sábado, 13 de febrero de 2021

ROMÁN IBARRA, APOROFOBIA

La palabra Aporofobia la define la Real Academia Española, como ¨La Fobia a las personas pobres o desfavorecidas¨. Este término se le atribuye a la muy reconocida catedrática española, la Filósofo Adela Cortina Orts.

La Dra. Cortina Orts, es probablemente la más alta autoridad en la materia, y sus investigaciones le han hecho acreedora de premios nacionales e internacionales por sus ensayos; catedrática de ética en la Universidad de Valencia España; primera mujer miembro de la Real Academia de Ciencias Morales y Políticas, importante personalidad académica del mundo Iberoamericano.

Hemos echado mano del trabajo de esta Filósofo española, a propósito de lo que está ocurriendo con la diáspora venezolana en distintos países del mundo, incluido España.

Los acontecimientos ocurridos en Ecuador; Perú; Colombia; Trinidad y Tobago; Panamá, y España, entre otros.

Hemos visto como varios de los países citados han recurrido a sus respectivos ejércitos para evitar que nuestros compatriotas atraviesen sus fronteras. Ese fue el caso de Colombia; Perú, y Ecuador.

Es cierto que luego el gobierno de Colombia se reivindicó aprobando un estatuto de protección temporal para regularizar la vida de los venezolanos en su territorio, lo cual, garantiza estabilidad a nuestros hermanos hasta por diez años, y así poder trabajar legalmente. Con ello, el gobierno colombiano corrige su propio error previo de negar vacunas contra el Covid-19, y el de la Alcaldesa de Bogotá quien pasó de ser discriminada por lesbiana, a convertirse en perseguidora de los nuestros estigmatizándolos ex profeso como autores de delitos no comprobados.

Sorprende obviamente que países hermanos, como Chile; Ecuador, y Perú envíen tan malas señales, como la deportación ejecutada por el primero en contra de gente pobre, pero no así contra –por ejemplo- los médicos venezolanos por su excelente formación y capacidad, y en cuanto a los otros, la utilización de los ejércitos respectivos (Ecuador y Perú) para impedir el paso de los migrantes.

En el caso de Chile son varias cosas las que se puede decir. En primer lugar, a los miles de chilenos que vivieron entre nosotros cuando la feroz dictadura de Pinochet durante 17 años, jamás se les maltrató. Al contrario, se les distinguió recibiéndoles con afecto, y asimilándolos a la sociedad de manera respetuosa. Todos pudieron trabajar en distintas áreas, incluyendo la docencia en varias universidades.

Buena parte del desarrollo y crecimiento civilizado de Chile se debe a un venezolano ilustre como Don Andrés Bello, jurista, y educador del más alto vuelo.

Del mismo modo podríamos argumentar en el caso de ecuatorianos (cientos de miles entre nosotros); argentinos; uruguayos; paraguayos; bolivianos; brasileños; peruanos (miles y miles); colombianos (millones de ellos entre nosotros).

Otro caso que debemos citar es el del gobierno de España, que se niega a entregar al Pollo Carvajal  en extradición a los Estados Unidos, y acoge legalmente al presunto asesino de Richard Peñalver, así como a los hijos multimillonarios de altos personeros del gobierno venezolano, mientras le dificulta a los venezolanos comunes, a los pobres, su situación en el territorio para establecerse legalmente.

Como se ve, se ha convertido en maltrato sistemático hacia los venezolanos más pobres que huyen de un gobierno ineficaz; incompetente, y corrompido que niega posibilidades a sus ciudadanos, forzándolos a emigrar tras la búsqueda de mejor fortuna en otras tierras.

Pedimos la comprensión del  mundo civilizado, y reciprocidad con los venezolanos, quienes hemos acogido con afecto a todo el que ha querido llegar a nuestra tierra. No invadimos a nadie; huimos de la pobreza, y la tiranía. Buscamos abrirnos camino trabajando para nuestras familias, y para ayudar a quienes no pueden salir de nuestro país.

Ojalá pudiéramos votar libremente para cambiar las cosas, y garantizar el retorno para reconstruir nuestro país.

Roman Ibarra
romanibarra@gmail.com
@romanibarra
Venezuela

No hay comentarios:

Publicar un comentario