CASO COLOMBIA
De
manera farisea en los últimos días, cabecillas guerrilleros y personajes
proclives al totalitarismo, hablan de un supuesto “odio” porque algunos
ciudadanos adversos al proceso de paz han cuestionado la claudicación de parte del gobierno. Y eso
si es el mundo al revés, ya que la
estafa comunista del marxismo leninismo que es seguida por las bandas
narcoterrorista de las Farc y el Eln, es
en los últimos 100 años para la humanidad,
la madre del odio, la mentira y el crimen, pues no hay que olvidar que
el comunismo es responsable de más de 150 millones de asesinatos perpetrados
por los marxistas más conspicuos como son: Pol Pot, Stalin, Lenin, Mao Zedong,
Kim Il Sung, Fidel Castro, y desde luego a las bandas armadas marxistas en
Colombia les toca su parte de responsabilidad en esa calamidad; recalcando que
el principio marxista de la lucha de clases es ni más ni menos que una
vendetta, cuya práctica es igual a la de
cualquier mafia.
El
odio es el común denominador de la secta marxista leninista, de ahí la consigna
que ha enseñado el comunismo totalitario, a sectores ignorantes y atrasados que
ha influenciado, acerca de que para ser un buen revolucionario “hay que amar al
pueblo y odiar a su enemigo”, pero ¿cuál
pueblo? Si la fauna comunista tiene su propia semántica y, al término
pueblo le colocan un significado diferente del que conocemos el resto de mortales. Indiscutiblemente el
odio es un patrimonio inamovible del
marxismo, por ello no se explica en la lógica, las posturas hipocráticas de los
miembros de ese engendro, ya que para que exista la lucha de clases debe haber
un odio inmenso.
Hasta
donde se sabe, ni las Farc ni el Eln piensan abjurar de la lucha de clases,
tampoco el resto de mamerteria que
abraza el esperpento marxista, pues la diabólica lucha de clases según las
entelequias totalitarias es el motor de la historia, entonces la batalla de
ideas se tiene que poner al orden del
día para frenar las intenciones hegemónicas comunistas que buscan avasallar al
verdadero pueblo colombiano, y por ello no hay que confundir la lucha de clases
con la lucha social.
La
lucha social es inherente a la casi
totalidad de los seres humanos, porque durante nuestra existencia tenemos
necesidades tanto materiales como espirituales, lo que significa que las
personas nacemos con necesidades, trascurre la vida en medio de esas
necesidades y hasta la muerte de una u otra forma necesitamos del apoyo de los demás, por lo cual la vida es una
lucha permanente; entonces como diría un dirigente de la Segunda Internacional
de los trabajadores a finales del siglo XlX “ el movimiento lo es todo, el
objetivo final, no es nada” con esa afirmación se desenmascararon los dogmas absolutistas de Karl Marx.
La
lucha de clases planteada en el Manifiesto Comunista en 1848, promueve
un ajuste de cuentas o vendetta, en donde supuestamente se pretenden
vengar las injusticias cometidas en toda la historia. Para ello los seguidores
de la cáfila marxista en sus
diferentes denominaciones por la
concepción mágica de ese engendro, se
creen iluminados para dominar a sus semejantes, creando dictaduras a
perpetuidad con ejemplos claros en Cuba,
Norcorea, China y Vietnam, y en Latinoamérica quieren imponer la misma fórmula con el socialismo del siglo XXl y el foro de
Sao Pablo. Desde luego Colombia hace parte del proyecto totalitario, y de ahí
que se continua con la combinación de todas las formas de lucha, en donde las
bandas narcoterroristas de las Farc y el
Eln son parte importante del entramado.
Así
que una cosa es la lucha social movida por
nobles ideales para el bienestar
de las gentes y, otra muy distinta es la
lucha de clases que utiliza medios perversos para instaurar una esclavitud permanente en contra de los
pueblos. Porque las clases existen en la Zoología y la Botánica con los animales y las plantas, pero los seres humanos somos únicos
e irrepetibles, y a las diferencias sociales
y económicas hay que darles el titulo de estrato o nivel, pero nunca de clase,
porque la terminología marxista no solo impulsa el odio, sino que busca con la
violencia llevar a confrontaciones crueles, igual al caso colombiano en donde
el comunismo totalitario le declaro hace 52 años la guerra al estado y la
sociedad para tomarse el poder,
utilizando sus bandas armadas.
La
fabula de la lucha de clases se basa en el fetiche del materialismo histórico,
en donde hasta el sátrapa de Mao
Zedong, decía que esa era una ley objetiva independiente de la voluntad del hombre;
semejante exabrupto es propio de la fantasía enfermiza y burocrática producida
por el marxismo, pues el oscurantismo del comunismo totalitario no tiene en
cuenta el pensamiento ni el querer de las
personas, sino que como cualquier secta religiosa cree de manera cerril en la superstición,
cuando menciona al materialismo histórico y la
inevitabilidad como leyes determinantes.
De
la misma manera que el marxismo leninismo en una forma mendaz,
dice luchar a favor de los pobres y en contra del capitalismo (que tiene
diferentes acepciones), el nazismo y el fascismo también manejaban esa predica
falaz, ya que tanto Hitler como Mussolini hablaban a favor de las masas
necesitadas antes de llegar al poder, lo que significa que desde la visión del
marxismo leninismo este par de genocidas podrían aparecer también como
“padres del proletariado”.
El
comunismo en Latinoamérica amenaza la democracia, usando diferentes
marcas, para descrestar ingenuos,
principalmente porque las viejas oligarquías que han parasitado con el manejo
del estado durante largas décadas tienen
un complejo de inferioridad frente al
marxismo, de pronto asustadas con la monserga comunista del materialismo
histórico y la inevitabilidad, creyendo el cuento tonto de que el futuro de la
humanidad es del socialismo basado en el
marxismo, por ello dichas oligarquías más preocupadas en sus privilegios que en
el futuro de sus países, no le han dado la lucha ideológica al comunismo
totalitario, entonces esa tarea le
corresponde hoy por hoy a las capas medias de la sociedad unidas con los
sectores populares, y también a los estamentos nacionales e internacionales
interesados en defender la libertad, porque si hay algo que asusta a los
marxistas es el debate ideológico, ya
que eso los paraliza, porque son huérfanos de argumentos para defender el
bodrio marxista.
Al
marxismo leninismo hay que marginarlo de la lucha social, que es diametralmente opuesta a la tal lucha
de clases, pues las
reivindicaciones de los pueblos no
pueden ser usurpadas por el totalitarismo, cuyos miembros buscan
conquistar el poder político para montar dictaduras oprobiosas,
envileciendo a las masas y echando para
atrás la rueda de la historia; de ahí que hay que destacar que en Colombia se
empieza a consolidar la movilización social de una manera destacada, como
ocurrió con las marchas en contra del
gobierno de Santos el pasado primero de
abril, que independientemente de la agrupación política que las haya convocada
se circunscriben dentro de la lucha social y política, que es un patrimonio
antropológico e histórico de la humanidad desde que existe sobre la faz de la
tierra.
Ariel Peña
arielpena49@yahoo.com
@arielpenaG
Colombia
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