la usurpación, alcanzar un gobierno de transición y tener elecciones
libres. Venezuela tiene que buscar
rápidamente la ruta electoral para que el pueblo decida quién lo debe
gobernar y de esta manera alcanzar la escurridiza estabilidad política. Es
evidente que como fuerza minoritaria que es, sin capacidad de movilización y
con un liderazgo deteriorado, el chavismo debe ser respetado y convivirá con la
nueva mayoría que el país hoy tiene. Jamás se puede perseguir y acosar a
quienes ayer fueron gobierno.
En lo
concerniente a los asuntos económicos y financieros la senda es clara. En
primer lugar, hay que derrotar la hiperinflación. Esa es la tarea principal.
Para logarlo hemos propuesto que la brecha fiscal que la provoca debe cerrarse
con dinero fresco, es decir con financiamiento externo y por tanto debe
acabarse con la emisión de dinero de la nada que hace el BCV para financiar el
déficit fiscal. Si no resolvemos este problema no hacemos nada y seguirá la
hiperinflación con sus efectos destructivos sobre el salario y el ahorro. Lo
anterior implica renegociar la deuda externa hoy en situación de incumplimiento
de pago. Abogamos por una reestructuración de la deuda transparente y rápida
para que se abra el financiamiento a la economía. Para ello es fundamental la
ayuda de los organismos multilaterales de crédito y préstamos y donaciones
urgentes de los países aliados para la reconstrucción. Igualmente hay que fijar
por un plazo razonable la tasa de cambio con respecto al dólar para así
derrotar las expectativas de inflación y darle certidumbre a la economía.
En segundo
lugar, hay que diseñar una nueva política petrolera que partiendo de la
propiedad nacional de los hidrocarburos haga posible el aumento de la
producción de petróleo hoy ubicada en sus mínimos históricos. Para ese
propósito la inversión nacional y extranjera es vital y sin ella y sin una
nueva gerencia al mando de PDVSA es imposible incrementar la producción. PDVSA
tiene que dejar ser la sucursal y caja chica del PSUV para retomar sus
funciones como empresa energética. En tercer hay que aplicar una nueva política
social basada en subsidios directos a los más necesitados. Por tanto, se
sustituirá las cajas de comida asignadas de forma discrecional y con criterios
partidista por una transferencia directa y en efectivo para que el pueblo
compre lo que quiera y cuando quiera y no sea objeto de coacción política.
Estas son las bases esenciales para sacar al país de la crisis.
José Guerra
@JoseAGuerra
No hay comentarios:
Publicar un comentario