Se trata de un club de amigos que se reúne, que hace
oposición política al gobierno ilegítimo y para muchos de ellos inexistente de
Maduro. Este ilegítimo cuerpo dispone de grandes recursos financieros, dinero
ilegítimamente obtenido de fondos bancarios del pueblo venezolano, que han sido
secuestrados por gobiernos pillos, valiéndose de que gozan en esta acción
delictiva del apoyo del Departamento de Estado, cuyas actividades delictivas en
el ámbito internacional son conocidas por el mundo entero. Se le suma además el
dinero robado de empresas venezolanas en el exterior, que manejan
ilegítimamente, sin control ninguno, sin supervisión, con total discrecionalidad
y sin obligaciones ningunas para con los venezolanos, ni los que están en el
país ni los que emigraron buscando mejores condiciones de vida.
Y si vamos a los usurpadores, pues también tenemos
dos: Maduro, quien fue electo en comicios ilegítimos en mayo de 2018, comicios
donde votó casi el 50 por ciento de los electores registrados por el CNE
legítimo de aquel momento, y comicios hechos de acuerdo a lo estipulado por la
Constitución legítima vigente. Pero desde enero de 2019 tenemos a otro usurpador:
Juan Guaidó, a quien designaron Presidente por 30 días, según lo que dice la
Constitución, y ya lleva más de dos años ejerciendo la figura, ilegal e
ilegítima, de Presidente interino o encargado, la cual pretende seguir
asumiendo hasta que muera biológicamente, algo que no le deseo, por supuesto.
Según estos actores, el pueblo venezolano está condenado a vivir entre
usurpadores de algún tipo. Ya no se habla de legalidad, eso dejó de ser
importante hace bastante tiempo, para dar paso a una situación de ambigüedades
increíbles.
El ilegítimo, y además usurpador de una diputación y
de la Presidencia de la República, Juan Guaidó, llama a no participar en las
ilegítimas elecciones establecidas por la Constitución Nacional legítima,
aunque una buena parte de sus supuestos seguidores ya han hecho alianzas y
están en campaña electoral ilegítima, por lo que puede asegurarse que las
elecciones mencionadas se realizarán a finales de este año y contarán con mayor
participación que las de diciembre pasado. El usurpador ilegítimo, denominación
pleonástica, pues en principio todos los usurpadores son ilegítimos, tiene
además los riñones de decir que su inexistente AN es la que debe designar al
nuevo CNE, algo que no hizo cuando pudo, pese a que los diputados del PSUV,
algunos ilegítimos, se reincorporaron a la AN legítima, para hacer posible la
conformación del quorum necesario para la designación de un CNE legítimo.
Dicho en otra forma, los dirigentes del G4 y sus
bozaleados seguidores de otros partidos trabajaron ilegítimamente, para que no
pudiera designarse un nuevo CNE legítimo, pues de esa manera continuarían con
su ilegítima política de desconocer toda elección que se realizare sin estar
bajo su total control. Ellos no aceptan ningún proceso electoral con el ilegítimo
Maduro en la Presidencia. Pero incluso si Maduro se fuere, no aceptarían un CNE
que ellos no hayan designado, pues al igual que el gobierno ilegítimo lo que
desean es ganar las elecciones a todo trance, sin importar que no tengan votos
suficientes para hacerlo. Los hoy usurpadores de cargos legislativos, que no
tienen porque no existen, pretenden que los venezolanos, que sí existimos, los
declaremos nuestros amos o nuestros jefes. Ellos son los llamados a decidir
nuestro destino por obra y gracia del gobierno gringo, porque no creo que el
Espíritu Santo los acompañe en esas tropelías.
Y en los partidos las cosas también se debaten de esa
manera. La ilegítima AD de Ramos Allup, nacida hace 20 años de una decisión del
TSJ y no del voto de sus bases partidistas, que además tienen ese mismo tiempo
sin poder expresarse, está enfrentada a la ilegítima AD de Bernabé Gutiérrez,
nacida de otra decisión del TSJ, esta vez además ilegítimo porque incorporó a
unos magistrados llamados “exprés”, seleccionados por una AN legítima que no
respetó el debido proceso. Pero es la ilegítima AD de Bernabé la que tiene el
uso legal de la tarjeta del partido, por lo que la ilegítima AD de Ramos Allup
no podrá postular candidatos a las ilegítimas mega elecciones de gobernadores,
alcaldes y cuerpos representativos, que está organizando la ilegítima AN.
Para Maduro, la legitimidad la da precisamente su
presencia en la Presidencia de la República y del PSUV como mayoría en el resto
de los poderes. Para Guaidó y el extremismo injerencista violento, la
legitimidad la daría la presencia hegemónica de su política. Con ellos
mandando, la legitimidad habrá regresado. No hay otra forma de que regrese. Ni
siquiera si votaran todos los electores del registro electoral y quienes
ganaran lo hicieran con el cien por ciento de los votos emitidos. Si el CNE no
lo designan ellos, si Maduro continúa en la Presidencia, esas elecciones serán
ilegítimas y el usurpador ilegítimo de Guaidó seguirá llamándose Presidente de
la República, aunque ya no sea reconocido internacionalmente.
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