En el curso de mi ya larga vida, nunca he visto a ningún otro hombre mostrarse tan desafiante y tan tranquilo frente a los ataques de sus enemigos.
Cegados por haber perdido las elecciones de 2016 frente a Donald Trump, desesperados por sacarlo de la Casa Blanca en 2020 y sin ningún candidato capaz de derrotarlo la izquierda demócrata decidió ganarle con trampa. Pero esta vez se metieron con el candidato equivocado. Donald Trump se encuentra a miles de años luz de John McCain o de Mitt Romney. A diferencia de estos dos miembros del timorato "establecimiento republicano", Donald Trump no se abochorna de su blancura ni de su fortuna. No busca el elogio de la prensa parcializada ni la aceptación de la chusma fanatizada. Le basta con el respeto a sí mismo y el servicio a los Estados Unidos, la patria por la que sufre vituperios y martirio. En el curso de mi ya larga vida, nunca he visto a ningún otro hombre mostrarse tan desafiante y tan tranquilo frente a los ataques de sus enemigos.
Los estrategas del Partido Republicano están dedicando su mayor atención a las
elecciones senatoriales del próximo 5 de enero en el estado de Georgia que
determinarán el control de la Cámara Alta. Y esa es una batalla digna de ser
emprendida. Pero Trump sabe que existen otras prioridades como denunciar el
fraude de las elecciones presidenciales del pasado 3 de noviembre. Entonces,
las elecciones de Georgia podrían convertirse en una distracción que reste
intensidad a la actual lucha por denunciar las trampas con las que los
demócratas pretenden sacar al presidente de la Casa Blanca.
Es ahí donde el presidente está concentrando su atención y sus energías. Porque
él sabe que demostrar la trampa de las elecciones presidenciales de noviembre
es asegurar la honestidad y la transparencia de futuras elecciones. Más
importante aún es impedir que los demócratas se adueñen del poder a perpetuidad
y es lograr que los americanos tengan de nuevo confianza en los procesos
electorales.
Irónicamente, el voto en el colegio electoral abre un nuevo camino para la
reelección de Trump. Cuando Mitch McConnell dio su extraña orden a los
republicanos del Senado de no impugnar las fraudulentas elecciones de
2020 los demócratas se dieron cuenta de repente de que Trump tiene otro camino
hacia la reelección. ¡E inmediatamente entraron en estado de pánico! Algo
similar sucedió en las elecciones de 1886 y provocó que el Congreso aprobara la
Ley del Colegio Electoral de 1887. En resumen, la elección presidencial de 1886
entre Rutherford B. Hayes y Samuel Tilden terminó siendo impugnada y Hayes fue
declarado ganador.
El 6 de enero de 2021, el Congreso celebrará una reunión conjunta para contar
los votos que le enviará el colegio electoral, entre ellos los fraudulentos de
los estados en discusión, a saber: Pensilvania, Michigan, Wisconsin, Georgia,
Arizona, Nevada y Nuevo México. Desde hace mucho tiempo, esos siete estados han
estado plagados de fraudes electorales y, siguiendo la tradición, en este 2020
fueron concedidos a un Joe Biden que no los había ganado. Y el 6 de enero, los
resultados enviados por el colegio electoral estarán sujetos a impugnación por
los miembros del Congreso.
Eso es precisamente lo que se propone hacer el Representante republicano por la
Florida, Matt Gaetz, quién ha dicho:"El próximo 6 de enero estaré uniendo
fuerzas con los valientes en el Congreso para impugnar a los electores de los
estados que no celebraron elecciones limpias". Según Gaetz, el recién
electo senador por el estado de Alabama, Tommy Tuberville, se unirá a los
miembros de la Cámara de Representantes en la impugnación de esos electores.
Al igual que Gaetz, el Representante Mo Brooks (republicano de Alabama) se ha
comprometido a desafiar los votos de esos siete estados el día en que se cuenten
los votos del colegio electoral. Dado que este es un evento poco común que
involucra a ambas cámaras del Congreso, Gaetz y Brooks necesitan al menos un
senador republicano que se una a ellos para impugnar los votos de los estados
en disputa.
¿Qué sucede si un senador y un representante impugnan los votos? El
proceso pasa a una votación completa en la Cámara y el
Senado. Afortunadamente para los republicanos, que sólo tienen control del
Senado, esto resultaría en una decisión dividida. La Cámara controlada por los
demócratas votará para contar a los electores demócratas, y el Senado
controlado por los republicanos votará para contar a los electores
republicanos.
Según la Constitución de los Estados Unidos, las elecciones presidenciales
recaerían en el número de estados con representantes en el Congreso Federal, y
cada estado recibiría solo UN voto. Los 27 estados rojos votarán por Trump
y los 23 estados azules votarán por Biden, y finalmente tendremos una
resolución para las elecciones de 2020 que no implicará fraude ni engaño
alguno. Asunto concluido.
Otro factor potencialmente fraudulento que está siendo considerado son los
programas y máquinas de votación de la Compañía Dominion Voting Systems. Según
la prestigiosa Revista Forbes, Dominion recibió $120 millones de 19 estados y
133 gobiernos locales para proporcionar servicios electorales (2017-2019). Aquí
es importante destacar que Dominion Voting Systems es la segunda compañía mayor
entre las que operan en el ambiente secreto y monopolístico de la industria de
las elecciones, donde tres compañías controlan el 88 por ciento del mercado.
En el ámbito judicial, el equipo legal del Presidente Trump presentó el pasado
domingo una petición ante la Corte Suprema Federal solicitando la anulación de
tres fallos del Tribunal Supremo del estado de Pennsylvania alterando las
reglas sobre las firmas en las boletas electorales, los observadores en la
fecha de las elecciones y las declaraciones relativas a las boletas por correo.
También han pedido a la corte que permita a la Asamblea General de Pennsylvania
seleccionar su propio grupo de electores. Esto no es procedimiento nuevo porque
fue utilizado por Abraham Lincoln y Andrew Jackson. Los abogados del presidente
argumentan que las decisiones de la Corte Suprema violan el Artículo II de la
Constitución y el fallo en el caso de "Bush v. Gore" en el año 2000.
En este momento, Donald Trump todavía está a tiempo de detener esta infortunada
situación haciendo uso de su autoridad ejecutiva para preservar el estado de
derecho y la constitución. El experto legal Mark Adams ha dicho: "El
presidente Trump podría declarar una insurrección bajo la Insurrection Act
porque el robo de unas elecciones es una rebelión contra la nación que
constituye una amenaza significativa y constante contra el gobierno".
Trump podría utilizar esa ley para investigar a los instigadores del golpe y
autorizar a los militares que se apropien de la evidencia del fraude electoral−incluyendo
las maquinas electrónicas de votación−para analizar todos los factores de esta
traición a la patria.
Si el Presidente Trump abandonara su cargo en este momento crítico−en medio de
una emergencia nacional y de una crisis constitucional−entregaría al país a
China Comunista −un curso que garantizaría el suicidio nacional y el predominio
de un Nuevo Orden Mundial dominado por los enemigos de los Estados Unidos. La
otra razón para mantenerse en el poder es que la "elección" que dio
al chino Joe la "victoria" fue fraudulenta. Y eso lo sabe todo el
mundo, hasta aquellos miserables que tienen el descaro de negar el fraude.
Alfredo Cepero
alfredocepero@bellsouth.net
@AlfredoCepero
Director de www.lanuevanacion.com
Estados Unidos
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