domingo, 3 de abril de 2016

LEONARDO MORALES P., LUCHA EXISTENCIAL

Los tiempos de exacerbada crispación política tienden a producir decisiones políticas profundamente cargadas de pasión, en la mayoría de los casos, desnuda de racionalidad, su norte, su objetivo, el leitmotiv de su accionar está vinculado a una lucha existencial, al desconocimiento de la existencia del otro, que al final no migrará de estas tierras.

Unos y otros, rojos y no tan rojos, azules en todas sus tonalidades, son indispensables para lograr que el país pueda transitar, no sin dificultades y sobresaltos, con acuerdos y disensos, hacia la reinstitucionalización de unos poderes públicos que han sido secuestrados por una insania que impide el desarrollo político, económico y social del país.
Un proceso político como el vivido por Venezuela durante lo que va de este siglo, cargado de discursos de clara apología a la violencia, de incitación permanente al odio, además, de una clara exacerbación de diferencia de clases cuyo fin, más que reivindicativo se presenta como vengativo, han producido una profunda herida que impide a los venezolanos, líderes políticos, actores sociales y ciudadanos, actuar atendiendo a una racionalidad que permita encontrar espacios de reencuentro para impulsar políticas que satisfagan las necesidades colectivas.
Superar la política existencial debió haber sido una práctica que debió desarrollar la oposición al lograr el resonante éxito del 6D del año pasado, pero no lo hizo, más bien puso fecha, atizo las brasas de la confrontación. El gobierno débil, afectado por una crisis solo atribuible al modelo económico en el que se han empeñado,  tampoco buscó el camino que le correspondía para entenderse con la nueva realidad política del país al dejar de ser la mayoría atropellante del pasado. Ha echado manos de otros poderes, que sometidos a la voluntad del ejecutivo, confrontan la voluntad de casi ocho millones de electores con decisiones judiciales, al extremo de vulnerar los derechos políticos de los habitantes del estado Amazonas al dejarlos sin representantes ante la AN.
Con este decorado como escena de la política nacional resulta obvio que propuestas de acuerdo nacional, espacios para el consenso y cualquier otra que sugiera que los actores antagónicos exploren puntos sobre los cuales coincidir para la superación de la crisis, tengan un rápido y contundente rechazo.
Ha sido esa política, la impulsada por el chavismo, la que ha permitido el estado de desolación que vive en país, sin que por lo pronto se observe en el horizonte algún paisaje que nos haga prefigurar un cambio significativo de las relaciones de políticas que permitan la reinstitucionalización del país
Leonardo Morales
leonardomorale@gmail.com
@leomoralesP  
Caracas - Venezuela 

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