La humanidad es libre y social por
naturaleza y dependerá de cada uno de nosotros administrar, a esta acción la
conocemos como ¨libre albedrío y/o decisiones¨, acción personal que determinará
la cruz de nuestra vida, una cruz inevitable que será liviana o pesada de
acuerdo a como la aceptemos, nos recuerda el Papa Francisco que la cruz es
nuestra condición humana del límite y la fragilidad, en la cruz están nuestras
virtudes y defectos, nuestras decisiones pero especialmente la voluntad
misteriosa de Dios, el Papa Francisco nos invita a abrazarla y aceptarla como
lo hizo Jesús diciendo “no se haga mi voluntad sino la tuya”
Esta expresión “no se haga mi
voluntad sino la tuya” tiene un significado y alcance profundo, porque según la
tradición cristiana quién la dice es Dios encarnado en el hombre, a pesar de
saber quién es, se entrega a la voluntad divina, es el momento del
desprendimiento absoluto, del amor total e incondicional, el todo ha superado
la parte, la carne es solo carne, pero el espíritu infinito, se ha consumado el
encuentro íntimo y grandioso con Dios.
Hoy la cruz nos enseña que los
sacrificios por los demás son duramente juzgados y castigados por nuestros
hermanos, sin embargo, la experiencia de Jesús nos enseña que la recompensa es
mucho más grande, porque esta termina siendo el antídoto para derrotar la
maldad, en palabras textuales del Papa Francisco “la mordedura de la serpiente
busca escandalizar, inmovilizar y volver estéril e insignificante todo servicio
y sacrificio de amor por los demás. Es el veneno del maligno que sigue insistiendo
sálvate a ti mismo...Y en esta mordedura, insiste el Papa, cruel y dolorosa,
que pretende ser mortal, aparece finalmente el triunfo de Dios. San Máximo el
Confesor nos hizo ver que con Jesús crucificado las cosas se invirtieron: al
morder la Carne del Señor, el demonio no lo envenenó —sólo encontró en Él
mansedumbre infinita y obediencia a la voluntad del Padre— sino que, por el
contrario, junto con el anzuelo de la Cruz se tragó la Carne del Señor, que fue
veneno para él y pasó a ser para nosotros el antídoto que neutraliza el poder
del Maligno”
La cruz es nuestra salvación, el
libre albedrío nuestra libre voluntad de tomar decisiones, el camino a la
verdad uno solo y el rostro de la maldad el egoísmo.
José Lombardi
jjlombardiboscan@gmail.com
@lombardijose
Venezuela
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