Fiscales
federales acaban de dar a conocer escabrosos e increíbles detalles del
escándalo originado en las oficinas de admisión de universidades
estadounidenses de renombre que involucran a figuras de Hollywood y a
millonarios de empresas que pagaban al personal de universidades como Harvard,
Stanford y Yale, et. al., para que acepten a sus hijos, y quizá otros
allegados, como alumnos normales. El escándalo crece y despierta interés porque
la maraña inmoral de sobornos, e incluso delictiva, involucra a todo un sistema
monetizado y aparentemente legal que ha permeado las oficinas de admisión de
muchas universidades importantes de EEUU. Se sabe que un cabecilla es un tal
William Singer de 50 años, de Newport Beach, Calif., fundador de Edge College
& Career Network y su apéndice caritativo Key Worldwide Foundation, que ha
estado cooperando con la autoridades desde septiembre.
R. Halleck
del NYT dice que las actrices F. Huffman y L. Loughlin, y el modista M.
Giannulli, están entre las 50 personas que han sido acusadas públicamente de
haber sobornado a conocidas instituciones de enseñanza. Como dice E. Gessen,
The New Yorker, “en muchos casos recurriendo a medios rebuscados como
fotografiar a un chico flaco con la musculatura de uno fornido superpuesta… lo
que dice mucho de la sociedad de EEUU. La totalidad de su sistema educativo es
un fraude perpetrado por unos cuantos que dañan a los más”.
El escritor
F. Bruni dice: “puede que sea legal que Jared Kushner done $2,5 millones a la
U. de Harvard cuando su hijo, yerno de D. Trump, postula a esa Universidad; y
resulta ilegal cuando se dona a un entrenador deportivo cientos de miles de
dólares. Pero, realmente, qué diferencia hay entre lo uno y lo otro. Ambos
recurren al pago con dinero en vez de demostrar mérito.” Con ambos se ingresa a
la universidad excepto que el “mérito” es socavado por un sistema injusto y
corrupto.
Al sobornar,
los millonarios que pagan subrepticiamente para que sus hijos sean admitidos
simplemente enuncian, en cada caso, que sus hijos carecen la inteligencia,
capacidad, disciplina y hasta salud para competir con otros que van por la vía
moral porque éstos, entre otras cosas, no tienen los recursos para sobornar y,
si los tienen, prefieren confiar en la capacidad de sus hijos. Por otro lado
está la corruptela de los que reciben los sobornos, o sea las universidades que
favorecen al sobornante. Ni hablar de la obligación de declarar todo ingreso
monetario al fisco federal y estatal de EEUU.
Una razón de
estas corruptelas es la costumbre de venerar universidades que integran “la
Liga de la Hiedra” que la componen las universidades más antiguas, prestigiosas
y caras que históricamente han atraído a los mejores facultativos del país y
muchos del mundo, y que han sido cunas de investigación en varios campos del
saber. También están las universidades estatales de prestigio que también son
pagantes. Pero lo “pagante” es este caso ha devenido prohibitivo por el costo
de los cuatro años de un título de Bachelor. Deberían ser gratuitos como lo son
en otros países. La deuda de ex universitarios en EEUU es hoy exorbitante.
Considerar “socialismo” que el estado pague los cuatro primeros años
universitarios demuestra ignorancia y afán de mantener bajos los impuestos de
los multimillonarios algunos de los cuales sobornan a universidades para que
acepten a sus hijos, lo que prueba que los consideran, de entrada, ineptos.
Jorge V.
Ordenes L.
@JvordenesV
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