De los dos últimos meses para acá se han abierto otros caminos por donde transitan los sectores opositores venezolanos en una larga lucha que se ha desarrollado en varios escenarios, como comúnmente sucede contra los regímenes como el que hoy está en Miraflores.
Por cierto, la semana que acaba de pasar —leí de la
pluma, —mejor dicho, de las teclas de Manuel Barreto Hernaiz— un pensamiento de
Winston Churchill quien se refiere a la política con la agudeza que siempre lo
acompañó: La política es casi tan emocionante como la guerra y no menos
peligrosa. En la guerra podemos morir una vez; en política muchas veces”.
Transcurridas muchas décadas de lo expresado por el estadista británico, a la
oposición venezolana le ha correspondido justamente eso: “morir muchas veces”.
Para hablar tan solo del siglo pasado, nos topamos con
la tenebrosa figura Juan Vicente Gómez —quien estuvo en la presidencia de la
República hasta el día de su muerte en el año 1935 en su residencia en la
ciudad de Maracay. Sin embargo, el postgomecismo se prolongó por diez años más,
aunque con una orientación inclinada hacia rutas democráticas: generales López
Contreras y Medina Angarita. El general Pérez Jiménez, otro dictador más,
gobernó en función de presidente de la República a partir de 1952 hasta 1958.
Es importante acentuar que durante los primeros cuatro años, es decir, hasta
1956 en el país no se movió una sola hoja en estorbo al régimen. Partidos
inhabilitados, exiliados, y reinaba el pánico a la policía política, la
Seguridad Nacional. Esbirros que lograron junto con las fuerzas militares
invisibilizar a sus contendientes: adecos, uerredistas, comunistas y copeyanos.
Los militares siempre han jugado un papel estelar en
las restituciones de las democracias en Latinoamérica, igual que en otros
continentes. La participación militar para el respeto a la Constitución es
prácticamente indispensable, insustituible. De la manera más concisa posible
señalaré dos casos habidos dentro de nuestra geografía, aparte de los ya
señalados al comienzo de esta nota: Rafael Leónidas Trujillo en República
Dominicana, quien gobernó ese país bajo un control total que llegó hasta al
extremo de sustituir el nombre de la capital Santo Domingo, por Ciudad
Trujillo. Para retratar mejor el hecho, es como si Maduro supliera el nombre de
Caracas, por ciudad Maduro. Todo este apretado preámbulo es para referir que
esa larga dictadura de treinta y un años de Rafael Leónidas Trujillo terminó
con el magnicidio llevado a cabo por oficiales de su mayor confianza y
cercanía. El martes 30 de mayo de 1961, el auto en el que viajaba Trujillo fue
ametrallado y convertido en un colador en una emboscada urdida por Modesto
Díaz, Salvador Estrella Sadhalá, Antonio de la Maza, y otros cuatro oficiales
de su absoluta intimidad.
En el gobierno del general Augusto Pinochet, la
dictadura chilena, en 1988 a través de un plebiscito perpetuarse en la
presidencia de la República. El ‘no’ en aquella consulta supuso el inicio de la
transición a la democracia. También en este caso los militares fueron pieza
sustancial para que el general Pinochet aceptara su derrota y admitiera los
desfavorables resultados. El comandante en jefe de la Fuerza Aérea reconoció
frente a los periodistas: “Tengo bastante claro que ha ganado el No”. Las declaraciones
del General Matthei pusieron fin a la disputa; posteriormente, en elecciones
abiertas triunfa el candidato de la oposición Patricio Aylwin; lo demás es
historia conocida.
Este largo relato es para que estemos claros, que
todas las críticas, animadversiones y atropellos de todo tipo llevados a cabo
en estos veintidós años por muchos oficiales de nuestra Fuerza Armada, deben
tratarse, no con juicio de impunidad, sino con justicia y condescendencia a la
vez. Recuerden que el presidente Betancourt
fue benevolente con los militares que apoyaron durante más de seis años al
dictador Pérez Jiménez, —no lo hizo porque les tuviera mucho afecto, sino que
en los cuarteles no había pleno apoyo porque se restaurara la democracia. —Solo
pedimos que hagan respetar la Constitución, y no suplicar de manera
inconsciente para que se lleven a cabo unas elecciones que nos conducirán,
irremediablemente al cadalso…
Rafael García Marvez
garciamarvez@gmail.com
@RGarciaMarvez
Venezuela
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