El resultado de la elección presidencial argentina
parece estar produciendo conmoción en las huestes del populismo regional que
luce sacudido por el hecho de que un candidato de centro derecha, millonario de
alto coturno, ingresado hace no mucho tiempo en la arena política, exitoso
alcalde de una de las ciudades mas importantes y populosas del continente, se
haya impuesto a todo un sistema de ventajismo, corrupción, prepotencia,
aislamiento, mentira y también –hay que reconocerlo- de algunas realizaciones
que han favorecido a importantes sectores de la población de aquel país
austral.
Sin embargo hay que ser realista y no dejarse
llevar tan solo por los aires de victoria y esperanza que se han desatado en el
sur. La verdad verdadera es que en un
universo de veinticinco millones de votos Macri apenas aventajó a Scioli por
setecientos mil lo cual ronda en el 3%. Eso significa –como bien lo
expresó el Jefe de Gabinete de la
presidenta Kirchner- prácticamente un empate lo cual es muy distinto a un
resultado de 70% contra 30% que sería una paliza solo comparable a la que le
espera al chavismo el 6D. Por lo tanto –y al revés de como ocurrió en Venezuela
en 2014- Macri deberá respetar a esa minoría que casi equivale en números
absolutos a la mayoría. Si a ello agregamos que el nuevo presidente no
controlará el Congreso queda constituido entonces un escenario muy diferente al que transitaron Néstor y
Cristina Kirchner cuyo estilo prepotente
, retador, soberbio y poco propicio para el diálogo causó bastantes problemas a
Argentina tanto en el frente interno como en el internacional.
El equipo de gobierno que ya ha anunciado el
presidente electo está constituido principalmente por figuras de la coalición
política ganadora que se distinguen por
ser, muchos de ellos, poseedores de sólida preparación técnica y además experiencia en el manejo de los
asuntos públicos. A nosotros venezolanos nos llama la atención que un cargo tan
importante como el de Presidente del Banco Central no pueda ser dispuesto por
el Jefe del Estado por cuanto la designación del titular actual tiene un
período para cuyo vencimiento aun resta algún tiempo. En Venezuela tal práctica
se llevó a cabo antes con éxito
garantizando por décadas la independencia del Central hasta que llegó la
marabunta empezando a pedir “un millardito” para terminar poniendo de rodillas
a una institución cuya naturaleza requiere independencia para que sirva de
guardián de una política monetaria sana.
Pero para nosotros resulta interesante y a la vez
importante estar viendo ya como una promesa de campaña argentina está tomando
forma: promover acciones concretas en favor de la restitución de Venezuela a la
senda democrática empezando por el primer ataque frontal que tendrá lugar en la
Cumbre Presidencial de Mercosur a llevarse a cabo en Asunción el 20 de
diciembre, apenas diez días después de la investidura de Macri. Como es de
esperarse los corifeos del populismo ya se han pronunciado con la cantinela de
la “injerencia en los asuntos internos” olvidando que la defensa de la
democracia en el continente no es una moda ni una tendencia política sino un
compromiso fundamental –y además legal- en el marco de Mercosur (Protocolos de Ushuaia
I y II) y lo mas novedoso es que varios de los antiguos aliados carnales del
Eterno, diciendo que esperan al 6D, ya
se están haciendo los locos en cuanto a la solidaridad automática que hasta
hace poco prevalecía mientras otros (Brasil) están bailando en la cuerda floja
a la luz de los escándalos que se van descubriendo en sus otrora inexpugnables
bunkers partidistas. Habrá novedades.
Quien esto escribe tuvo la oportunidad de estar
presente en un encuentro con Macri
-quien era entonces alcalde- cuando
fuimos a Buenos Aires hace un par de años acompañando al alcalde Antonio
Ledezma. La impresión personal obtenida entonces por este columnista fue la de
un hombre serio, concreto, ejecutivo, no
muy simpático en lo personal pero ya desde entonces estaba claro con lo que
ocurría en Venezuela y hacia donde aquello conducía. Algunos de sus futuros
ministros también nos recibieron y se tejieron relaciones que nos permiten suponer que aquella solidaridad
basada en slogans populistas que hasta hoy marcan las relaciones , puedan tomar
un rumbo serio, ojalá que ajeno a la corrupción desbocada y mafiosa que ha
caracterizado los negocios bilaterales públicos y privados.
En todo caso y como resumen podemos decir que
probablemente se haya abierto una esperanza y se haya pasado una página poco
feliz en Argentina que ojalá contagie al continente. Sin embargo, a estas
alturas sabemos bien que hay que ser cautos y ver que rumbo toman las cosas.
Adolfo P. Salgueiro
apsalgueiro1@gmail.com
@apsalgueiro1
Miranda - Venezuela
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