Venezuela ha sido un país sin estabilidad política. Liberada del yugo español cayó en manos del caudillismo criollo, al comienzo con los propios gestores de la Independencia, transformándose luego en un personalismo hegemónico y nepótico, nunca analizado a profundidad por los investigadores.
Posteriormente sufrió el trauma, que dividió la República políticamente con la Federación, hasta caer nuevamente en el caudillismo personalista, que se transformó en 1958 en una dictadura de partidos, convertida en una partidocracia manejada con un caudillismo partidista, que pudo sostenerse por el abundante y creciente ingreso petrolero. No obstante, tenemos que parentizar con el periodo “revolucionario”, que no solo profundizó el caudillismo, sino que lo militarizó con soberbia y prosaica claque; que no solo destronó a la política, sino que, bajo el abusivo manto de un TSJ que perdió la senda del derecho, transformo a las fuerzas armadas en una institución indigna y servil, creyente en conjunto de que le sirve a la patria bajo la consigna de su “comandante en jefe”.
No obstante, es lamentable tener que reconocer, que no solo el deterioro en todos los niveles sociales y económicos en que transformó el chavismo militarista al país nacional es culpa del azar ni de la “revolución”, sino que la mayor culpa es de la anti política que surgió como base del liderazgo del sistema democrático deteriorado, que produjo un derrumbe del liderazgo partidista, donde el desespero por la figuración, y el deseo de todos por querer ejercer en forma personal o con su partido, su dirección y su representación, ha conducido el debate político a solo esperar el “cese de la usurpación”, contando irracionalmente, con “el apoyo de los países extranjeros” y con la presunción de una “intervención militar”.
Pero el mayor problema o causa de la debacle política, fue la incursión del mini partidismo sin ninguna orientación de política, sino con la sola conveniencia clientelar, especialmente en las ramas nacional, estadal y municipal del poder ejecutivo; situación que deterioró el proceso de descentralización y malformó la acción coordinada de los poderes públicos.
Pero de mayor gravedad ha sido la lucha intestina entre partidos opositores, cuyos líderes desconocidos infieren sobre luchas intestinas, que no hacen bien a la Unidad que debe reinar en la Oposición, y desde hace tiempo, han generado una lucha solapada entre ellos; algunos diseñando campañas de desprestigio contra partidos y/o contra veteranos líderes y contra sus grupos familiares, lo que es aprovechado por el régimen para aumentar el desprestigio muchas veces calumnioso.
También ha sido de gravedad: las campañas abstencionistas como forma de lucha; las divisiones en la Asamblea Nacional y el ataque inter fracciones parlamentarias; las feroces y desquiciadas luchas y guerras del teclado; los mensajes televisivos y videos que olvidan a muchos venezolanos que se encuentran luchando dentro del país. Quienes sienten las falencias alimentarias, de electricidad, de agua, de gas y de gasolina,
Algunos piensan, que hay que vaciar al país para volverlo a repoblar, o que hay que eliminar a quien no se sienta luchador antichavista, antimadurista, u opositor que no comparta sus muchas propuestas irracionales. Hay quienes confunden las expresiones; “acabar con el chavomadurirsmo”, con “acabar con los chavistas y con los maduristas”; son quienes quieren transforman la política en guerra.
Al cierre de esta reflexión, debemos reseñar un corto mensaje sobre el triunfo en Bolivia del MAS, es decir, del partido de Evo Morales. ¿Cuál será su reacción ante esta inesperada victoria?, bien vale un corto comentario sobre cómo debemos entenderlo nosotros en Venezuela. Si, entender este triunfo cuando el pueblo vota por un personaje o por un partido, que como el MAS y Evo Morales en Bolivia, no solo logró llevar al país de la miseria eterna de América Latina, sin compararlo con Haití, a un país con excedente presupuestario y un PBI hasta de un 9%, siendo necesario entender, que su logro fue por la suerte de haber contado con la ayuda indeterminada del “pana” Chávez, quien sin prudencia y sin descaro, logró recuperar todas las falencias bolivianas, cosa que no sabe el pueblo boliviano, como tampoco lo sabe el venezolano. Ojalá y los políticos bolivianos no crean que esta victoria sea ideológica y vayan a iniciar una guerra como la que tenemos o quieren muchos venezolanos.
Como corolario, una vez más debemos insistir, como también fue la suerte de Bolivia, que debe apartarse al militarismo de la lucha política y crear una conciencia civilista.
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