Cuando comencé a trabajar en asuntos latinoamericanos por primera vez hace casi 40 años, Venezuela era una de las pocas democracias en Latinoamérica. No solo fue el lugar de nacimiento de Simón Bolívar, sino un fuerte partidario de los movimientos democráticos en lucha en toda Latinoamérica, y recibió a migrantes y refugiados de todo el Hemisferio Occidental y Europa. Así lo reseña elnuevoherald.com
Pero en Venezuela en la actualidad, la grave escasez de alimentos, medicamentos y agua limpia se agrava por repetidos cortes de energía eléctrica. La falta de empleos y la hiperinflación de un millón por ciento significan una pobreza aplastante, y la opresión en aumento del régimen impide el ejercicio de los derechos humanos básicos. Venezuela es ahora una fuente de migrantes y refugiados.
Durante la semana del 30 de abril, el mundo fue testigo del intento de los venezolanos de volver a poner al país en un camino constitucional. La mayoría de los venezolanos, así como miembros del círculo interno del régimen y principales oficiales militares y de inteligencia, han perdido la fe en la capacidad de Maduro para gobernar.
Las grietas dentro del régimen de Maduro se están multiplicando y ensanchando, y su tiempo se está acabando. No puede resolver ni incluso paliar los problemas desesperados que aquejan al pueblo de Venezuela.
Su solución es simplemente más represión y un esfuerzo brutal para destruir la última institución democrática de Venezuela, la Asamblea Nacional, como vimos cuando su Primer Vicepresidente, Edgar Zambrano, fue encarcelado el 8 de mayo.
Los venezolanos deben poder unirse y tomar las decisiones que enfrenta su país a través de elecciones libres y justas que reflejen la voluntad de la mayoría, no solo de unos cuantos corruptos que ostentan el poder.
Todos los partidos y facciones democráticos deberán unirse y desarrollar un marco para la transición que conduzca a esas elecciones. Y es la Asamblea Nacional, como el único organismo electo previsto en la Constitución venezolana, la que mejor puede gestionar este proceso.
Apoyamos plenamente el trabajo que está realizando para desarrollar un marco de transición en el que todos los venezolanos tengan voz.
Los chavistas tienen que tomar una decisión. ¿Permitirán que su partido sea solo el partido de Maduro y de la Asamblea Nacional Constituyente ilegítima e inconstitucional? ¿O los chavistas apoyarán la democracia y permitirán que el pueblo de Venezuela elija libremente a sus líderes políticos? Para aquellos miembros Chavistas de la Asamblea Nacional que dejaron el organismo, el paso más importante que pueden dar para revertir la crisis política de Venezuela es regresar a la Asamblea Nacional y ocupar sus escaños.
Allí pueden defender sus ideas e ideales dentro del marco institucional que brinda la Constitución venezolana.
Tanto la oposición como las voces Chavistas son esenciales para una transición pacífica y la reconciliación nacional. Como todos los ciudadanos del país, los Chavistas deberán desempeñar un rol en la reconstrucción de Venezuela. En su mejor momento, el Chavismo representó la inclusión de voces venezolanas que tradicionalmente habían sido excluidas de la conversación nacional. Pero para que el Chavismo sea parte del futuro de Venezuela, debe ser verdaderamente democrático y no puede ser impuesto por la fuerza.
El objetivo de la política de los Estados Unidos es claro: ayudar a los venezolanos que se esfuerzan por devolver a su país primero a la democracia y al estado de derecho, y luego a la prosperidad.
La recuperación solo puede comenzar cuando el gobierno respete los derechos de todos los venezolanos, independientemente del partido político, la riqueza o las conexiones. Cuando se cumplan estas condiciones, la población con talento de Venezuela tendrá el firme apoyo de la comunidad internacional, en cuanto un gobierno nuevo y legítimo comience el largo proceso de recuperación de la mala gestión y la cleptocracia de Maduro.
Maduro y sus cómplices robaron decenas de miles de millones al pueblo venezolano, pero Venezuela todavía tiene sus vastas reservas de petróleo como base para la recuperación.
No hace muchos años, el país tenía empresas prósperas que creaban empleos de alta calidad y bien remunerados. ¿Qué se interpone entre el pueblo de Venezuela y un futuro más brillante? El régimen de Nicolás Maduro.
Seguiremos ejerciendo presión sobre el régimen de Maduro y sobre aquellos que facilitan sus tácticas represivas, incluidas Rusia y Cuba. Continuaremos apoyando a los actores democráticos y al pueblo venezolano.
Estados Unidos está seguro de que los venezolanos perseverarán en la construcción de un país democrático, próspero y reconectado con el mundo. Seguimos comprometidos a ayudarles a lograrlo.
Pero para conseguirlo, Venezuela necesita una transición pacífica decidida por todo su pueblo. Ahora es el momento para que los venezolanos comprometidos con un futuro democrático se unan para hacer realidad esta nueva Venezuela.
Elliott Abrams
Elliott Abrams es el Representante Especial de los Estados Unidos para Venezuela.
https://www.elnuevoherald.com/opinion-es/article231324803.html
Esta traducción fue proporcionada como una cortesía y únicamente debe considerarse fidedigna la fuente original en inglés. Este artículo de opinión fue originalmente publicado por The Miami Herald.
No hay comentarios:
Publicar un comentario