lunes, 23 de enero de 2017

ANTONIO JOSÉ MONAGAS, ¿ECONOMÍA EN CONTRARIO?

PIDO LA PALABRA 

Esta economía de inspiración socialista, las políticas macroeconómicas elaboradas para orientar el devenir de la Venezuela bajo la égida del socialismo del siglo XXI desvirtuaron procesos de redistribución del ingreso petrolero que originaron problemas de índole política y social.

Es posible que Venezuela esté revuelta no tanto por la orientación funcional que le imprime el llamado “Plan de la Patria”, de cruda ascendencia populista. Tal vez, y es una hipótesis a demostrar, que el desorden nacional se debe a un nuevo enfoque metodológico de hacer economía. Y aunque suene a sarcasmo, pudiera ser cierto. Basta con reconocer aquel mundo que ilustraron los cómics de finales de los años 50 donde todo funcionaba al revés y que luego, con especial ironía, recreó la pluma de Eduardo Galeano (Editorial Siglo XXI, 2001: Patas arriba, la escuela del mundo al revés). Ahí escribe que “al fin del milenio, el mundo al revés estará a la vista: será el mundo tal cual es, con la izquierda a la derecha, el ombligo en la espalda y la cabeza en los pies”. Y cuán acertado fue su señalamiento.

Entonces, ¿por qué no aceptar que el modelo económico puesto en marcha por la doctrina socialista que defiende la manida “revolución bonita”, busca que la dinámica económica funcione de modo contrario a lo que plantea la teoría convencional? Que no por convencional, deja de ser científica en su exacta acepción. Pero que sin embargo, tiene múltiples lunares que dan cabida a que ideólogos aficionados inventaran el modelo económico socialista con énfasis en Venezuela y con el cual pusieron el país a andar al revés. O sea, en retroceso.  De forma invertida.

En una economía de impulsivos y sólidos fundamentos, los agentes económicos basan su comportamiento en un constante proceso de optimización donde el proceso de formación de expectativas en el interior del mercado, ejerce un rol fundamental. Pero en esta economía de inspiración socialista, que de revolucionaria tiene sólo el nombre, las políticas macroeconómicas elaboradas para orientar el devenir de la Venezuela bajo la égida del socialismo del siglo XXI desvirtuaron procesos de redistribución del ingreso petrolero. Y en efecto, dicho problema agudizó programas de estabilización de la economía que a su vez se tradujeron en problemas de índole política.

En medio de tan contrariada situación, los incrementos del gasto público que, con bombos y platillos acordó el alto gobierno, a desdén de organismos oficiales encargados del desempeño monetario y financiero nacional, no fueron capaces de ampliar la demanda agregada razón por la cual Venezuela cayó presa de dificultades sociopolíticas que derivaron en la crisis de Estado que en la actualidad consume las precarias fortalezas del país. Amén, de restarle posibilidades al gobierno de actuar en aras de lidiar constructivamente, en simultáneo, con situaciones de inflación y de tazas de cambio.

Y naturalmente, las convulsiones no tardaron en salir a flote y provocar el descalabro que descompuso la funcionalidad administrativa, económica, financiera y monetaria del país arrastrando con ello serios incidentes sociales y políticos en el país. O sea, se demostró el escrúpulo y el carácter capcioso de un modelo de desarrollo que, aunque obsoleto e incapaz, funcionó según el esquema ideológico-político ordenado y aprobado por el régimen venezolano. Es decir, contrario a lo que establece la teoría económica en materia de modelos y crecimiento.


En fin, los resultados del esfuerzo revolucionario son translúcidos. Esta revolución sólo sirvió para endeudar y empobrecer más al país, a pesar de los reiterados aumentos salariales aprobados por orden presidencial. Esto revela una economía que al verse reprimida por causa de políticas económicas desacreditadas, provocó una aguda contracción que se tradujo en injusticia, estampidas y restricciones. Pero que paradójicamente, generó una desbordada inflación asociada a problemas de desempleo, inseguridad y conflictos en general. 

Una economía bajo la cual muchos dirigentes y altos funcionarios del régimen se aprovecharon de las coyunturas para tener la posibilidad de actuar a instancia de las reglas de juego de un sistema político donde, contradictoriamente, los medios justifican los fines logrando así enrarecer cada vez situaciones de las cuales se han valido para continuar estos gobernantes haciendo de las suyas en perjuicio de la población venezolana. Podría decirse que han venido instalándose mecanismos para sofocarle los derechos individuales a los venezolanos mediante una ¿economía en contrario?

Antonio José Monagas
antoniomonagas@gmail.com
@ajmonagas
Merida - Venezuela

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