domingo, 23 de abril de 2017

ALFREDO MICHELENA, FRENTE AL TERRORISMO DE ESTADO, RESISTENCIA ACTIVA

VIOLACIÓN DE DERECHOS HUMANOS

El Régimen, incapaz de mantenerse por las vías democráticas, se ha montado en una espiral de represión. Primero jugó a las elecciones basado en el carisma de un militar golpista que representó la esperanza de muchos. “No hay nada peor que AD y COPEI”, dijeron muchos y se lanzaron a apoyarlo.  Fueron unos 15 años durante los cuales, frente a los abundantes recursos del petróleo y la debilidad  de los partidos políticos, pudieron ganar las elecciones -no sin trampas y abusos- y jactarse de ello.

Entonces la represión fue  selectiva y progresiva para crear la sensación de que si me “alzo” me pueden fregar. Claro que hubo muertos, heridos y torturados, pero el Régimen se cuidó de no pasar la línea que lo llevaría a convertirse ante el mundo en una dictadura violadora de los derechos humanos.

2014 fue el primer aldabonazo. La protesta estudiantil se articuló con la propuesta de salir a “la calle” a protestar. Entonces Maduro comenzó la represión. Más de 3.000 casos de detenidos, cerca de 50  muertos y de cientos de torturados fueron presentados ante las Naciones Unidas. La respuesta fue un primer diálogo que no avanzó.

En 2017, de nuevo, los venezolanos tomamos la calle pero esta vez varias cosas cambiaron. Primero, tenemos sólidos partidos políticos unidos en la MUD que coinciden en que el Régimen es una dictadura y están firmes en la estrategia de presionar en “la calle” para salir de él. Segundo, contamos con apoyo de una comunidad internacional que sabe que vivimos en dictadura. Tercero, tenemos un  objetivo concreto. NO es “Maduro vete ya”, es “elecciones ya”.

A Maduro se le agotó el juego del diálogo para ganar tiempo y trata de dividir a la oposición atacando a la MUD, sin resultado aparente. La MUD está  revigorizada tras sus errores del 2016. Por esto, sin más cartas qué jugar y frente al “no tenemos miedo” opositor, el Régimen asume el terrorismo de Estado.  En otras palabras: el uso ilegal del poder desde el Estado para crear de manera masiva y sistemática miedo o terror sobre la población civil a fin de desmovilizarla y someterla.

Una represión creciente, ejecutada no solo por fuerzas policiales y militares sino con la  masiva participación de los paramilitares o colectivos que hacen el trabajo sucio. Pero Maduro va más allá y anuncia que elevará la inconstitucional milicia a un millón de efectivos y le dará a cada uno un rifle para defender la revolución y los invita a la insurrección si la oposición busca un “golpe de Estado”. Para la muestra invoca el Plan Zamora verde el 19 de abril para parar las movilizaciones de la oposición.

Maduro nos quiere poner en una falsa disyuntiva: o se apaciguan y esperan unas elecciones cuándo y cómo yo quiera o vamos a una guerra civil. Frente al terrorismo del Estado la opción no es una guerra fratricida sino la resistencia. Entre otras cosas porque de este lado no hay una organización armada. Resistencia como la que hicieron en los cincuenta los partidos antiperejimenistas. O los sureños frente a las dictaduras militares. Hubo muertos y torturados, pero al final salieron y sus crímenes fueron castigados. Nuestra opción es la resistencia activa para seguir presionando por la vuelta a la democracia.

Alfredo Michelena
alfredomichelena@gmail.com
@Amichelena
Internacionalista
Canada
Caracas - Venezuela 

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