viernes, 5 de febrero de 2016

JOSUE ARTURO MOLINA SUAREZ, IMPLOSIÓN SOCIAL EN PUERTAS EL AGUIJÓN

La situación económica de Venezuela tiene a los ciudadanos de mal humor. Las respuestas del régimen para paliar la crisis por ellos implantada, son alto costo de la vida, crecimiento de la pobreza, inseguridad, corrupción e impunidad, atizados con un verbo cada día más deprimente e irrespetuoso contra quienes se atreven a presentar soluciones.

Ante la propuesta de empresarios, la respuesta del oficialismo es de explotadores, capitalistas. Si la soluciones devienen de adversarios políticos, el régimen revienta en cólera y los llama pitiyanquis, apátridas, escuálidos, negando mejorar la crítica situación económica por la que atraviesa la sociedad.

Los anuncios económicos por venir, van en dirección a terminar de raspar los bajos ingresos de los asalariados, y la liquidación definitiva de empresas productoras u comercializadoras. Existe en el régimen un espejismo e insisten en imponer el socialismo arcaico, fracasado.

Se resiste el régimen a escuchar a los ciudadanos y convierte el país en una inmensa cárcel, que genera ruido, angustia, desesperación y eso arroja fatales consecuencias.

El tema no es sólo la cola, es que a ella se suma el no conseguir el producto. Los niños lloran por su alimento y los padres sufren para conseguirlo, pero eso le sabe a pelotas al régimen. Juegan con el sufrimiento, buscan el caos.

La nueva Asamblea Nacional debe generar Leyes que vallan en dirección de solución a la realidad presente. Es responsabilidad de los hombres y mujeres que tiene en sus manos la aplicación de las mismas o ignorarlas. Lo que no está permitido a la AN  es omitir la realidad.

El dialogo es necesario, el chantaje no hay que permitirlo. Continuar con el actual régimen al frente del Poder Ejecutivo Nacional, es ir al precipicio, y ese piso está muy cerca. Un gobernante serio y respetuoso de la norma, ya habría renunciado para facilitar las correcciones necesarias.

La aplicación de mecanismos constitucionales no tiene por qué demorar. La arruga llegó a su final, seguir corriéndola es ser parte del desorden y del hambre impuesta por el sector oficial.

La sensatez, prudencia, paciencia y esperanza han evitado el ruido ensordecedor que se puede vivir a bajo tono en la calle, pero lo concreto, es que hay una implosión social en puertas.

Josue Arturo Molina Suarez
jarturomolina@gmail.com
@jarturoms1                                                                           

Tachira - Venezuela

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