NO A LAS SALIDAS MÁGICAS
En
política, como en el ajedrez, todas las piezas cuentan. Y es un error pensar
que con solo una de ellas se puede ganar el juego. De hecho, si usted en el
ajedrez mueve bien todas sus piezas, pero se equivoca con una, no importa lo
bien que lo hayan hecho las demás, usted no va a ganar. Exactamente igual que
en la lucha política.
La
alternativa democrática venezolana tiene en su tablero de juego varias piezas:
la articulación social, la organización popular, la presión de calle, el
trabajo político de socavamiento de las bases de apoyo del régimen, la presión
internacional, la docencia social, el acompañamiento a las luchas ciudadanas y
la organización electoral, por citar sólo las más importantes.
Todas
estas modalidades del combate político son complementarias e incluyentes. Unas
son más visibles, públicas y evidentes, otras más propias del trabajo callado y
sin estridencias, y algunas se desarrollan con el menor ruido posible, como
corresponde a quienes enfrentan una dictadura. Pero todas son elementos necesarios
de una misma ecuación, que deben ser combinados y coordinados con adecuada
direccionalidad, de manera inteligente y simultánea.
En
el tablero del modelo fascista que hoy nos explota, también hay varias piezas
de juego. De ellas, hay tres de mayor peso e importancia, y sobre las cuales
descansa su esperanza de ganar el juego. En primer lugar, la represión y el uso
de la fuerza bruta, con los cuales se busca quebrar la capacidad de resistencia
de la gente, y disuadir sus expresiones políticas a punta de miedo. Luego, la
emisión sistemática de mensajes cuyo objetivo es generar desánimo y
desesperanza en la población, a fin de convencerlos que su lucha no tiene
sentido. Y, por último, tratar por todos los medios de romper la Unidad
opositora, que es el mayor activo de las fuerzas democráticas y el principal
obstáculo en el camino del régimen.
En
esta estrategia central de desunión de la Oposición, indispensable para
mantenerse en el poder, el gobierno cuenta con el apoyo –intencional o por
descuido, pero apoyo al fin de cuentas– de algunas personas que han vuelto en
estos días con prédicas que pensábamos ya superadas. Por ejemplo, han
reaparecido, para beneplácito del madurocabellismo, las fábulas de los
opositores “traidores” que negocian la “calle” a cambio de elecciones, el
gastado cuento que hay opositores que sí quieren sacar a Maduro y otros que
sueñan con que se quede, la eterna historia del “ahora o nunca” o de la
“batalla final”, el falso dilema que hay que salir del gobierno primero para poder
hacer elecciones después, o –la guinda de la torta de lo absurdo– que hacer
elecciones regionales es hacerle el favor a Maduro, cuando en verdad es la
elección que más teme, ante la perspectiva cierta de perder el control en casi
todo el territorio nacional, y precipitar su caída.
Esta
colección de febriles historietas, al igual que la enfermiza desconfianza en el
liderazgo democrático, son hijas de la primitiva antipolítica que, entre otras
cosas, nos trajo a Chávez y a su modelo. Creo que llegó la hora de denunciar y
detener esa contaminación militarista de nuestra manera de pensar y concebir la
política, que no sólo demuestra ignorancia o estupidez, sino que se interpone
en el camino de un pueblo dispuesto a lograr su liberación por vías eficaces y
sostenibles.
¿Por
qué está acorralada hoy la dictadura? Porque nadie nos ha sacado de la
estrategia electoral, pacífica y constitucional (esa misma que a algunos les
parecía inacción o entrega), la cual incluye la activación integrada y
coordinada de todas –léase bien, de todas– las piezas y herramientas que
conforman la lucha política.
Salirnos
de allí, volver a los “atajos” o al estéril voluntarismo de las salidas
mágicas, además de ser un error criminal, es el mayor favor que le podemos
hacer a la consolidación y permanencia de la dictadura. Recordemos que el juego
se pierde no sólo cuando el contrincante mueve bien sus piezas, sino cuando
usted mueve mal las suyas.
Angel Oropeza
oropeza@usb.ve
@angeloropeza182
Caracas - Venezuela
Lo felicito. Es un análisis sereno y oportuno que deben leerlo muchos de los impacientes. Comparto 100% esta posición. Lamento que haya todavía gente que no entienda los diferentes lenguajes que se pueden producir y coexistir. Gloria Cuenca.
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