LIBERTAD ES LA PALABRA
El cambio de este
régimen no se ha llevado a cabo hasta la fecha no solo por la forma como estas
garrapatas se han aferrado al poder, sino también por el vértigo que produce en
ciertos opositores la magnitud del salto al que hay que atreverse. El salto es
hacia la libertad, y esta suele aterrar porque acarrea inesperados desafíos y
responsabilidades que no son livianas. Se trata de una ruptura mayor, más allá
de los 17 años de dictadura, con una manera de existir la sociedad venezolana
desde hace, por lo menos, un siglo.
No se trata solo de un
cambio de gobierno. Tampoco de un cambio de políticas que permitan avanzar del
Jurásico al Cuaternario. Menos satisfacerse con que se progrese del
Australopiteco al Hombre de Neandertal que, al fin y al cabo, es la maqueta del
hombre nuevo chavista. Si la transición que se huele ya en el ambiente no es
hacia otra forma de existencia de la nación, continuarán empollándose los
huevos de la serpiente autoritaria, estatista y populista que produce el Carnet
de la Patria, y que, en su defecto y para todo lo demás, usa la tarjeta Mi
Negra.
La lucha por la
libertad es indivisible. Es la libertad política, pero también la económica,
cultural y espiritual. No ha de creerse que es como una fiesta desenfrenada en
la cual todo está permitido, sino el espacio y el tiempo en el cual los que
deambulan por las calles se convierten en ciudadanos y asumen responsabilidades
que jamás contrajeron. Significa no recostarse del Estado, sino someterlo para
colocarlo al servicio de la gente, lo que, en Venezuela, significa quitarle el
cofre mágico que le permite transformar a los ciudadanos en mendigos de sus
favores. Hacer del cofre propiedad de los ciudadanos significa abrir el
petróleo, la energía en general y todos los sectores a la inversión privada,
nacional y foránea, de acuerdo con reglas que preserven el interés nacional.
Estos lustros trágicos
del chavismo han enseñado a propios y extraños que un proyecto basado en la
sumisión puede tener arrancada de tigre pero inexorable parada de burro. Con
olor a burro seco.
Abrir el país; que los
ciudadanos aprovechen las oportunidades y desarrollen su iniciativa; que se
pueda inventar, ensayar, errar y volver a inventar; que haya seguridad personal
y jurídica; que se pueda transitar; que se pueda subir en la escala social; que
se pueda comprar lo que se desee y que se pueda ganar dinero, mucho dinero, en
forma honrada; que los que se fueron y quieran volver, regresen; que los que
están dentro y quieran viajar o irse, lo hagan.
Libertad es la palabra.
Carlos Blanco G.
@carlosblancog
www.tiempodepalabra.com
El Nacional
Caracas - Venezuela
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