La pandemia
ha tenido sus aspectos positivos. Uno de ellos hacernos hoy día más digitales
que nunca. Primero, la cantidad de avances tecnológicos que hemos tenido que utilizar;
y segundo, el confinamiento nos ha obligado a aprender a socializar a través de
estos medios. He hecho referencia a este aspecto antes: de no existir las
consabidas aplicaciones para computadoras y los teléfonos inteligentes, de uso
gratuito, estaríamos aislados por completo, ya que no tendríamos acceso a
divisas para pagar por la más elemental comunicación con el exterior.
¿Recuerdan aquel Discado Directo Internacional (DDI) de la Cantv? Imposible,
sin dejar de mencionar la precaria conexión para acceder al ciberespacio,
mientras que en otros países cada día mejora la telefonía convencional y las
conexiones, y, por supuesto, los costos de dichos servicios son asequibles a
todos los potenciales usuarios.
Pasando al
tema político, la oposición está limitadísima respecto a la posibilidad de
hacer sus reuniones, denuncias y demás diligencias de contacto con la
militancia a través de los medios digitales, pero las redes –se sabe– no tumban
gobierno. Se necesita de algo más. No todos tenemos acceso a teléfonos
inteligentes y, lo peor, no todos tienen regularmente la señal conectiva. De
modo que, en propiedad, se hace una suerte de relaciones públicas, mas no
políticas, porque la política es el reino de la realidad por excelencia.
Sí que las
cosas empeoran, galopantemente, y el COVID-19 es la inmensa pared con la que ha
contado el régimen para evitar el levantamiento de la ciudadanía ante las
terribles condiciones existentes para salir a la calle. Me valgo de un ejemplo:
con la ausencia de las autoridades universitarias, los ministros usurpadores de
Educación y Cultura se pasearon golosos por la UCV dizque para supervisar, una
pila de meses después, los trabajos de remoción y restauración de la caminería
techada que se desplomó una ya lejana vez por falta de mantenimiento. Las
protestas tuiteras e instagrameras se hicieron sentir, y con toda la
indignación, poblaron las redes. Un tuitazo no conmovió a nadie. Días después,
en el escenario de las realidades, hubo una protesta física, en vivo y directo
de la dirigencia estudiantil a la que le llegaron los colectivos armados para
sabotearla, lo cual causó un gran estremecimiento en la opinión pública. Me
dicen que uno de los ministros tembló porque de más arriba le halaron las
orejas. Y los muchachos universitarios, arriesgando la propia vida, volvieron a
poner en el tapete no solo el tema de la autonomía universitaria, sino también
¡el dramático problema de las vacunas!
El video
corrió por el mundo a través de las redes, pero -aceptémoslo- no hay política
digital, si no se hace política de calle en físico y, perdonen la insistencia,
la política es el reino de las realidades palpables. De modo que los partidos
políticos o aquellos que se dicen tales, deben salir de su marasmo, porque sólo
se conectan – además – para cuadrar cosas personales o realizar foros y
conferencias que agobian por la mala señal, por mencionar dos ejemplos.
Tengamos en cuenta que, vaya mínimo el detalle, no todos tienen electricidad
continua en casa, un regular equipo electrónico, señal de Wi-fi y, lo más
importante, las ganas de recibir esos mensajes. A la brecha digital, podemos
agregar la brecha social y política mil veces marcadas en este desastre del
Socialismo19+.
Para los entendidos,
sabemos lo importante que es el uso de la tecnología como “herramienta”, para
el trabajo político, como medio de difusión de lo que acontece a los
venezolanos, pero se debe ir más allá, para retomar la conexión con el
ciudadano de a pie, porque, más temprano que tarde, el régimen intentará a
través de su asamblea y sus seudodiputados cerrar las ventanas de la brecha
digital, como lo han venido anunciando y para eso debemos estar preparados.
Insistir, resistir y persistir implica, en estos tiempos, el trabajo de
construir tanto redes sociales para expandir un movimiento de libertad como de
mejorar las condiciones físicas para su utilización.
Freddy Marcano
freddyamarcano@gmail.com
@freddyamarcano
Venezuela
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