La descalificación del periodismo ha sido en los últimos tiempos en nuestro país, una constante en este gobierno socialista, marxista y mal llamado bolivariano, que a lo largo de estos 20 años ha emitido juicios peyorativos en contra de quienes ejercemos dignamente esta noble profesión.
Y justamente el mentor de estos agravios fue el fallecido Presidente Chávez, quien en más de una ocasión tuvo desatinados encuentros con periodistas nacionales y extranjeros, que solo por hacerle preguntas que no eran de su agrado, fueron objeto de incómodas situaciones que trascendieron las fronteras.
Chávez ignoró que el periodismo tiene además de su fuerza social, como medio de comunicación, otros aspectos inherentes a la vida de una nación en sus distintas manifestaciones, a través de las cuales trasciende la información convertida en noticia, y que además el periodismo puede desempeñar –como en efecto – el rol más importante en nuestra sociedad. Ignoró también que el periodismo crítico significa no solo el afloramiento y análisis de la verdad, sino el enjuiciamiento de todo testimonio con valor colectivo, al mismo tiempo que realiza una doble valoración: la del acto humano, como esencia vivencial, y la del conocimiento, como expresión del saber.
Por todo lo anteriormente indicado, a quienes ejercemos el periodismo como profesión en el marco de la ética y moral que requiere su desempeño, nos tomó de sorpresa que al extinto Presidente Chávez el jurado integrado por miembros del sector oficial, le otorgó por unanimidad el PREMIO NACIONAL DE PERIODISMO, por cuanto en vida persiguió a los medios de comunicación críticos, hecho que fue denunciado por organizaciones internacionales como Human Watch y la Sociedad Interamericana de Prensa (SIP), ante la inminente amenaza a la libertad de expresión.
El Jurado hizo caso omiso obviamente del cierre de emisoras radiales y de RCTV a la que acusó de apoyar un golpe de estado en su contra, e igualmente desestimó el permanente enfrentamiento que Chávez tuvo con algunos medios de comunicación críticos de su gobierno, y que enfrentaron presiones por vía de la eliminación de las pautas publicitarias de empresas y organismos estatales, además de que se les abrió procesos judiciales y administrativos, entre otros de los tantos abusos que desde el poder se ejerció y ahora con Maduro peor todavía, a pesar de que el líder de la revolución socialista, marxista y bolivariana abandono este mundo terrenal.
Afirmar como refiere la Fundación del Premio que le otorgó esta distinción a Chávez, que el galardón le fue conferido porque “él le devolvió la palabra a los oprimidos del mundo en su rol de comunicador social, por su constante batalla contra la mentira mediática”, es una bofetada a los genuinos profesionales de la comunicación social y una burla al pueblo venezolano, que fue víctima de sus desafueros emocionales.
Por eso rechazamos rotundamente en aquella ocasión que dicho Premio le fue concedido a quien en vida fustigó acremente a los periodistas, y se ensañó contra la prensa crítica, a la que asfixió económicamente, pues tenían que adquirir el papel, escaso por cierto hasta los actuales momentos, con divisas de Cadivi, y muchas de ellas claudicaron ante tamaño y desproporcionado abuso de poder.
El premio nacional de periodismo es un reconocimiento que se otorga a los mejores profesionales, desde la década de los 70. Con la llegada de Chávez al poder, se cambiaron sus reglas y su nombre a premio nacional de periodismo Simón Bolívar, y su dirección pasó a manos del Ministerio de Comunicación, organismo oficial que elige el jurado, que como coloquialmente se suele decir, se despachan y se dan el vuelto. Sin duda alguna, una bofetada a los profesionales delperiodismo, una burla a la nación y abuso de poder en todas sus manifestaciones.
En las últimas semanas, la libertad de expresión en Venezuela ha registrado severas restricciones con medidas sancionatorias y acciones de intimidación del régimen, las cuales afectan la labor de periodistas y medios de comunicación social, llegando hasta la agresión física como ocurrió en Barquisimeto, todo lo cual cada día restringe la labor de los comunicadores y de los medios, al extremo de que hasta el pasado año 2019, 43 diarios han dejado de circular, de los cuales 24 han salido de circulación de manera definitiva y otros 21 temporalmente.
El legado de Chávez lo ha asumido el régimen de Maduro al pie de la letra, pues utiliza descarnadamente el poder mediático de que dispone con medios oficiales (televisión, diarios y emisoras), para dar a conocer informaciones tendenciosas, subjetivas, insultantes y difamatorias,, en su pretensión de convertir la mentira en verdad. Pero lo que sí es cierto, es que el periodismo cuestionador e incómodo para el régimen, no desmayará jamás.
“La primera de todas las fuerzas es la opinión pública” Simón Bolívar
Carlos E. Aguilera A
careduagui@gmail.com
@_toquedediana
Miembro fundador del Colegio Nacional de Periodistas (CNP-122)
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