Venezuela ha sido secuestrada por el absurdísmo, una
de las naciones con las mayores reservas de petróleo padeciendo escasez de
gasolina y demás derivados. Una nación con casi mil kilómetros de las mejores
playas del planeta, con Canaima, el territorio más antiguo del mundo, con
bellezas naturales exóticas, llanos únicos, andes, etc. y no posee industria
turística. Un territorio desbordadamente fértil, pero con alimentos que se
encarecen día a día, inalcanzables para la inmensa mayoría, amén de ser la peor
inflación del globo terráqueo.
Un país cuyo ADN está irremediablemente vinculado a la
libertad e independencia, hoy está invadido por otras naciones y mezquinos
intereses. Somos incapaces de producir, somos extremadamente débiles,
dependientes, hemos perdido todo vestigio de soberanía, somos simplemente una
ficha en el interesado ajedrez geopolítico internacional.
Nada mejora. Quienes supuestamente llegaron para
solucionar los problemas de la denominada cuarta república, no solo agravaron a
la enésima potencia dichos males, sino que generaron (y aún continúan
haciéndolo) problemas mucho peores. Una nación desdibujada, quienes controlan
el poder lo hacen barbáricamente, sin ninguna autoridad, donde el hampa
organizada encontró guarida.
Venezuela cuenta con un historial brillante en cuanto
a lucha contra las tiranías, hoy está siendo sometida, obligada a idolatrar
figuras partidistas, a abandonar su ciudadanía para transformarse forzosamente
en militantes zombies de un funesto partido. Está siendo militarizada,
minimizada en sus derechos y libertades.
El voto, principal herramienta ciudadana, hoy es un
fútil cascarón vacío, desde hace más de una década no premia, no castiga ni
genera cambios. Las elecciones se desarrollan innaturalmente, con partidos,
candidatos y resultados impuestos. Cuando históricamente existen más motivos
para protestar, las protestas están prohibidas de facto, organismos del régimen
y paralegales las reprimen brutalmente. La democracia, sus herramientas, que
tanto nos costó consolidar, está siendo pisoteada.
Históricamente Venezuela había sido un edén para
inmigrantes que llegaron a esta noble tierra para rehacer sus vidas huyendo de
tragedias propias, se ha convertido en lo que pronto será el más grave fenómeno
de emigración del mundo, sus habitantes huyen de la sobrevivencia indigna que
solo ofrecen las economías comunistoides.
La ley es letra muerta, las instituciones en quienes
la Constitución obliga defender los derechos, las libertades, la constitucionalidad,
la democracia hacen caso omiso. La “ley” es el capricho de una élite que solo
sabe obrar para perpetuarse en el poder a cualquier precio.
Venezuela, otrora referencia comercial de la región,
se encuentra aislada, asistida por un puñado de países tan lejanos como
antidemocráticos al igual ella hoy lo es. Ahora somos ejemplo mundial del cómo
no hacer política ni economía… ejemplo negativo en todo.
¿Qué sentido tiene esta Venezuela? Cada vez peor,
llevada forzosamente del subdesarrollo al tercer mundo, día a día más
antidemocrática, ajena a su esencia, a lo que realmente es… Para más del 90%,
no tiene el menor sentido. Parafraseando a Churchill “Nunca en nuestra
historia, tan pocos han hecho tanto daño a tantos.
Leandro
Rodríguez Linárez
leandrotango@gmail.com
@leandrotango
Venezuela
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