SIMILITUDES
Tenía dignidad y era capaz de entender que si
no lo querían frente al mando, tampoco él quería mandar en tales
circunstancias. El Capitán General de Venezuela, Don Vicente Emparan, era un
señor. Cuánta diferencia con este majadero que no escucha al pueblo, que no oye
los gritos de multitudes que le piden vete, mientras solo tiene oídos para
escuchar la voz del amo que le llega de Cuba, diciéndole resiste a sangre y
fuego, sin importar el hambre del pueblo, las enfermedades y muertes,
llevándolo a disparar en dos semanas más bombas lacrimógenas y perdigones que
los lanzados en todo el Continente Americano en los dos últimos años. El pueblo
tomó la calle para no dejarla hasta escuchar la renuncia. La calle no calla, el
bravo pueblo alza la voz.
Cuántas similitudes entre estos dos 19 de
Abril, separados por 207 años. En 1810, el detentador del poder lo hacía en
nombre de los legítimos derechos del español Fernando VII, si bien España
estaba entonces controlada por el francés Bonaparte. El de ahora gobierna por
los “legítimos” intereses del castro-comunismo cubano. Aquel pretendía hacerse
el loco y desentendido, e iba a los oficios del Jueves Santo en la Catedral,
como si no estuviese pasando nada en el Cabildo de Caracas y en las calles
aledañas a la Plaza Mayor. El de ahora dio vacaciones en toda la Semana Santa,
tratando de simular que todo está normal, aunque las piernas le tiemblan y los
ojos se le desorbitan. El pueblo, entonces como ahora, no quería al gobernante
de turno, y hoy como ayer toma las calles y grita no lo queremos.
Aquel Don Vicente Emparan, monárquico, era
mucho más demócrata que este “mariposon”; no lo ofendo, él mismo se definió
así. Don Vicente, solicitada como le fue la renuncia, democráticamente decidió
consultar al pueblo, y en ejercicio de democracia directa, como en la antigua
Grecia, se asomó al balcón del Ayuntamiento de Caracas y requirió al pueblo
respuesta a si lo quería o no como Capitán General. El mariposon, por el
contrario, violando los derechos del pueblo y pisando la Constitución, hizo uso
del Consejo Nacional Electoral y de sus cuatro comadres, para negar el año
pasado el derecho del pueblo a revocarle el mandato.
Para orientar a la gente que se encontraba en
la Plaza Mayor y las calles aledañas al Ayuntamiento -mientras era consultada por Don Vicente- el
Presbítero José Cortés de Madariaga se ubicó tras el Capitán General, y cuando
este inquirió si le querían en el mando, supo mover el dedo en visible señal de
negación, escuchando Don Vicente un rotundo NO, a lo que respondió
gallardamente: “Yo tampoco quiero mando”.
La Iglesia hoy como entonces cumple su rol
orientador como maestra y guía. Lo ha hecho siempre en los momentos cruciales,
lo hizo el Arzobispo de Caracas, Monseñor Arias Blanco el 1° de mayo de 1957,
por Pastoral que fue un grito, un alzar la voz contra la dictadura
perezjimenista.
Numerosas veces se han pronunciado los Obispos
y Arzobispos de Venezuela en esta prolongada dictadura. Este año hemos escuchado
la voz de los pastores diocesanos en numerosas oportunidades, unas veces
conjuntamente y otras por separado. A inicios de año, el pasado 13 de enero,
Venezuela conoció la Exhortación Pastoral “Jesucristo Luz y Camino para
Venezuela”, donde describen la realidad, analizan la situación sociopolítica y
piden cambio: “Una gran oscuridad cubre nuestro país. Estamos viviendo
situaciones dramáticas: la grave escasez de medicinas y alimentos, ¡nunca antes
habíamos visto tantos hermanos nuestros hurgar en la basura en búsqueda de
comida!... Ante la desesperanza reinante -concluyen los Obispos y Arzobispos-
tengamos confianza y esperanza en nuestras capacidades para cambiar la actual
situación”. Tan claro es este NO de la Iglesia hoy, como el dedo del Padre
Madariaga moviéndose en señal de negación.
El camino es del pueblo, siempre termina
siendo así. Los venezolanos hoy, como aquel 19 de Abril, estamos en la calle.
La calle no calla. El bravo pueblo alza con fuerza la voz.
Paciano José Padrón Valladares
pacianopadron@gmail.com
@padronpaciano
Miranda - Venezuela
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