Cuando a una población no le llegan los alimentos, las
medicinas y otros artículos de primera necesidad por los bloqueos, que hay en
las vías, necesariamente toca invocar al Estatuto de Roma en su artículo 7, en
donde se mencionan los crímenes de lesa humanidad, que en su literal b, afirma:
“El exterminio comprenderá la imposición intencional de condiciones de vida,
entre otras, la privación del acceso a alimentos o medicinas, ente otras,
encaminadas a causar la destrucción de parte de una población”, resaltando que
los crímenes de lesa humanidad, si la justicia de una nación no puede juzgarlos
y condenarlos, la Corte Penal Internacional tiene jurisdicción, tarde o
temprano.
En atención a lo cual, los promotores de los bloqueos,
antes de estar pensando en sacar dividendos políticos o económicos, deben
acordarse del Tribunal de La Haya, en vista de que cualquier motivación no es
excusa, para someter a una población a la privación de lo que más necesita para
sobrevivir, como ocurre en varios lugares de Colombia, perjudicando también las
exportaciones y las importaciones, que se hacen por vía marítima, en
consecuencia la terminación de los bloqueos es apremiante, porque de lo
contrario se estaría configurando un crimen de lesa humanidad.
La justeza de la protesta social está basada en buscar
las reivindicaciones de los distintos sectores de la sociedad, pero los
mamertos la utilizan de manera mezquina desestabilizando al país, cogiendo a
los jóvenes de carne de cañón, para llevar a la población a dictaduras como las
de Cuba o Venezuela, creyéndose ungidos, no se sabe por qué fuerzas
sobrenaturales, utilizando a las masas como objetos en beneficios de los
intereses de su secta; por ello esa cáfila desprecia el dialogo social y la
concertación como mecanismos para llegar a acuerdos, y optan por las vías de
hecho, como sucede actualmente en el país.
Por ello el sindicalismo democrático debe de tener la
suficiente capacidad de discernimiento, para no dejarse usar por vendedores de
humo, que juegan al azar para buscar un levantamiento popular, pero sin
interpretar genuinamente las necesidades de la ciudadanía, sino guiados por
caprichos ideológicos a la espera de una insurrección, y por eso precisamente
hay que resaltar la independencia sindical fundamentada en el pluralismo, en
donde el movimiento de los trabajadores no puede caer en los reduccionismo, las
simplificaciones y las dicotomías que promueven los comunistas, creando dilemas
entre socialismo o capitalismo, burguesía o proletariado e izquierda y derecha.
Precisamente el sátrapa ruso de Lenin, rechazaba de
alguna forma el termino izquierda, en su texto titulado “la enfermedad infantil
del izquierdismo en el comunismo”, lo que demostraría que para el totalitarismo
comunista las denominaciones izquierda y derecha no les preocupa y solo las
usan como táctica de acuerdo a las condiciones para la toma del poder, por ello
los demócratas no se pueden dejar imponer las dicotomías del marxismo
leninismo, porque fue Antonio Gramsci que al hacer la mezcolanza entre el
marxismo y el maquiavelismo buscaba dividir la sociedad frente a dos
alternativos únicamente, siguiendo la premisa de Nicolás de Maquiavelo, quien
planteaba que no había que permitir la neutralidad y buscar siempre que la
sociedad no tenga sino un par de opciones.
El atraso ideológico de algunos pueblos latinoamericanos,
lleva a echar en el mismo costal al sindicalismo, la izquierda y el marxismo,
claro que para el caso colombiano la situación es todavía más confusa, pues en
los llamados grandes medios de comunicación hay “líderes de opinión” cuyo
desconocimiento en la materia es aberrante, con lo cual la falta de sindéresis
no permite que estos temas se aproximen a la realidad.
Al bodrio marxista no le podemos dar una ubicación
específica en el espectro político, debido a que es un engendro que se viste de
muchas maneras o se camufla en organizaciones democráticas, y asume un papel
progresista para engañar a despistados. En cuanto al sindicalismo, no se puede
olvidar que el comunismo totalitario ha sido enemigo de la lucha de los
trabajadores (solamente los utiliza) y Lenin consideraba a los sindicatos como
un simple apéndice del partido, o sea que eran únicamente una herramienta para
la toma del poder.
La izquierda se consideraba en la revolución francesa
como una corriente que buscaba las transformaciones sociales, luego el marxismo
o comunismo totalitario que siempre pretende montar camarillas eternas en la
dirección del Estado, de acuerdo a las enseñanzas de la revolución francesa no
se puede ubicar específicamente en la izquierda, de ahí hay que reiterar que el
marxismo por su obcecación y superstición es antihistorico y no tiene ni
vigencia ni defensa, y lo único que le ha aportado a la tierra son grandes
desgracias y sufrimientos.
Grupos extremistas en la actual situación chantajean a
la sociedad y el Estado, impidiendo el derecho a la locomoción de la ciudadanía
por varias carreteras de Colombia, siendo eso el abrebocas de una conspiración
en contra de la población, por eso los comunistas cuando han mencionan los
paros nacionales, han dicho: “es la oportunidad más propicia del
enriquecimiento mutuo, que permite la reconstrucción del tejido social como
herramienta valiosa y practica de construcción de país, que nos permitirá
entrelazar nuestra praxis, los sueños y la esperanza por una nueva Colombia”,
advirtiendo que de acuerdo a la semántica del comunismo totalitaria, cuando se
hace alusión a la “Nueva Colombia”, básicamente se refiere a que el país se
convierta en una Venezuela o Cuba, por ello defender la democracia es de vital
importancia para conservar las libertades individuales, y ya es tiempo que la
ciudadanía de bien que es el 98% de los colombianos, defienda las instituciones
legítimamente constituidas, rechazando el asedio totalitario comunista.
Hay que recordar que en el mundo solo existen dos
sistemas políticos, que son el democrático y el totalitario, representado el
último principalmente por las dictaduras comunistas; porque otra opción sería
la disolución del Estado, pero eso es algo que ocurrirá en varios siglos;
entonces, aquí y ahora, se tiene que defender la democracia con todo y sus
defectos.
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