2.- El presidente Carlos Andrés Pérez tuvo un inmenso
apoyo popular en 1988 y obtuvo la victoria electoral. Tomó posesión el 2 de
febrero de 1989 y veinticinco días después estalló el Caracazo. Combinación de
descontento acumulado en la década perdida de los ochenta y de la acción de
grupos insurreccionales que causaron destrozos, saqueos y muertes durante 3
días pavorosos, con intentos de restablecimiento del orden por parte de las fuerzas
policiales y militares, a veces infructuosos. El saldo de ese levantamiento fue
de casi 300 muertos e innumerables heridos. El hecho de que haya habido una
deliberada acción insurreccional a caballo del descontento hizo que la
violencia espontánea fuese utilizada como chispa para que se incrementara, con
violencia dirigida y estimulada por parte de grupos organizados.
3.- En solo 25 días el gobierno y el presidente
perdieron buena parte de ese capital político que había sido concedido por la
larga marcha de CAP hacia su segunda presidencia y el clamoroso apoyo en las
elecciones de diciembre de 1988. Con plomo en el ala, el gobierno inició las
reformas políticas y económicas que generaron remezones, infartos y reacomodos
en el orden establecido. La ausencia de apoyo de Acción Democrática hacia la
labor de su compañero de partido y errores de arrogancia dentro del gobierno,
determinaron que el resto del capital político del presidente se invirtiera y
consumiera en las reformas, agotamiento que permitió el desarrollo de la
conspiración –la rebelión de los náufragos– que derrocó al presidente Pérez.
Esto le ocurrió a un gigante de la política venezolana.
4.- Reflexiono estos días sobre similar proceso en
manos de buena parte de la dirección política opositora actual. A lo largo de
22 años ha habido dirigentes encumbrados y derrotados, inmensas sumas de
capital político que se han acumulado y agotado; a veces sustituidos por nuevas
oleadas, a veces consumidos para dejar en la mitad de la carretera al
camioncito, sin gasolina, humeante y con las empacaduras quemadas. Ha habido
intentos formidables como los de 2002, 2003, 2004, 2005, 2007, 2014, 2017,
2018, 2019, con episodios mayores, medianos y menores. Ha habido la emergencia
de muchos líderes y su posterior trituración: su capital político ha sido
consumido, en unos casos por su uso, en otros por su dilapidación y en otros
más por su evaporación.
5.- El más reciente proceso ha sido el encabezado por
Guaidó, quien gozó de inmenso apoyo popular e internacional para ponerle fin al
régimen de Maduro. Ningún dirigente ha gozado de más apoyo que el presidente de
la Asamblea Nacional electa en 2015 a lo largo de todo este período. Ese
capital está entre muy menguado o inexistente. ¿Cómo fue posible que tal cosa
ocurriera?
6.- Pienso que las razones no son –como en el caso de
CAP– por empeñarse en un camino sin el suficiente apoyo de su partido y de las
élites del país; en el caso de Guaidó fue bastante diferente. Contó con el
apoyo de los partidos y de una alianza internacional sin precedentes, pero
torció el mandato que le fue entregado en 2019. Ese equipo de Guaidó con gran
arrojo pero también con gran ignorancia histórica creyó que no había recibido
el compromiso de hacer algo determinado sino una fuerza de la cual podían
disponer a su leal saber y entender, distraídos de juramentos y aliados.
7.- Aquel sólido y rocoso “cese de la usurpación” fue
sustituido por el vaivén de la ayuda humanitaria “sí o sí”, la mamarrachada del
30 de abril, el tejemaneje de los bonos, los diálogos de Noruega en adelante,
la confusa operación Gedeón y por sobre todo, la arrogancia de pensar que con
el apoyo de Estados Unidos –que existe sin duda– se podía mangonear a todo el
mundo y obligarlo a seguir esa errática conducta.
8.- Este capital político del interinato no se gastó
para el logro de unos objetivos sino se malversó por abandonarlos. Lo cual ha
llevado a uno de los resultados más estrambóticos que imaginarse puedan,
consistente en la creación de una estructura interina con vocación de
permanencia. Cuando se observa el presupuesto de más de 53 millones de dólares,
todavía no ejecutado, se ve que no es la estructura fugaz de quien se apresta
al desembarco pronto en el país, sino el entramado para perpetuarse en el statu
quo actual.
9.- Cuando vuelva a generarse ese capital político hoy
perdido y encarne en líderes diferentes tal vez esta lección sobre la necesaria
consistencia política y ética sea referencia para no cambiar de caballo en la
mitad del río.
Carlos Blanco
carlos.blanco@comcast.net
Venezuela – Estados
Unidos
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