Sabemos, tanto como el resto de nuestros compatriotas,
que la desgracia, las penurias, el hambre, a las que están sometidos algo más
de 85 % de los venezolanos produce sus efectos como el: desaliento,
desmoralización, impotencia, angustia, que son aprovechados por el gobierno
fraudulento de Nicolas Maduro para mantener a raya a sus adversarios. Este
escabroso escenario se combate con la unidad, con un accionar en conjunto de
los diferentes dirigentes que conforman el universo de las fuerzas opositoras.
Muy diferente sería la situación hoy día si apareciera Guaidó rodeado de
dirigentes de la estatura política de María Corina Machado, Henrique Capriles,
Henri Ramos. Vegetar, vivir sin ninguna movilidad es un grave diagnóstico para
cualquier político que aspire no mantenerse anquilosado en el pasado, condenado
a un ostracismo irreversible. La oportunidad de estos políticos de seguir
avanzado estará estrechamente ligado al éxito que a la vez pueda tener la
democracia liderada por el actual presidente de la legítima Asamblea Nacional.
Los brutales golpes que ha recibido ese espacioso
grupo que conforma la oposición venezolana no solo provienen del gobierno
ilegítimo de Nicolas Maduro; también se han lanzado “torpedos” que provienen de
allá dentro, me refiero de la misma oposición. Los llamados alacranes, pienso
que estos deben ser execrados para siempre, no así los conversos del chavismo a
quienes hay que abrirles las puertas e integrarlos a la lucha por el rescate de
la democracia. Cuesta comprender cómo los compañeros piden elecciones
regionales, pero por ninguna parte aparece la solicitud de paridad y respeto a
la voluntad de los electores; esto para ellos no tiene ningún valor, cuestión
que no deja de ser sospechosa. Por ejemplo, la rectora de la Universidad de
Carabobo, Jessy Divo, es un acto infeliz. Asistir a un evento político en el
capitolio valenciano donde además del gobernador Lacava estuvieron Jorge
Rodríguez y el hijo de Nicolás Maduro, luego que de pronunciar un discurso que
fue repudiado por el pueblo carabobeño. Termino con unas palabras que copié del
intelectual y político brasilero Rui Barbosa que tienen un sentido que calza
muy bien en estos momentos: “De tanto ver triunfar las nulidades, de tanto ver
prosperar el deshonor, de tanto ver crecer las injusticias, de tanto ver
agigantarse el poder en malas manos, el hombre llega a desanimarse de la
virtud, a reírse de la honra y a tener vergüenza de ser honesto.”
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