miércoles, 16 de junio de 2021

RICARDO VALENZUELA: NUESTRA DEMOCRÁTICA IGNORANCIA

Los economistas y científicos políticos piensan que la ignorancia de los votantes se puede explicar con microeconomía y con la mano invisible de Adam Smith. El adquirir información cuesta tiempo y dinero que la gente puede utilizar para trabajar en el logro de otros objetivos que se haya establecido. Y, cuando el costo de adquisición del conocimiento es superior al beneficio que ellos estiman les redituará, ejerciendo la libertad para elegir de Friedman, la gente decide no adquirirla. Ello se conoce como “Ignorancia Racional”
 
Supongamos que alguien ofrece $1 millón de dólares a quien encuentre una respuesta oculta en el libro de Tolstoi “La Guerra y la Paz” de 1,200 páginas. Es muy probable que algunos se den a la tarea de leerlo con el incentivo del millón. Pero, supongamos luego que se ofrece $1 billón de dólares a quien se convierta en experto en economía, muchos intentarían ese reto. Pero, si el billonario solo lo hará efectivo a quien se convierta experto no solo en economía, también en ciencias políticas, historia universal, ley constitucional y deberá pasar un examen con calificación perfecta. La posibilidad de ganar el premio se minimiza, entonces es seguro que decidan seguir ignorantes.
 
El voto puede ser efectivo solo si tiene una liga, porque, si no la tiene, no importa por quién votar o simplemente no votar. Las estadísticas nos dicen que es más probable ganar la lotería varias veces seguidas, que el voto de alguien marque la diferencia. También, las estadísticas nos informan que un votante tiene una posibilidad en un millón de hacer la diferencia en una reñida contienda presidencial. A no ser que ese votante resida en un estado swing y emita su voto por uno de los grandes partidos. Entonces, aun ante las estimaciones más optimistas, el voto individual cuenta cero y los votantes, sin ser expertos en estadísticas, intuitivamente saben que su voto no hará la diferencia.
 
El ciudadano en lo individual no tiene absolutamente poder alguno sobre su gobierno y los votos individuales valen cero. Así, los ciudadanos no invierten en adquirir conocimiento porque es un producto que no les reditúa. Pero, la ignorancia no es uniforme y, aunque su conocimiento es mínimo, su variedad es muy grande. La mayoría permanecen ignorantes, pero también hay algunos muy informados y, por supuesto, hay otros que son peores que la ignorancia política.
 
Investigaciones de expertos definen la información política en el conocimiento de los candidatos y sus ideas. De esa forma concluyen que la variedad en la información de los votantes es monumental. La detectaron agregando a sus votos una batería de preguntas. Gente con el más alto conocimiento respondieron correctamente 16 de las 18 preguntas, pero, la gente sin ese conocimiento, respondieron correctamente solo 2.5 de ellas. Es decir, el 25% de los votantes están bien informados seguidos por otro 25% de mal informados, y el resto totalmente en las tinieblas. Ahora, lo interesante sería saber las fuentes de los bien y mal informados para, de alguna forma, conocer la calidad de su erudición.
 
Así se detectó que el voto público como un todo, con las preguntas mostró ser peor que los individuos ignorantes. Porque sí la ignorancia no tiene efecto en las preferencias políticas porque bien o mal informados tienen las mismas opiniones, entonces pudiéramos pensar que lo bien informado o lo mal informado no tiene importancia. Pero, aquí llegamos a un punto muy interesante que nos dice que, definitivamente la información si tiene gran importancia. Porque la gente pide las políticas de acuerdo con lo que sabe y, al saber cómo adquirieron esa información, podemos entender lo inentendible.
 
Los demócratas bien informados en sus preferencias difieren totalmente con los de nivel más bajo. Ellos tienen altos nivel de información política, no así los de abajo totalmente desinformados. Los de abajo aprobaron la invasión de Irak en 2003. Favorecieron la aprobación del Acto Patriota para invadir las libertades civiles, la tortura, el proteccionismo, restricciones en los derechos de aborto y a los anticonceptivos. Son intolerantes con los homosexuales y tienen oposición a los derechos de esos homosexuales. Los del nivel alto tienen oposición a casi todas esas políticas. Se opusieron a la invasión de Irak, a la tortura, apoyan el libre comercio, respeto de los derechos homosexuales, de las libertades civiles, derechos de aborto ilimitados y los anticonceptivos.
 
Este resultado muestra una confusa bacanal de preferencias. Pero, también, que cuando la gente avanza hacia las fuentes de información, favorecen una menor intervención del gobierno para controlar la economía. Pasan a simpatizar con el libre comercio y menos proteccionismo. Y emergen las contradicciones. Son más pro Choice. Favorecen aumentos de impuestos para lidiar con déficit y deuda, en lugar de recorte de gastos y aumento de las inversiones, y al mismo tiempo simpatizan con soluciones de mercado para el sector salud. Menos castigos severos para criminales, menos militarismo. Aceptan la Acción Afirmativa, la prohibición de oraciones en las escuelas. No quieren que el gobierno imponiendo moral.
 
Pero, si llegamos a interpretar el concepto de “Ignorancia Racional”, tal vez podamos entender esta Torre de Babel de ignorancia e información torcida. La gente es ignorante porque el sistema democrático incentiva esa ignorancia y, más grave, incentiva beban la información mal intencionada de fuentes de ese gobierno. La mala educación que, como afirmaba el mayordomo de los ranchos de mi abuelo. “Mandamos los muchachos a la escuela y nos los arriendan como mulas lazadas de las verijas, así vale más que se queden brutos pa luego mejor pegarlos al arado”
 
Pareciera que el razonamiento no fue designado para encontrar la verdad, sino para ganar argumentos. Es cuando el razonamiento falla como una forma confiable para adquirir creencias y decisiones racionales. Es un detrimento a la racionalidad. Así, la racionalidad puede producir resultados fatales, no porque los seres humanos sean malos, sino porque sistemáticamente buscan argumentos para justificar sus torcidas creencias y sus acciones. Entonces nos esforzamos para lograr un razonamiento motivado. Tratamos de instalarnos creencias que maximicen el “sentirnos bien” y minimizar el “sentirnos mal”. Preferimos creer unas cosas como opuestas a otras, y nuestro cerebro se convierte a las creencias que preferimos tener    
 
Hemos llegado a un punto peligroso en el cual, la política nos está haciendo enemigos unos con otros. La estructura democrática nos da motivos para odiar a los actores políticos. Dese la llegada de Obama el proceso se aceleró. En las decisiones que se han llevado a cabo somos conscriptos no voluntarios. Porque son forzadas, monopólicas e impuestas con violencia y altanería. Así, el proceso se ha convertido en un volcán que está a punto de su gran erupción ¡Cuidado! 

Ricardo Valenzuela 
elchero@outlook.com
@elchero
http://refugiolibertariol.blogspot.com
Mexico

El mercado libre no ofrece garantías, privilegios especiales, favores, monopolios, oligopolios, subvenciones, ventajas, protecciones, subsidios, apoyos, tratamientos especiales, distinciones, dádivas, cancelación de deudas, en pocas palabras, como lo afirmara Milton Freedman, no hay free lunch. Por eso es tan impopular y por muchos odiado.

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