Ni
Europa ni nadie tiene la última palabra en torno a la eyección de Nicolás Maduro
del poder al que se aferra con desesperación.
Su
posición, eso si, es digna de ser examinada debajo de una lupa porque el vocero
de las 28 naciones integradas en un espacio económico único ha sido España,
la nación de la Unión más cercana a nuestro continente y a nuestro país,
un país al que nos unen la historia, la lengua y las costumbres.
Lo
sensato era que el gobierno español fuera el mejor enterado de la dinámica venezolana
de los últimos tiempos, pero el problema no es de información sino de
posición política y de defensa de los intereses democráticos. Resultó, al fin, que
otros países de la UE manifestaron, en torno a la ilegitimidad de Maduro, una
posición mucho más contundente que la de nuestra Madre Patria.
Alemania
y Francia – además de Gran Bretaña- dieron un paso adelante en las primeras
de cambio, apegándose a los cánones democráticos mientras en la Moncloa
se llevaban las manos a la cabeza sin saber mucho que hacer frente a un
Juan Guaidó que ganaba solidaridades por doquier por sustentar el más adecuado
curso de acción. Este era el respeto de la Constitución que de manera
automática ungía como Jefe del Ejecutivo al Presidente de la Asamblea,
la realización de elecciones en el más corto plazo y el montaje de una
vasta operación de ayuda humanitaria. Simple y sencillo, legal y cuerdo.
Las
circunstancias no se la pusieron fácil al Jefe del Gobierno español. Su vinculación
forzada con Podemos para poder gobernar a medias en España, su línea
de actuación cercana a la del Expresidente Rodríguez Zapatero y sus tesis
de “dialogo por encima de todo” con el narco gobierno, y el corte izquierdista
de su pensamiento le ha jugado a Pedro Sánchez una mala pasada.
Porque han sido mucho más apegados a cánones democráticos ortodoxos
el resto de los países de la Unión de la propia España.
Pero
es que además, el país español- variopinto en tendencias políticas- le reclamaba
en esta difícil hora a su jefe de gobierno, que no se dejara quitar la batuta
que siempre Madrid ha sostenido de cara a Bruselas en los temas que atañen
al Sub Continente latinoamericano. Al fin, los demás países europeos tomaron
en cuenta la importancia de no desplazar a España en esta hora vital en
Latinoámerica y pusieron en manos de Sánchez la vocería comunitaria. Con una
buena dosis de histrionismo, Sánchez ahora se anima a afirmar “Que nada tiene
que ver Maduro con el socialismo “
A
ninguno de los Europeos se le escapa que Maduro y sus colaboradores no llamarán
a elecciones ni en 8 días ni después tampoco, porque sería admitir el fraude
de los anteriores comicios, lo que en su desenfocado criterio es lo que lo faculta
para haberse juramentado para un nuevo mandato. Los insultos de todos
los altos jerarcas del régimen madurista nos avergüenzan a los venezolanos
por fuera de las fronteras patrias, quienes observamos el difícil momento
del país en las televisoras del mundo, pero ello es solo el nevado de la
torta.
La
palabra de Europa si será determinante en aislar a Maduro y su clique.Seamos
un poco pacientes. Si es más importante o no que la americana es otra
cosa ya que mientras Estados Unidos actúa en favor del gobierno transitorio
y va dando pasos para materializar tal posición, Europa, y España dentro
de ella, apenas `proclamarán su apoyo sin siquiera mover ni un dedo.
Lo
que cuenta es que la sumatoria de las naciones del mundo que se han colocado
del lado correcto y han expresado proactivamente su rechazo a la violación
de las libertades y el desvío de la democracia, terminará por debilitar la
frágil base de sustento que le viene quedando al dictador y usurpador de las instituciones
en el país.
Este
final está ya cantado. De aquí en adelante no hay retroceso posible. Nadie tiene
una última palabra. La lápida que se colocará sobre el madurismo ha sido tallada
por el trabajo de años de conjunción de la barbarie con el crimen, con el terrorismo,
con la corrupción, con el olvido del pueblo, con el desgobierno
Beatriz
de Majo
@beatrizdemajo1
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