Cinco problemas
acosan a Venezuela y a los venezolanos en el día de hoy: el desabastecimiento,
el alto costo de la vida, la inseguridad, la falta de medicinas y la
corrupción. Exigen respuestas inmediatas. La solución no puede diferirse para
el próximo mes, y mucho menos para el próximo año.
Los venezolanos
estamos desesperados por la falta de bienes y servicios, por el vacío en los
mercados -incluyendo los del Gobierno. Cuando finalmente encontramos un
producto, entonces no alcanza lo que llevamos en el bolsillo para pagarlo.
Es insostenible la situación
de la salud. Los hospitales en el suelo y los médicos y enfermeras desesperados
por la falta de insumos. No hay medicinas, y cuando se consiguen son demasiado
caras.
Es indescriptible la
angustia de un padre o de una madre que no consigue los medicamentos
indispensables para restablecer la salud de los hijos.
A este cuadro
dramático tenemos que agregar el miedo desatado por la delincuencia que se ha
apoderado de Venezuela. La delincuencia y la inseguridad parecen apropiadas de
las ciudades y los campos generando zozobra e intranquilidad permanente.
A todo esto tenemos
que agregar la crisis energética y la falta de agua. El pueblo, es decir, el
conjunto de los ciudadanos, siente una gran angustia. No hay derecho a que este
país esté en este estado de abandono y frustración.
Esa indignación crece
aún más cuando nos enteramos de los casos escandalosos de corrupción. Da una
tristeza profunda la inmensa cantidad de dólares que deberían financiar las
importaciones de los bienes y productos que necesitamos con tanta urgencia que
terminan en los bolsillos de unos cuantos corruptos a los que nada les importa
el sufrimiento de las familias.
Y mientras tanto, los
responsables de resolver los problemas no actúan distraídos en una diatriba
innecesaria y estimulando un clima de confrontación y de división dentro del
cual no puede el país enfrentar la crisis y encontrar soluciones.
Deberíamos exigir una
tregua política y pedirle a nuestro liderazgo, tanto del Gobierno como de la
oposición, que hagan una pausa en el pleito político y se aboquen, en un
ambiente de cooperación y de unidad, a buscarle solución al problema del
hambre, de la salud y de la inseguridad.
Un gobierno nuevo es
lo que se necesita, con nuevos hombres, nuevos procedimientos y nuevos ideales.
Mañana puede ser demasiado tarde. Retrasar las soluciones no es una opción.
Seguiremos
conversando.
Eduardo Fernandez
efernandez@ifedec.com
@EFernandezVE
Miranda - Venezuela
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